“El año que viene nada de ir al Giro, vendré al Tour para ganar”, afirmó tajantemente Alberto nada más terminar la última etapa de la carrera francesa en los Campos Elíseos, algo que sonó como una primera conclusión tras su primera derrota en una carrera de las grandes en las siete últimas disputadas.
El Tour que consagró al veterano australiano Cadel Evans y relegó al segundo puesto por tercer año consecutivo al luxemburgués Andy Schleck, ofreció a Alberto Contador una quinta plaza que ni en los peores sueños su hubiera imaginado el ciclista madrileño, programado por y para ganar.
¿Qué ha sucedido para no haber estado en la posición que le correspondía como favorito número uno?. Las primeras soluciones no tardaron en llegar. El propio Contador empezó la reconquista del Tour 2012 mientras miraba con cierta envidia el podio que ha ocupado en su primer escalón en tres ocasiones. “El año que viene nada de ir al Giro. La carrera más importante es el Tour y voy a volver para ganar”, señaló.
Un reconocimiento de la excesiva factura que le pasó la carrera italiana, en la que se impuso por segunda vez, con absoluta superioridad y exhibiciones para el recuerdo, como el ascenso al Etna, por ejemplo.
A expensas de enfrentarse al puerto más difícil de la temporada, la audiencia del Tribunal de arbitraje (TAS) que debe juzgar a primeros de agosto su caso de presunto positivo por clembuterol, Contador ya tiene un apartado para corregir en la planificación de la próxima temporada.
Un aspecto que no debe desmerecer la actuación de sus rivales en el Tour de Francia. Cadel Evans, austero y fiel a su estilo, estuvo más fuerte que nunca y supo aprovechar sus bazas. Y Andy Schleck, con la experiencia de tres segundos puestos, se vio favorecido por las caídas de Contador.
Aunque no aprovechó sus opciones en Pirineos junto a su hermano Frank, hizo una hazaña inolvidable en el Galibier antes de sacar a relucir sus miserias en la cronometrada de Grenoble.
Nadie sabe qué hubiese ocurrido si Contador se libra en la primera etapa del infortunio de verse implicado en la caída masiva del primer día, que le supuso un golpe en la rodilla y 1.20 minutos de retraso. Entró en la dinámica del peligro, con otros dos accidentes en sucesivas etapas.
Contador achacó un rendimiento a la lesión en la rodilla, que le impedía desarrollar su pedaleo habitual. En Pirineos no atacó nunca y en los Alpes llegó su hundimiento en el Galibier, el día que probó el sabor amargo de verse descolgado del grupo de favoritos. Su golpe de orgullo al día siguiente en la etapa del Alpe D'Huez no arregló lo irremediable. No iba a ser su año en el Tour.
El esfuerzo del Giro, las caídas, los rivales. Argumentos para el estudio. Pero antes, otra “vuelta” se abre ante los ojos de Alberto Contador. Otra etapa con final en la cima TAS. Serán los jueces del máximo organismo de arbitraje los que decidan sobre un asunto que se ha alargado un año. De ellos dependerá el inicio de la reconquista.