Los expertos recomiendan consumir salmón entre una y tres veces a la semana, lo que equivaldría a 2-3 gramos de ácidos omega-3 semanales. Su alto contenido en este ácido graso poliinsaturado resulta especialmente beneficioso para la salud cardiovascular, lo que ha motivado la firma de un acuerdo de colaboración entre la Fundación Española del Corazón (FEC) y el Consejo de Productos del Mar de Noruega, Norge, en el marco del “Programa PASFEC. Alimentación y Salud” de la FEC. El consumo de salmón es aconsejable para la población general y es especialmente recomendable para pacientes con problemas de corazón, así como para mujeres embarazadas, en periodo de lactancia y durante la infancia debido a su contenido en grasas poliinsaturadas, sobre todo de la serie omega-3.
Según explicó Eduardo de Teresa, presidente de la FEC, hay tres mecanismos principales involucrados en el beneficio de los omega-3: “su efecto antiinflamatorio, su efecto antitrombótico y su acción antiarrítmica, por lo que recomendamos una dieta rica con alimentos con ácidos grasos omega-3, como es el pescado azul para la prevención de las enfermedades cardiovasculares”.
El salmón noruego cumple a la perfección los requisitos nutricionales del pescado azul puesto que es rico en ácidos omega-3. La cantidad recomendable de omega-3 oscila entre 2 y 3 gramos semanales, lo que equivale a ingerir entre una y tres raciones semanales de pescado azul.
A pesar de todos sus beneficios y propiedades, el consumo de este tipo de pescado azul se ve mermado por la falsa creencia de su elevado aporte calórico, cuando sólo “aporta alrededor de 140 calorías por 100 gramos”, afirmó Belén Castro, experta en nutrición del “Programa PASFEC. Alimentación y Salud” de la FEC.
La riqueza en grasa del salmón hace que contenga cantidades considerables de algunas vitaminas liposolubles como la A (que contribuye al mantenimiento, crecimiento y reparación de las mucosas, piel y otros tejidos del cuerpo) y la D (que regula los niveles de calcio en la sangre y favorece la absorción y fijación de este mineral en los huesos).
BACALAO
También existen otros tipos de pescado, como el bacalao, que destacan por su escaso contenido graso, lo que lo convierte en un alimento perfecto en las dietas de adelgazamiento.
El bacalao seco y en salazón conserva todas sus propiedades nutritivas y su aporte en proteínas y lípidos es incluso mayor que el del bacalao fresco. Por esto, “su consumo no es recomendable en personas con problemas de hipertensión o con tendencia a retener líquidos, a pesar de que en el desalado pierde la mayor parte del sodio que contiene”, señala Belén Castro.
“El bacalao aporta una gran cantidad de proteínas de alto valor biológico y es rico en vitaminas del tipo A, E, B1, B2, B3, B6 y C, y en minerales como el potasio, el fósforo, el sodio, el calcio y el magnesio”, concluye la experta en nutrición.
Los cardiólogos recuerdan que la alimentación y el ejercicio físico son dos de los pilares sobre los que se asienta el control de alguno de los principales factores de riesgo —obesidad, colesterol e hipertensión— de las enfermedades cardiovasculares.