Unas 60 personas migrantes han sido liberadas de un chalet de Villamediana en el que se encontraban hacinados en condiciones infrahumanas. Estas personas, la mayoría procedentes del norte de África, habían venido a La Rioja para trabajar en la vendimia y estaban siendo explotados laboralmente.
La operación “Espasmo” se ha saldado con tres personas detenidas, los dos intermediarios entre estos trabajadores y los viticultores de los viñedos en los que trabajaban y la persona que había okupado el chalé en el que se encontraban, que era propiedad de una entidad bancaria. Han sido detenidos como presuntos autoras, en diferentes grados de participación, de delitos contra los derechos de los trabajadores, lesiones y omisión del deber de socorro.
Los tres detenidos presuntamente sometían a condiciones de explotación a alrededor de 60 temporeros extranjeros en situación de extrema vulnerabilidad. Los migrantes, algunos de ellos en situación irregular, vivían en condiciones insalubres bajo la constante amenaza de perder su único sustento.
La vivienda carecía de una higiene y una ventilación adecuadas y los trabajadores debían pagar entre 120 y 140 euros al mes por dormir en colchones en el suelo. Los agentes también descubrieron que uno de los habitantes de la vivienda, un ciudadano procedente de Senegal, había sido atropellado y agredido por negarse a trabajar en la vendimia por seis euros diarios.
Operación Espasmo
La Operación Espasmo se puso en marcha a finales de septiembre después de que se tuviera conocimiento de que un temporero había sido obligado por su contratante a vivir en una vivienda en Villamediana, durante la temporada de la vendimia.
La gravedad de los hechos llevó a organizar un operativo de vigilancia en el inmueble, un chalet propiedad de una entidad bancaria y ocupado ilegalmente. Durante la operación, los agentes observaron que varias furgonetas salían del inmueble cada mañana cargadas de temporeros, para trasladarlos a varias viñas situadas en Briñas, Logroño y también viñedos de Álava y Navarra. Los guardias civiles comprobaron que los vehículos realizaban paradas estratégicas y que adoptaban medidas de seguridad para evitar ser seguidos. El portavoz de la Guardia Civil ha explicado que los viticultores para los que trabajaban no tenían constancia de esta situación y algunos de ellos han declarado que estaban pagando a los intermediarios incluso por encima del convenio, que establece un salaria de 13,5 euros por hora.
Para verificar la situación laboral de los temporeros, los agentes identificaron a los conductores y ocupantes de las furgonetas y registraron el chalet, donde llegaban a pernoctar cerca de 60 trabajadores, la mayoría procedentes del norte de África, 15 de ellos en situación irregular.
Una vez informados de sus derechos laborales, 17 de los temporeros denunciaron las precarias condiciones en las que vivían y trabajaban. Revelaron que cobraban solo ocho euros por hora, que trabajaban jornadas de nueve horas, con un descanso de apenas quince minutos, y que debían pagar cuatro euros diarios por el transporte a las viñas, además de entre 120 y 140 euros mensuales por el alojamiento. También debían abonar las bombonas de butano para cocinar, lo que agravaba aún más su precaria situación.
Una vez recogidas las correspondientes denuncias, se procedió a la detención de los implicados, a la instrucción de las diligencias y actualmente se encuentran a la espera de pasar a disposición de la autoridad judicial de los detenidos.