Renunciar, conciliar, no llegar, organizar, agobiarse, criar, cuidar, trabajar, disfrutar, programar, vivir… Son verbos que comenzamos a conjugar a diario, siempre en primera persona, cuando nos convertimos en madres.
Aunque el peso de la maternidad lo sentimos incluso mucho antes. Cuando nos preguntan en una entrevista de trabajo si tenemos hijos, si queremos tenerlos o simplemente si tenemos pareja, o cuando nos juzgan porque se nos va a pasar el arroz si no los tenemos.
Queremos conciliar para poder tener hijos, disfrutarlos y poder seguir desarrollándonos profesionalmente. Pero también para poder cuidarnos y disfrutarnos e incluso para seguir disfrutando de momentos como lo hacíamos antes.
Sin embargo la tarea sea hace cuesta arriba porque, en la práctica, ser madres nos penaliza. De todas las mujeres asalariadas, el 25% trabajan a tiempo parcial. En el caso de los hombres la cifra no supera el 7%.
Las excedencias para el cuidado de familiares, principalmente hijos e hijas, también son cosa nuestra. El 93% las solicitan las mujeres.
Es nuestra la carga mental y también la sensación continua de culpa por no estar al 100% ni en el trabajo ni en casa. ¿Por qué la maternidad nos plantea un freno en nuestras carreras y la paternidad no lo hace? ¿Por qué acuñamos de forma totalmente coloquial el término mala madre?
Aumentar la familia puede suponer renunciar a muchas cosas pero serán menos si se reparten en ambas direcciones.
Femenino Plural: Conciliadas
Arrancan las vacaciones de verano y con ellas se multiplican las dificultadas para conciliar. Por ello, en el cuarto episodio de Femenino Plural hemos querido profundizar en este cuestión y cómo afecta mayoritariamente a las mujeres. En Tomamos la Palabra hablamos con María Navarro de la Asociación de Familias Monoparentales de La Rioja y con Luisa Márquez, de la Federación de AMPAS.
En Mujeres que cuentan entrevistamos a la directora general de Igualdad, Emilia Fernández, para hablar de conciliación pero sobre todo de corresponsabilidad y conocer con ella las medidas que está impulsando el Gobierno de La Rioja en este sentido.
¿Sabes por qué un tramo del Ebro se llama “La Guillerma”? Es en honor a Guillerma Ubis, una emprendedora que dio luz a Logroño, una empresaria que rompió el techo de cristal cuando este todavía no tenía nombre.