La antología de relatos “Hiroshima, Truman” de Ediciones Irreverentes reflexiona acerca de la brutalidad humana y la fragilidad de la vida a través de 22 relatos para recordar la masacre que sufrió Japón tras el lanzamiento de bombas atómicas por parte de Estados Unidos a Hiroshima y Nagasaki, un ataque que acabó con más de 200.000 vidas.
Estos textos, creados por varios escritores procedentes de España, Uruguay, Colombia, Chile y Honduras, y encabezados por los escritores uruguayos Jorge Majfud y Eduardo Galeano, pretenden revivir uno de los pasajes más violentos de la historia bajo la perspectiva de una serie de historias particulares.
Miguel Ángel de Rus, director de Ediciones Irreverentes y autor de uno de los relatos, ha señalado este viernes en la presentación del libro que no se trata de una “obra política”, ni se habla de bandos o de quién es el culpable. “Los autores se meten en el alma de las personas que vivieron ese ataque para mostrar las distintas situaciones que pudieron vivir los habitantes”, explica.
Por ello, este volumen es un “mapa de sentimientos y actitudes” escrito no por expertos en la cultura y la idiosincrasia japonesa, sino por autores “capaces de recopilar sensaciones compartidas”, universales e inherentes al ser humano.
Uno de los autores de esta antología, Francisco Legaz, ha indicado que en su relato, “Arroz con pescado en Hiroshima”, se cuenta la historia de una mujer de familia, y en ella se observan todos los elementos que rodean su intimidad. Este ambiente tan íntimo le sirve como marco para contar cómo vive el día que la bomba explota en Hiroshima, cuando su marido aún no ha llegado a casa.
Según indica Legaz, la cultura japonesa es casi incomprensible para Occidente y, en particular, para España. Los sentimientos “se reprimen” por respeto a los demás, incluso en los momentos más dolorosos, algo alejado del “resto del mundo” y que, a su juicio, es resultado de un “experimento sociológico como resultado de su aislamiento”.
Otro de las historias que aparecen en “Hiroshima, Truman” es “Akiki”, de Julio Fernández. En él, un hombre que está a punto de morir recuerda la violencia con la que un día quitó las alas a una mosca. De Rus señala que, además, otros relatos abordan cómo los dioses “debaten sus visiones estelares acerca de las masacres humanas”.
La “delicadeza” de estos textos y el sentimiento “poético” de sus autores contribuyen a llegar a una lectura “más cruda” de esa realidad, señala De Rus. Por ello, en este volumen apenas se encuentran relatos realistas, sino que los escritores juegan con el simbolismo, la dimensión onírica y los sentimientos para abordar “las almas” y no “los hechos”.