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The Guardian en español

El muelle flotante de EEUU para llevar ayuda a Gaza naufraga por las aguas revueltas y la inseguridad en tierra

Un camino cargado con ayuda humanitaria transita por el muelle flotante construido por EEUU el 19 de mayo de 2024.

Julian Borger

Washington —
30 de junio de 2024 21:56 h

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El muelle flotante construido por el Ejército de Estados Unidos para la distribución de ayuda humanitaria en Gaza ha demostrado su fragilidad ante un mar más agitado de lo previsto y pone en duda el futuro del proyecto de 230 millones de dólares. El muele sólo ha funcionado 12 días desde que comenzó a operar el 17 de mayo. La mayoría de esos días hubo que dejar en la playa la ayuda humanitaria que llegaba vía mar, pues no había camiones para distribuirla a los almacenes en Gaza debido a la inseguridad que reina en la Franja.

El programa se ha quedado muy lejos de las expectativas iniciales. Cuando el presidente Joe Biden lo anunció en su discurso del estado de la Unión el 7 de marzo, dijo que el muelle temporal permitiría “un enorme aumento de la cantidad de ayuda humanitaria que entra en Gaza cada día”. Hicieron falta más de dos meses para construir los dos componentes de esta infraestructura: un muelle flotante anclado a un par de millas náuticas de la costa gazatí y un muelle flotante sujeto a tierra. Alrededor de mil soldados y marineros, y una pequeña flotilla de barcos participaron en la construcción, incluido un buque de apoyo de la Marina Real Británica, el Cardigan Bay, que proporcionó el alojamiento a los involucrados en el proyecto.

Este viernes, una portavoz del Pentágono, Sabrina Singh, ha informado de que el muelle anclado a la costa ha sido retirado “debido a la alta marea” prevista para el fin de semana, y puso en duda que sea reinstalado de nuevo “si no hay suficiente espacio en el patio de almacenamiento”, donde la ayuda humanitaria se viene acumulando. Singh había dicho anteriormente que unas 1.000 toneladas métricas de suministros estaban bloqueadas junto al muelle, en una zona de carga y descarga en la playa, después de que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas suspendiera el transporte tras una misión de rescate de cuatro rehenes de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) el pasado 8 de junio, en la que mataron a 274 palestinos. El PMA afirma que sigue revisando la situación de seguridad, mientras la ayuda espera a ser distribuirla entre los 2,3 millones de personas que pasan hambre en Gaza, bajo las bombas.

Según la portavoz, citada por la Agencia EFE, desde mediados de mayo han llegado “más de 8.831 toneladas métricas de material humanitario a la costa [de Gaza] para su posterior distribución por parte de organizaciones humanitarias” en la Franja.

Un mar embravecido

El mar del Mediterráneo oriental es más bravo de lo que esperaban y el muelle (que el Ejército de Estados Unidos denomina Logística Conjunta en la Costa o JLOTS, por sus siglas en inglés) ha demostrado ser menos resistente de lo que predijeron los planificadores del Pentágono. La infraestructura flotante de JLOTS está diseñada para funcionar, a lo sumo, en condiciones de “mar en estado 3”, lo que implica olas de entre 0,5 y 1,25 metros. Esperaban que resistiera a la primavera y al verano, hasta septiembre, pero quedó fuertemente dañado tras una tormenta el 25 de mayo y desde entonces el mar ha estado más encrespado de lo habitual en esta época.

Después de que lo repararan en el puerto israelí de Ashdod, volvió a estar operativo el 8 de junio, pero solo duró un día antes de que se suspendieran las entregas durante otros dos. El 14 de junio se desmanteló el muelle y lo remolcaron de nuevo hasta Ashdod, como medida de precaución ante las marejadas. Lo volvieron a poner en marcha el miércoles de la semana pasada y, desde entonces, se ha usado para desembarcar 4.160 toneladas de ayuda, pero hay informaciones de que, debido a su vulnerabilidad ante el estado del tiempo y su ubicación en alta mar, podría ser desmantelado para siempre antes de lo previsto, incluso el próximo mes.

“Simplemente calcularon mal”, dice Stephen Morrison, uno de los experimentados vicepresidentes del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales. “No terminaron de entender lo que sucedería a nivel meteorológico… Así que el Departamento de Defensa se retira, humillado de alguna forma”.

El Pentágono reconoce los retos a los que se enfrenta JLOTS, pero niega que se haya tomado ya una decisión sobre su desmantelamiento. “Por ahora, no hemos establecido una fecha final para esta misión, a pesar de lo que dicen algunas informaciones en la prensa sobre el asunto”, dijo el general de división Patrick Ryder la semana pasada.

El muelle estaba pensado como un modo de hacer llegar ayuda al enclave costero devastado y bloqueado, independientemente de Israel, después de que la Administración Biden se frustrara por la falta de acceso de los suministros humanitarios a través de los pasos fronterizos terrestres. La mayoría de los trabajadores humanitarios involucrados en la asistencia de emergencia en Gaza dicen que cualquier ayuda es bienvenida, pero muestran su preocupación al considerar que este espectacular y caro esfuerzo haya desviado la energía y atención de la presión política sobre Israel para que abra por completo los cruces fronterizos a los camiones, ya que esa es de lejos la manera más eficaz de distribuir alimentos.

Falta de seguridad para distribuir y entregar la ayuda

Siaz Issa, jefe de política e investigación de la ONG británica Action Aid, dice que la cantidad de ayuda humanitaria que llega a Gaza ha bajado por debajo de los 100 camiones diarios de media en la primera quincena de junio. Apenas se está distribuyendo ayuda en la Franja por las nefastas condiciones de seguridad. El principal punto de acceso desde Egipto, el paso de Rafah, permanece cerrado desde que las FDI se hicieron con su control el 7 de mayo, al comienzo de una gran ofensiva en la ciudad de Rafah.

Algunos camiones se han redirigido al paso de de Keren Shalom, en el sur de Israel, pero las carreteras que llevan a Gaza desde Keren Shalom han demostrado ser extremadamente peligrosas. “Para los trabajadores humanitarios y para los camiones es inseguro moverse con los continuos bombardeos sobre Gaza”, dice Issa. Las FDI anunciaron “pausas tácticas” el domingo 16 de junio para permitir el paso de convoyes humanitarios en el sur de Gaza, pero el representante de la ONG asegura que no han “notado ninguna diferencia desde que pusieron en marcha estas pausas tácticas”.

La ofensiva del Ejército israelí no es la única amenaza para la entrega de ayuda. Los camiones con ayuda humanitaria en Gaza han sido parados repetidamente por grupos armados, que están haciéndose cada vez más fuertes en las destruidas calles gazatíes mientras la guerra continúa. La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) confió la seguridad de sus convoyes humanitarios a la Policía palestina, pero Israel considera a los policías como miembros del brazo armado de Hamás y, por tanto, como objetivos legítimos. Sin ellos, no hay seguridad.

El Gobierno israelí también rechaza dialogar con la UNRWA, que es con diferencia la mayor organización humanitaria en Gaza. En lugar de contar con esta agencia, la Administración estadounidense convenció al PMA para que distribuyera la comida que llegara al muelle. El PMA no ha respondido a la consulta de The Guardian sobre cuándo podrían reanudarse los convoyes por carretera desde y hacia muelle.

“En cierto modo, se han visto empujados a la palestra por Estados Unidos para ser sus aliados en tierra”, dice Morrison. “No se sentían nada a gusto y eran muy reticentes… Simplemente, no querían verse envueltos en medio de esta locura y la seguridad sobre el terreno es terrible”.

“Estamos profundamente agradecidos por el trabajo de la ONU para hacer llegar ayuda a las personas de Gaza en un entorno cada vez más volátil y peligroso, y apreciamos su dedicación para garantizar la seguridad del personal y de aquellos a quienes intentan llevar la ayuda”, dice un portavoz de la Agencia de Desarrollo Internacional de EEUU. “Seguimos presionando al Gobierno israelí para que facilite el transporte de cargamentos humanitarios por tierra y mar, que acelere las inspecciones, abra todos los accesos y facilite una movilidad segura a los convoyes de ayuda dentro de Gaza para que los trabajadores humanitarios puedan llevar la ayuda directamente y de forma eficaz a todos los que la necesitan en Gaza”, añade.

Con todos los problemas en los pasos fronterizos, Washington se muestra reacio a renunciar por completo al proyecto JLOTS. Un funcionario de la Administración de EEUU afirma que “con la creciente necesidad de ayuda en Gaza, al igual que la extrema inseguridad que está haciendo increíblemente difícil continuar con la distribución de ayuda, especialmente desde Keren Shalom, el muelle resulta un cauce adicional fundamental para la entrega de ayuda”.

Texto traducido por María Torrens Tillack y actualizado por elDiario.es

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