Los jóvenes británicos se sienten traicionados por el resultado del referéndum del Brexit
La decisión de Reino Unido de abandonar la Unión Europea ha revelado una profunda brecha generacional y social en el país. Los votantes más jóvenes, urbanos y con mayor nivel educativo parecen haberse opuesto con firmeza al Brexit.
A pesar de la alta participación a nivel nacional, algunas zonas clave analizadas por the Guardian muestran que la participación entre los votantes jóvenes partidarios de la permanencia en la UE parecen no reflejar la importancia histórica de la votación. La edad promedio de cada zona fue el factor más fuerte de predicción de la participación y mostró un patrón habitual: cuanto mayor sea la media de edad de una zona, más probable es que tenga una participación alta.
“La gente joven ha votado por seguir en Europa por un margen considerable, pero ha perdido”, afirma el líder liberal demócrata, Tim Farron. “Votaron por su futuro, pero se lo han quitado”. “No me entra en la cabeza lo que está ocurriendo en Reino Unido”, dice el presentador de televisión James Corden. “Lo siento mucho por la juventud británica. Me temo que hoy os han dejado tirados”.
En su discurso de la victoria en la sede de la campaña por el Brexit Vote Leave, Boris Johnson ha reconocido los miedos de muchos votantes jóvenes, especialmente a las restricciones a la libertad de movimiento: “Quiero dirigirme directamente a los millones de personas que no votaron por este resultado, especialmente a los jóvenes, que pueden tener la sensación de que esta decisión implica de alguna manera alzar el puente levadizo, porque creo que es todo lo contrario”, ha afirmado. “No podemos dar la espalda a Europa, somos parte de Europa, nuestros hijos y nietos seguirán teniendo un futuro maravilloso como europeos. Está en la esencia de nuestra apuesta que los jóvenes de este país puedan mirar adelante, hacia un futuro más seguro y más próspero, si recuperamos el control democrático”.
No se registra la edad de los votantes, pero en las zonas urbanas en las que la media de edad es igual o menor a 35 años, los datos de la comisión electoral muestran un apoyo abrumador a la continuidad en la Unión Europea. Esto se da especialmente en los distritos londinenses de Lambeth, Hackney y Harringey, donde el promedio de edad está entre los 31 y los 33 años y donde la permanencia en la UE obtuvo más del 75% de los votos.
Oxford y Cambridge, los ayuntamientos con el mayor porcentaje de jóvenes de entre 18 y 25 años, también se convirtieron en bastiones de la continuidad en Europa, al igual que Tower Hamlets (en la zona este de Londres), que tiene la mayor proporción de ciudadanos de entre 21 y 30 años. Según la encuesta de YouGov anterior al resultado del referéndum, el 64% de los menores de 25 manifestó querer que Reino Unido siguiera en la UE. Con una esperanza de vida de 90 años para esa generación, a los votantes más jóvenes les quedan aproximadamente ocho décadas más de vida, en comparación con los votantes que más apoyaron el Brexit: los mayores de 65.
Los votantes con titulación universitaria optaron en masa por la permanencia, lo que también da una indicación del volumen de apoyo a la UE entre la generación más joven, ya que el 40% de los ciudadanos de 21 años tienen educación superior, frente al 7% de los de 60 años.
Michael Sani, del movimiento de votantes jóvenes Bite the Ballot, que registró a cientos de miles de personas en el periodo previo al referéndum, dice que comprende el sentimiento de desamparo e ira entre la generación más joven, pero señala que en la participación influyó la dirección de ambas campañas. “Si nadie te ilusiona, acabas marginado, dividido y con miedo”, afirma. “Esta generación es muy apasionada, se preocupa mucho por los problemas, pero no tiene poder para usar los medios de comunicación para hacerse oír y lograr un cambio real. Las dos campañas han sido un desastre a la hora de ocuparse de problemas tan complejos”.
No obstante, Sani asegura que aún hay oportunidades de convertir en prioridad los asuntos que preocupan a la generación más joven durante las negociaciones del Brexit. “Lo que tiene que hacer la gente ahora si está enfadada es aprovechar ese sentimiento. Las negociaciones aún están por llegar y los jóvenes tienen que implicarse si no quieren que se los coman una vez más”.
James Slom, del Centro de Política Europea de Royal Holloway, de la Universidad de Londres, apunta que la división entre los votantes más jóvenes y los más mayores ha sido más decisiva que la brecha entre territorios o la socioeconómica. “En los esfuerzos para promover el voto joven, nadábamos contracorriente”, afirma. Ambos bandos han mostrado “una indiferencia asombrosa” hacia los votantes de menor edad. “Dada la tendencia de décadas de baja participación electoral entre los jóvenes, esto fue tan esperado como molesto”.
Slom explica también que el sistema de registro individual de votantes tiene su parte de culpa en los problemas de participación. Más de un millón de personas no se registraron para votar y el número de nuevos votantes que lograron registrarse cayó un 40%. Los tiempos, además, fueron “totalmente indiferentes al hecho de que el referéndum tendría lugar durante las vacaciones de verano universitarias”. Slom indica que las entrevistas en los campus confirmaron la preocupación de que los jóvenes estarían fuera u olvidarían volver a registrarse en un lugar diferente al de su domicilio durante el curso académico.
Una encuesta para The Times en el festival musical de Glastonbury ha señalado que en torno al 22% de los jóvenes que estaban de fiesta ahí no votaron y el 65% de estos ha asegurado que tenían intención de votar por la permanencia pero no consiguió hacerlo a tiempo, lo que equivale a unos 15.000 votos.
Slom también expone que los medios no han reflejado con precisión la brecha generacional en su cobertura del voto joven. Pone como ejemplo el programa de debate en la BBC Question Time dedicado en Glasgow a los que tienen entre 18 y 29 años a finales de mayo. “Los invitados pro y antiBrexit estaban repartidos al 50%. En otras palabras, al intentar ofrecer un equilibrio, la BBC estaba dando una visión distorsionada de esta generación proUE”.
Más de 200 jóvenes, a los que se pidió que comentaran el resultado en the Guardian, enviaron por email sus opiniones en los primeros 30 minutos, expresando su malestar por la tendencia en la votación y el miedo por la libertad de movimiento (dentro de la UE) y por sus empleos.
Kirsten Dutton, estudiante de doctorado de 25 años y de Newcastle, dijo que estaba preocupada por la financiación de la investigación científica: “Los científicos reciben muy poca financiación en Reino Unido y dependen mucho de la colaboración de la UE. No me sorprendería que en los próximos años la investigación británica sufre una caída porque la gente, prefiere irse y trabajar en otro sitio. No me imagino quedándome aquí si mi trabajo no es valorado y cada día es una lucha para conseguir fondos”.
Zainabb Hull, licenciada de 23 años de Londres, dice que el voto significa “más desazón, más inestabilidad. También soy una mujer de color. Este resultado confirma mis miedos. El que la gente no vea a mi familia como personas, como seres humanos. No son bienvenidos aquí por ser un producto de la inmigración, y yo tampoco lo soy”.
En las primeras horas tras el fin del escrutinio, había muchos jóvenes enfurecidos de 16 y 17 años, que votaron en el referéndum de Escocia pero que no pudieron hacerlo ahora. La estudiante de Políticas Erin Minogue dice que siente que su futuro ha quedado totalmente transformado: “No pude votar en lo que es quizá la decisión política más importante que haya tomado el pueblo británico por ser irreversible. Mi futuro ha cambiado. No tendré las ventajas que tuvieron mis padres y su generación, como la libertad de movimiento entre países de la UE”.
La estudiante Madeline Gomes, de 16 años, dice que está “completamente decepcionada con mi país y lo que han hecho con mi futuro. Pero sobre todo tengo miedo. Estoy aterrorizada”.