¿Cómo trabajar con 45 grados?: así lo intentan en el Golfo Pérsico
Los países árabes del Golfo han adoptado en los pasados años normas para limitar el impacto del calor en los sectores más expuestos, como la construcción, aunque en muchos casos se consideran tardías e insuficientes para evitar la muerte y el sufrimiento de los trabajadores. En las ricas monarquías petroleras de esta región, los migrantes son muchas veces explotados y no tienen derecho a asistencia médica, ni al descanso ni a presentar una queja o denuncia.
Las primeras reformas para mejorar su situación fueron introducidas por Qatar y alabadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que participó en 2019 en el estudio más amplio realizado hasta el momento sobre el estrés térmico, el cual sirvió de base para mejorar la legislación laboral.
Para ese estudio, se monitorearon más de 5.000 trabajadores –4.000 de ellos en uno de los sitios de construcción del Mundial de Fútbol de Qatar 2022– y entre las conclusiones destaca que no hay diferencias raciales o étnicas a la hora de soportar el calor, “a pesar de las ideas equivocadas comunes” sobre ello.
Qatar, ¿un ejemplo?
La OIT organizó la semana pasada en Doha una conferencia internacional sobre el denominado “estrés térmico ocupacional” y los retos y riesgos que supone trabajar en un planeta cada vez más caluroso. Ante representantes de gobiernos y empresarios árabes, el ministro de Trabajo de Qatar, Ali bin Samikh Al Marri, afirmó que su país “ha asumido un papel de liderazgo en la protección de los trabajadores contra el estrés térmico laboral, adoptando uno de los primeros planes del mundo para mitigar sus efectos sobre la productividad de los trabajadores”.
Qatar podría acoger un “centro de excelencia” de estrés térmico para que otros países de la región sigan sus pasos, según la agencia de noticias Reuters. Un portavoz del Gobierno qatarí, consultado por elDiario.es, no quiso hacer declaraciones acerca de ese centro ni del papel de Qatar como ejemplo a nivel regional e internacional, y remitió a los informes de la OIT sobre los progresos en materia laboral hechos por el país anfitrión de la Copa del Mundo –acontecimiento que sirvió para poner el foco en los abusos que sufren los trabajadores migrantes en este país–.
El jefe de la oficina de la OIT en Doha, Max Tuñón, explica a elDiario.es que en Qatar “hay ganas no solo de investigar, sino de usar los resultados para mejorar la legislación”. “Ahora mismo hay una ley bastante detallada sobre el estrés térmico y esto puede ser compartido porque ya podemos ver el impacto positivo de la aplicación de las normas en Qatar”, dice.
El Gobierno aprobó en mayo de 2021 una nueva ley que prohíbe trabajar al aire libre entre las 10.00 de la mañana y las 15.30 de la tarde, desde el 1 de junio hasta el 15 de septiembre.
Esa norma, que sustituye una anterior de 2007, amplía una hora cada día la prohibición de trabajar bajo el sol y extiende un mes el periodo de verano que, al igual que ocurre en muchas otras partes del mundo, comienza antes y termina más tarde. Además, prohíbe desarrollar todos los trabajos cuando la temperatura de globo húmedo –que tiene en cuenta también la humedad y otros factores atmosféricos como la radiación solar– supere los 32,1 grados. Según el índice WBGT, superada esa barrera, las condiciones atmosféricas son peligrosas y corresponderían a una alerta roja.
Después de la entrada en vigor de esa ley, los casos relacionados con el estrés térmico atendidos en clínicas de la Media Luna Roja Qatarí disminuyeron: 351 en el verano de 2022, comparado con 620 en 2021 y más de 1.500 en 2020, según datos de la OIT. En un informe de octubre de 2022, la organización afirmó que “existe la necesidad de fortalecer continuamente las medidas para garantizar la implementación efectiva de la ley”, con inspecciones de trabajo, que el año pasado detectaron 463 infracciones en las horas más calurosas.
“Hay algunas lecciones que los países de la zona pueden aprender de Qatar, porque tienen mercados laborales parecidos, pero no se puede aplicar a otros sectores en otras regiones”, dice Tuñón, aunque agrega que las evidencias y los resultados que ha obtenido Qatar sí pueden ser exportados. “Hay elementos universales, por ejemplo, como asegurar la hidratación adecuada de los trabajadores” que, según el estudio de 2019, deben tomar unos tres vasos de agua cada hora y el equivalente a una cuchara sopera de sal a lo largo de su jornada. “Las soluciones tienen que estar adaptadas a las realidades locales y no pueden venir solo de los gobiernos, sino que debe haber un diálogo social entre instituciones, empresas y empleados para asegurar que esas soluciones sean adecuadas no sólo a nivel nacional sino para cada sector y empresa”, destaca el jefe de la OIT en Doha.
Otro ejemplo que aporta Tuñón: Qatar actualizó su legislación para prohibir el uso de motocicletas en las horas más cálidas y que los repartidores no estén expuestos al sol. “La legislación de Qatar puede inspirar a otros países de la región y más allá, y también espero que podamos seguir avanzando en Qatar y seguir mejorando la legislación aquí”.
El Golfo, un lugar peligroso para los trabajadores
Arabia Saudí, con una extensa superficie de desierto y grandes proyectos de construcción públicos y privados, también introdujo en 2021 la prohibición de trabajar al mediodía en verano, pero ese periodo empieza el 15 de junio y el parón es entre las 12:00 y las 15:00 de la tarde –esto es, dos semanas en total y dos horas y media cada día menos que en Qatar. Además, en el reino petrolero, los trabajadores del sector energético y de mantenimiento de emergencia están excluidos de esa prohibición, dejando en manos de las empresas la adopción de medidas concretas.
En la conferencia de Doha, el presidente del ente que reúne a los Comités Laborales de Arabia Saudí señaló que las “pruebas convincentes de la comunidad científica mundial” deben servir de base para desarrollar la legislación. “Ahora necesitamos acciones concretas para proteger la seguridad, la salud y el bienestar de los trabajadores”, dijo.
Sin embargo, los países árabes del Golfo han sido acusados por las ONG y organismos internacionales de no salvaguardar el bienestar de los trabajadores, en concreto de los migrantes – en varios países sigue vigente el sistema de tutela o “kafala” que, en la práctica, somete al empleado a la voluntad del empleador y es aún peor en el caso de las trabajadoras domésticas, en muchas ocasiones internas y más expuestas a los abusos, incluidos los sexuales.
Según la alianza “Signos vitales”, integrada por varias ONG que trabajan a favor de los derechos de los trabajadores asiáticos en el Golfo Pérsico, unos 10.000 trabajadores habrían perdido la vida cada año, entre 2015 y 2021, en los seis países petroleros más ricos de esta región (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait, Omán y Bahrein).
Los datos recogidos en un informe de 2022 “solo reflejan el alcance del problema y no es exagerado”, afirma a elDiario.es Nick McGeehan, cofundador de FairSquare, ONG que supervisa el proyecto “Signos vitales”. La cifra de fallecidos solo incluye a ciudadanos de India, Paquistán, Bangladesh, Nepal y Filipinas, y la mitad serían indios, detalla. “Hay varios factores de riesgo para su salud física y mental, uno de ellos es el calor y la humedad: podemos medirlo claramente y sabemos que no están protegidos adecuadamente frente a este factor”, denuncia McGeehan.
“Sin duda es uno de los factores que contribuye significativamente, pero no podemos decir cuántas muertes causa porque no hay investigaciones suficientes” al respecto. De hecho, según revela el estudio, una de cada dos muertes es achacada a causas naturales o a un paro cardíaco en los certificados oficiales, sin especificar qué provoca el paro o el fallecimiento. Además, algunos países del Golfo revelan poca o ninguna información al respecto, como Arabia Saudí que, a pesar de ser el que emplea a más personas, no publica datos de mortalidad. Según el Ministerio de Exteriores de India, más de 12.500 nacionales fallecieron en el reino árabe entre 2015 y 2019.
“Enfermedades que pueden ser tratadas se convierten en peligrosas porque los trabajadores no tienen acceso rápido a asistencia médica”, explica McGeehan. “Los países del Golfo tienen sistemas de salud excelentes y rápidos, pero están diseñados solo para la población local. Los migrantes muchas veces no pueden acudir, porque su empleador no les da permiso o no les cubre la asistencia sanitaria, y esta situación empeorará con la obligatoriedad de contar con un seguro privado en varios países del Golfo”.
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