Cuando salió de la cárcel en 2014, Sekou Odinga se sintió como si acabara de aterrizar en un país desconocido. Después de pasar 33 años entre rejas, el exlíder del partido Pantera Negra tuvo que lidiar con un país que no reconocía, una tecnología extraña y unos nietos que nunca había abrazado.
Aunque celebró con su familia y simpatizantes que volvía a ser un hombre libre, Odinga, de 73 años, también siguió pensando en todos aquellos defensores de los derechos humanos que no habían tenido tanta suerte: “Siempre me acompaña la sensación de que no quiero dejar a nadie atrás”.
Sus partidarios se reunieron el pasado fin de semana ante los cines de Nueva York para proporcionar información a los asistentes al estreno de la taquillera película Black Panther, sobre los auténticos Panteras Negras que defendieron las libertades de los negros en los años sesenta y setenta. Algunos de ellos hoy en prisión han luchado durante décadas por conseguir su excarcelación.
La película, que ya es un récord de taquilla, está ambientada en un país ficticio de África y ha recibido muchos elogios por considerarse que su contenido político llega en el momento oportuno.
No obstante, para algunos activistas, la película de Ryan Coogler y el reparto, integrado en su mayor parte por actores negros, es mucho más que una historia que rompe estereotipos en una industria controlada por cineastas blancos.
Esta película afrofuturista ha reabierto el debate y los llamamientos de los abogados, las familias y los defensores de los derechos civiles para que se ponga en libertad a más de una docena de exmiembros del Partido Pantera Negra por la Autodefensa (BPP en sus siglas en inglés), un grupo radical fundado en 1966 en Oakland, California.
“Muchos de ellos están en las peores cárceles y soportando las peores condiciones, y algunos están envejeciendo y tienen problemas de salud”, indica Odinga, que fue condenado por el intento de asesinato de policías en la década de los ochenta.
Su detención se produjo en una época en el que el Gobierno de Estados Unidos impulsó medidas para detener, vigilar y perseguir a los movimientos por el poder negro. “Esta es una oportunidad para explicar a la población quiénes eran los héroes Panteras Negras y las condiciones en las que viven”.
La película, que empieza en Oakland, se ha estrenado meses después de que se supiera que una unidad antiterrorista del FBI había calificado a algunas personas como “extremistas de identidad negra” bajo la afirmación de que los activistas que se defendían de la brutalidad policial representan una amenaza.
Esta idea recuerda al polémico programa de inteligencia del Gobierno conocido como Cointelpro que fue utilizado para vigilar y desestabilizar a los Panteras Negras y otros grupos de izquierdas.
“No estamos ante criminales”
“Tenemos que explicar a la población que esto ocurrió el pasado y que volverá a pasar si no tenemos cuidado”, indica Malkia Cyril, una activista de California cuya madre era una Pantera Negra. Explica que Kamau Sadiki, un ex Pantera Negra que es como un tío para ella, fue condenado por el asesinato de un policía ocurrido décadas antes (1971) y todavía está en la cárcel a pesar de que él asegura que es inocente.
“Necesitamos que la población entienda que no estamos ante criminales que están siendo castigados porque cometieron delitos horrendos; –afirma Cyril– son activistas negros que están siendo castigados por su activismo”.
Aunque los Panteras Negras salieron en las noticias por sus causas penales y sus enfrentamientos con la policía, lo cierto es que cuando el partido se fundó su labor se centraba en organizar “programas de supervivencia” para comunidades negras abandonadas por el Gobierno. Estos programas proporcionaban desayuno a los niños y atención sanitaria, y organizaban escuelas para la “liberación”.
“Levantaron el ánimo de muchas personas”, afirma Ericka Huggins, una exlíder Pantera Negra de Oakland.
Huggins indica que espera que la película difunda este mensaje. Recuerda cuando el exPantera Negra Eddie Conway salió de la cárcel en 2014 después de haber recurrido con éxito su condena por matar a un policía tras pasar 44 años en prisión: “Cuando consiguió atravesar los muros de la cárcel solo mostró amor y pasión”.
“Otros también se merecen una oportunidad”, afirma.
Muchos han mencionado a Mumia Abu-Jamal, un ex Pantera Negra, que fue condenado a muerte por el asesinato de un policía, y a quien un tribunal conmutó su condena por cadena perpetua sin posibilidad de pedir libertad condicional. En la actualidad sigue luchando por su liberación.
Sus abogados llevan mucho tiempo defendiendo su inocencia y afirman que se le negó un juicio justo. Más recientemente han estado luchando para que se le proporcione el tratamiento médico que necesita.
“Mumia siempre está centrado en su labor para liberar a los negros y a todas las personas oprimidas”, indica su abogado Bret Grote. “Es bastante optimista y rebosa energía y vitalidad, y esto es algo que nunca le han podido arrebatar a pesar de todo lo que le han hecho pasar”.
Kietryn Zychal, una escritora y activista de Nebraska, señala que verá la película y prestará atención porque así después podrá contársela tan detalladamente como sea posible a Ed Poindexter, otro miembro del Partido Pantera Negra que sigue en la cárcel. Fue condenado a cadena perpetua por una explosión en la que murió un policía. La condena se basó en el controvertido testimonio de un adolescente.
“Es necesario que se conozca su caso fuera de Nebraska”, indica Zychal.
Monifa Akinwole-Bandele, una activista cuyo padre era miembro del Partido Pantera Negra afirma que a algunos de ellos que siguen en la cárcel, como Herman Bell, se les niega repetidamente la libertad condicional por la presión de los sindicatos policiales.
Indica que espera que el hecho de que la película muestra personajes negros poderosos inspire a los espectadores del mismo modo que el Partido Pantera Negra la inspiró a ella.
“Los adultos que yo admiraba luchaban contra el racismo en Estados Unidos con valentía”, afirma. “Eso tuvo un profundo impacto en mí y en mi visión sobre lo que era posible”.
Traducido por Emma Reverter