El colista desquicia a una descompuesta UDL

Rioja2

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“Que está alterado y fuera de sí o ha perdido la tranquilidad o la paciencia”. Así define la DRAE al vocablo desquiciado. En palabras de Rafa Berges, sus jugadores estuvieron desquiciados ante el Zamudio. Si los futbolistas están alterados, mal asunto. Si están fuera de sí, mejor apostar por otros. Si han perdido la tranquilidad a estas alturas del campeonato, algo falla. Si ya no tienen paciencia, apaga y vámonos.

Lo grave quizá no resida en el estado en el que se encuentra, que también, sino en la solución que ofrece el técnico cordobés: ganar. Claro que la siguiente cuestión es saber cómo se hace eso cuando recibes en Las Gaunas, un feudo cuyos puntos están manteniendo a flote a los blanquirrojos, a un colista que sólo había sumado un punto en sus anteriores desplazamientos y eres incapaz de hacerlo. Pero no pasa nada, la UDL se encarga de hacer amigos, de ayudar a todos los rivales que están por debajo suyo en la clasificación -los riojanos son decimoquintos con 29 puntos-.

Sería reaccionario culpar a Miguel -es obligado reconocer cuántos puntos de los 30 han sido gracias a sus paradas- de unas tablas que el Zamudio peleó en buena lid ante un rival que, al menos, supo reaccionar con el marcador adverso para que Amelibia, a la salida de un córner botado por Muneta, rectificara el graver error del capitán y diera un punto más a una UDL que tiene que asumir cuál es su objetivo -va siendo hora que lo haga-.

DUDAS EN LAS DOS ÁREAS

Ansiedad, precipitación... está muy bien decirlo pero para llegar a eso hay que dar muestras de que tienes ambición, hambre por hacerte con cada balón, por intentar proponer, por agobiar a tu oponente. Cierto que la mente hay veces que no atiende a razones y que cuando se bloquea lo hace hasta sus últimas consecuencias. Por si fuera poco, la dudas en la zaga persisten. Amelibia salía en detrimento de Pazó en aras de que el central vasco aportara intensidad, anticipación, agresividad. Dio igual. En casi la primera jugada Caneda cede atrás y Julen Iriarte, un exblanquirrojo, se queda ante Miguel. Por si no se habían recuperado, nuevo ejercicio de desasjuste defensivo a la salida de un córner y Lozano remata.

Por fortuna, fueron dos sustos que se quedaron ahí. Había que reaccionar ante un Zamudio que apeló al orden, a juntar las líneas y a salir a la contra con espacios. Suficiente para que la UDL se fuera del supuesto plan inicial, que pasaba por elaborar, jugar por dentro y después dar amplitud a su juego, pisar área, centrar y, finalmente, rematar. Las imprecisiones fueron constantes, la ausencia de ritmo y velocidad en las combinaciones, también. Los extremos -Titi y Traver intercambiaron su posición mediado el primer tiempo- no gozaban de pelotas francas y cuando lo hacían estaban obtusos en saber dónde poner el cuero. Una vez más, la sensación de peligro llegaba a balón parado, aunque no se estuvo fino a la hora de permitir el remate con un primer envío defectuoso.

Juanfran -la grada no lo quiere, como evidenció desaprobando que los dos únicos reemplazados fueran Traver y Titi- demostró, pese a la confianza que tiene depositada Berges en él, que no es el delantero que, a día de hoy, necesita este equipo. Porque le falta ritmo competitivo o por lo que sea, no aporta lo que demanda esta UDL. Ni se apoya, ni se desmarca en ruptura para gozar de ventaja, ni remata a portería... A los '9' se les mira por el número de goles -aún no se ha estrenado- pero el preparador cordobés confía en su trabajo -tampoco es que sea un dechado de intensidad defensiva-.

Pero si el sevillano está en el punto de mira, el juego colectivo tampoco transmite buenos pálpitos. Adrián León y César Remón parecen jugadores menores. El cántabro y el logroñés quieren, pero no pueden. Ni con balón ni sin él. En el caso del zurdo la llegada de su nueva pareja en la medular le ha quitado presencia, protagonismo. El ex del UCAM Murcia acapara juego, está acostumbrado a ello, pero aquí cuesta que lleve la manija durante muchos minutos -cuestión de ritmo competitivo, algo parecido a lo que le puede suceder a Traver-. En el centro del campo se cocinan los encuentros y esta UDL está a años luz de ofrecer esa pausa y calma que requiere una situación delicada, en lo deportivo, como la actual.

Muneta debería ser ese hombre, ese jugador que aporta la visión y claridad. Lo hace, muestra detalles, como ese balón -con 1-1- por encima del central que dejaba a Juanfran dentro del área con todo a favor pero en el que el sevillano se dejó comer la tostada por el central que llegó antes que el ariete. Sin embargo, para que el vasco se guste necesita compañía, alguien con quien asociarse, comprobar que se comprende su fútbol. Y, sobre todo, continuidad en las acciones. Quizá si Muneta acaparara más protagonismo, los extremos también lo harían.

BLOQUEO ANTE LO ESPERADO

Es una suposición para un equipo que se aturulla, que se bloquea ante el desfase entre el objetivo inicial -fase de ascenso- y el del presente -la salvación-. La cuestión que queda en el aire es saber si los futbolistas que componen la actual plantilla de la UDL conocen lo que hay que hacer para arrimar el hombro, para dejar de escudarse en el aspecto mental y dar, de verdad no de boca, un puñetazo encima de la mesa.

Quizá haya que dejarse de esteticismo, de la propuesta, del romanticismo por el fútbol y haya que apostar por lo práctico, por sacar no a los más talentosos o en los que más confianza se deposita, sino en los que se lo curran en los entrenamientos, los que están en mejor estado de forma, los más fiables para mantener la concentración -quizá el tema de compromiso haya que empezar a sacarlo a la palestra-, los que no se esconden cuando las cosas van mal... Aspectos que contagien optimismo, sacrificio, lucha y no dejadez, pasotismo, duda, indiferencia.

El Zamudio, pese a ser último, es consciente de su situación, trata de apretar los dientes y de no mostrar sus debilidades, que las tiene. Hace lo que puede y en Las Gaunas hizo lo que debía ante un oponente al que le pudo el miedo. Porque Rafa Berges ya sabía lo que iba a hacer el conjunto vizcaíno. Larrazabal presionando hasta provocar el fallo de Miguel es quizá el sinónimo del cuadro vizcaíno: pelear, correr y presionar. La UDL no sabe ni lo que quiere, ni lo que es, ni qué va buscar en Lezama. Hubo reacción, empate a los diez minutos, y Muneta acarició la cruceta además de asistir a un poco útil Juanfran. Faltó la continuidad y que el Zamudio no creyera incluso en el triunfo con un presencia en los minutos finales en campo blanquirrojo. ¿Desquiciados? Habrá que tomar medidas para que ese estado no se acuse ante el filial del Athletic, un contrincante que le dio un baile a la UDL y se llevó cinco de Las Gaunas.

FICHA TÉCNICA

UD Logroñés: Miguel; Luca Ferrone, Caneda, Amelibia, Paredes; César Remón, Adrián León; Titi (Fran Pastor, min. 83), Muneta, Traver (Marcos André, min. 54); y Juanfran.

Zamudio: Barandiaran; Xabi Franco, Etxaniz, Celador, Garmendia; De Eguino (De Gregorio, min. 81); Urcelay, Barahona, Lozano (Huidobro, min. 57), Urigüen; y Julen Iriarte (Larrazabal, min. 39).

Goles: 0-1, min. 64: Larrazabal. 1-1, min. 74: Amelibia.

Árbitro: José Emilio Sánchez Aparicio (Comité Catalán). Amonestó a los locales Paredes (min. 11) y Titi (min. 30) y a los visitantes Julen Iriarte (min. 19) y Urcelay (min. 30).

Incidencias: 2.308 espectadores en Las Gaunas, según informó el club organizador.