Fue un susto con final feliz. El pasado mes de mayo, una corza se estaba ahogando en el agua, en un canal de Alfaro, cuando unos paseantes la vieron y avisaron al 112. Los guardas forestales del centro de la Fombera llegaron a tiempo de salvarla de una muerte segura y pudieron rescatarla y dejarla en libertad. Sin embargo, no todos los animales que caen al agua corren la misma suerte.
Y es que, como relata a Rioja2 el responsable del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Fombera, Ignacio Gámez, es habitual que caigan animales a canales de riego y que no puedan salir. Los canales se convierten en una trampa mortal para corzos, jabalíes, ciervos o incluso tejones, zorros u ovejas, ya que no suelen contar con suficientes rampas para que estos animales puedan salir.
“A veces colocan una rampa cada dos kilómetros, pero estos animales no pueden nadar esa distancia. Los canales deberían tener más rampas para evitar este problema, se les debería exigir cuando se construyen”. Ocurre lo mismo, explica Gámez, “cuando algunos animales entran en la autopista y luego no pueden salir porque no hay suficientes salidas para ellos”.
Qué hacer si encontramos un animal malherido
Es importante saber que La Fombera es el único centro que puede recoger animales silvestres. Cuenta con cuatro técnicos y con un servicio veterinario externo para desplazarse, recoger y rehabilitar animales.
“Las lesiones son muy diversas, desde un polluelo al que hay que alimentar hasta que crezca y pueda volar, hasta un ave electrocutada o con un ala amputada”
Con cierta frecuencia los ciudadanos podemos encontrar animales silvestres accidentados o crías que parecen extraviadas. Normalmente intentamos resolver por nuestros propios medios estas situaciones, pero es más aconsejable recurrir a este centro porque los animales pueden necesitar conocimientos profesionales o medios más específicos.
Instrucciones si nos encontramos con un animal en problemas
Por tanto, lo más aconsejable siempre es llamar al 112. Un técnico se desplazará hasta el lugar donde hemos encontrado el animal y, si este no tiene una lesión importante, lo liberará. Si no, lo traslada al hospital de fauna, donde ingresan más de 500 animales al año (551 en 2018).
La mayor parte de ellos, el 80%, son aves, ya que son fácilmente visibles por el observador y presentan un mayor número de especies que otros grupos. Y entre las aves, la mitad son rapaces y muchas de ellas cigüeñas que se caen del nido. Le siguen los mamíferos y los reptiles.
El mayor número de ingresos se concentra en el verano, especialmente durante los meses de julio y agosto. En esta época se desarrolla el periodo más crítico para la vida de los individuos jóvenes y fundamentalmente para las aves. Además, coincide que en agosto se abre durante unos días el periodo de caza de la media veda, lo que incrementa el número de animales heridos por arma de fuego.
“Las lesiones son muy diversas, desde un polluelo al que hay que alimentar hasta que crezca y pueda volar, hasta un ave electrocutada o con un ala amputada”, explica Gámez, quien subraya que el 60% de los animales rescatados son curados y liberados (324 en 2018). Además el pasado año a un 20% (122) se le tuvo que practicar la eutanasia de forma irremediable porque no podía vivir, mientras que a un 17% (95) no se le pudo mantener con vida y un 2% (10) fue cedido a un zoo o un centro de este tipo para que pueda seguir viviendo en cautividad.
La próxima vez que pasees por el campo o incluso en la ciudad veas a un animal en problemas, no olvides que la mejor ayuda será llamar al 112 y dejar a los expertos que actúen lo antes posible para ayudar a esa polluelo, cigüeña o corzo.