Al menos 40 peregrinos, entre ellos mujeres y niños, han muerto y otros 46 se encuentran heridos de distinta consideración, como consecuencia de un atentado suicida perpetrado a la altura de Iskandaria, al sur de Bagdad, y en medio de un amplio grupo de fieles que se dirigían a la ciudad santa chií de Kerbala para participar en una de las más importantes ceremonias religiosas de su confesión, el festival de Arbail, según un nuevo balance de la Policía.
Este atentado tiene lugar horas después de que otros tres peregrinos fallecieran y otros 36 resultaran heridos en Bagdad a causa de una explosión y del asalto posterior realizado por un grupo de hombres armados.
Por su parte, el Ejército estadounidense precisó que el ataque de Iskandaria tuvo lugar en una autopista de dos sentidas que se encuentra cerca de una zona residencial por la que han pasado más de 42.000 peregrinos desde el principio del día de hoy.
El atentado ha tenido lugar a pesar del incremento de las medidas de seguridad ante la inminencia del Arbain, festejo en el que se conmemora el fin de los 40 días de luto establecidos tras la Ashura -que recuerda la muerte del nieto de Mahoma en el año 680-. Los peregrinos son especialmente vulnerables a estos atentados ya que prefieren caminar hasta Kerbala, que se encuentra a 110 kilómetros al sur de Bagdad, porque creen que el esfuerzo físico les proporcionará una mayor recompensa espiritual.
Esta decisión les convierte en blancos fáciles para ataques como el perpetrado esta mañana en Bagdad, que se cobró la vida de al menos tres peregrinos tras la explosión a su paso de una bomba de carretera y un asalto posterior con armas ligeras, que provocó además 36 heridos.
El jefe de Policía de Kerbala, general Raad Shakir, informó de que al menos 40.000 efectivos de seguridad entre policías y soldados, junto con tanques y vehículos de contención han hecho acto de presencia en la ciudad santa para impedir actos violentos. Además, se ha prohibido la circulación de transporte público en un radio de 25 kilómetros desde la ciudad, mientras 600 agentes femeninas han recibido el encargo de registrar a las mujeres por si llevan explosivos o armas encima.