Steve Ballmer debe andar bastante ocioso desde que hace apenas unos meses abandonara su labor como CEO en Microsoft, ya que ni corto ni perezoso parece haber cerrado un trato con Donal Sterling, multimillonario dueño de Los Ángeles Clippers expulsado de por vida de la NBA por sus comentarios racistas, a fin de comprar todo el equipo por 2.000 millones de dólares.
De confirmarse estaríamos ante la venta más grande producida en el mundo del deporte en Estados Unidos, superando en mucho los 550 millones que se pagaron por los Milwaukee Bucks, aunque eso sí, una comisión especial de la NBA tendrá que autorizar la transición antes de que esta se lleve a cabo.
Sí, repetimos, 2.000 millones de dólares se quiere gastar Ballmer en comprar un equipo de baloncesto. Quizás si hubiese invertido ese mismo dinero en alguna de sus sonadas apuestas personales cuando era jefe de Microsoft, como en las tabletas Surface, ahora estas no serían un absoluto y rotundo fracaso.