¿Han adivinado ya de qué vamos a hablar esta semana? La Rioja es la tierra por excelencia del vino, pero otras muchas sorpresas nos deparan aquí, entre ellas el enorme vocabulario que recorre las calles de sus pueblos y ciudades. Desde Grañón hasta Alfaro pasando por Nájera, Albelda o Murillo, en todos los pueblos riojanos corren entre las gentes oriundas determinadas palabras que saliendo o sin salir de sus fronteras se convierten en su seña de identidad. En el Rincón de esta semana vamos a hablar de algunas de estas palabras, de estos términos que nos hacen a todos los que procedemos de esta tierra únicos y excepcionales.
Empezaré por explicar las frases con las que abríamos este artículo. La palabra “salchucho” aparece recogida en el Diccionario de la Real Academia como propia de Álava, Navarra y La Rioja, con el significado de 'estropicio'. José María Pastor Blanco, en su Tesoro léxico de las hablas riojanas sitúa este término en pueblos como Alfaro, Arnedo, Ortigosa o Calahorra, aunque también se puede escuchar en pueblos serranos como Anguiano. El verbo alcanzar, pese a que aparece en el el DRAE con numerosos significados, el utilizado en esta ocasión hace referencia a 'ocurrírsele algo a a alguien'. La expresión “afeque” es una interjección utilizada para denotar extrañeza o disgusto, tal como explica José María Pastor en su Tesoro. En esta ocasión, esta expresión no está recogida en nuestro libro de cabecera. Por último, el verbo “aunecer”, que tampoco aparece recogido en el DRAE, significa, según Pastor 'cundir, dar de sí, aumentar de volumen', y se supone propio de la mayor parte de los pueblos de la geografía riojana.
Buceando entre los libros dedicados a recopilar las voces riojanas encontramos el verbo “cancar”, con la acepción de 'morir' recogido en el Tesoro y como propio de Pradejon, Hornos de Moncalvillo y Ollauri. Una voz típica y tópica en La Rioja es el término “chiguita” o “chiguito”, haciendo referencia a una persona joven. En pueblos como Albelda, Anguiano, Entrena o Navarrete es normal que los mayores del lugar pregunten a un niño: “y tú chiguito, ¿de quién eres?” para preguntar de qué rama familiar es descendiente.
¿Sabían que el verbo “empipar” es riojano? El DRAE recoge esta voz y la sitúa en Chile, Perú y Puerto Rico, sin embargo Pastor en su Tesoro lo documenta en pueblos riojanos como Cervera, Cornago o Santo Domingo de la Calzada.
Si caminan por zonas campestres de Arnedo, Cornago, Tricio o Viniegra de Abajo y alguien exclama: “Mira, un hardacho” no echen a correr ni se suban a la copa de un árbol, tan sólo se trata de una lagartija de gran tamaño. En Diccionario de la Real Academia recoge la variante gardacho con el mismo significado, pero la sitúa en zonas de Álava y Navarra. Si lo que gritas es: “cuidado, limaco” será una tímida babosa la que deambule por las cercanías. El DRAE recoge esta voz con dicho significado, sin embargo Pastor lo atestigua como riojano en su Tesoro situándolo en lugares como Calahorra, Entrena o Castilseco. A lo largo de la geografía española se pueden observar multitud de variantes de este término, como limarco o limarzo en Aragón, o llimaco en Asturias.
Si de excursión por un pueblo serrano se encuentran con un vecino del lugar y les señala un “lombillo” le estará mostrando una 'loma de pequeño tamaño'. Corominas afirma que esta voz es un derivado de “loma” y este del portugués “lomba”. Este término, encontrado en el pueblo de los zancos, ha conservado el grupo -mb- de la voz antigua, a la que se ha sumado el sufijo -illo.
Les voy a contar ahora, queridos lectores, una voz con la que me topé hablando con el abuelo de una amiga. Contándonos aventuras de jovenzuelo llegó a aquella anécdota en la que su padre le recitaba una adivinanza para animar a los pequeños a guardar el trigo. Decía algo así como “fui a pasar, me la timbé, cuanto más le metía más tiesa se ponía”, la solución “la talega”. El DRAE recoge esta voz como 'saco o bolsa ancha y corta, de lienzo basto, que sirve para guardar las cosas', sin embargo el tono pícaro con el que el abuelillo contaba la historia me hizo sospechar en una connotación más picante, haciendo referencia a las partes pudendas masculinas.
Para terminar este Rincón dedicado a los riojanos, hablaremos de los nombres que reciben los oriundos de determinados pueblos, esos gentilicios que tanto llaman la atención a los turistas que vienen de visita a nuestra comunidad. Empezaremos por los “troncheros”, ¿saben ustedes de dónde son? Pues según el Tesoro de Pastor son los oriundos de Ribafrecha, aquel pueblo donde desapareció el alcalde y nunca más se supo. El término “jarrero” se aplica a los naturales de Haro. Sobre el origen de este nombre se barajan en Internet diferentes teorías, aunque por su destacada fama en vino, nos hemos decantado por aquella que dice que se refiere a la costumbre de beber el vino en jarras pequeñas, en jarritas. Los “caracoleros” son, según Pastor, los naturales de Entrena o de Tricio, suponemos que por ello le viene la tradición a estos últimos de las carreras de caracoles en sus fiestas veraniegas. El sustantivo zarrio aparece en el DRAE en una de sus acepciones con el significado de 'harapo, pingajo', sin embargo es por este nombre por el que se conoce a los oriundos de Anguiano, tal como se recoge en el Tesoro Léxico. Además, en este pueblo hacen distinciones entre los habitantes que viven en uno u otro barrio, pues para el que no lo sepa Anguiano tiene tres barrios diferenciados, llamando a los que viven en Cuevas “covachines”.
Y hasta aquí nuestro Rincón de esta semana. Sabemos que no hemos puesto todas las voces riojanas que pululan por nuestros pueblos, puesto que son muchísimas, pero animamos a nuestros lectores para que nos envíen todas aquellas palabras que conozcan de procedencia riojana así como el lugar en el que las hayan escuchado. Seguro que damos con voces peculiares y únicas.