Interior acerca al País Vasco a once presos de ETA, varios desde la cárcel de Logroño

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La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, ha comunicado el acercamiento a cárceles del País Vasco de otros once presos de ETA, entre los que figuran Harriet Iragui Gurruchaga --actualmente en Logroño--, uno de los terroristas que fue condenado por la secuencia de atentados etarras que mató en Andalucía a José Martín Carpena, Luis Portero García y Antonio Muñoz Cariñanos.

Otro de los presos etarras trasladado en esta nueva tanda es Andoni Otegi Eraso, que dejará el centro penitenciario de Logroño para ir a otro que designe el Gobierno Vasco, competente en la materia tras la transferencia del Ejecutivo central. Se trata de uno de los internos de la banda terrorista que ha participado en los encuentros restaurativos confidenciales junto a víctimas.

Suma más de mil años de condena, según ha recordado la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), por delitos como el asesinato del concejal de UPN José Javier Múgica Astibia en 2001 y el cometido contra la casa-cuartel de Santa Pola en 2002, que acabo con las vidas de Cecilio Gallego Alaminos y la niña Silvia Martínez Santiago.

El de Santa Pola es uno de los atentados que sigue bajo investigación para identificar a los autores intelectuales. Recientemente un informe de la Guardia Civil señaló a seis exjefes etarras y la Audiencia Nacional impuso medidas cautelares a Mikel Antza y Ramón Sagarzazu, 'Ramontxo', por la muerte de este ciudadano de 57 años y de la niña de seis años.

La menor, hija de un agente de la Guardia Civil, fue homenajeada a título póstumo el 29 de septiembre con la medalla de la asociación Dignidad y Justicia. Como autor material del coche bomba frente a la casa-cuartel de Santa Pola fue condenado Andoni Otegi Eraso, 'Iosu', y su compañero de comando Óscar Celarain Ortiz, 'Peio'.

Otegi Eraso ingresó en prisión el 17 de octubre de 2008 y cumple una condena acumulada de 30 años por asesinatos, asesinatos en grado de tentativa, estragos, depósito de armas, robo y falsificación. Cumplirá las 3/4 partes de la condena en abril de 2031, según ha informado Instituciones Penitenciarias.

Según el organismo dependiente del Ministerio del Interior, otro de los etarras acercados al País Vasco --desde la cárcel de Dueñas-- es Martín Sarasola Oyarzabal, condenado por el atentado que costó la vida a los ciudadanos ecuatorianos Diego Armado Estacio y Carlos Alonso Palate por el coche bomba en la T-4 de Madrid-Barajas en 2006.

También figura Harriet Iragui Gurruchaga --actualmente en Logroño--, uno de los terroristas que fue condenado por la secuencia de atentados etarras que mató en Andalucía a José Martín Carpena, Luis Portero García y Antonio Muñoz Cariñanos.

Asier Arzalluz Goñi dejará la prisión de Logroño para ir a otra del País Vasco. Cumple condena por matar a los guardias civiles Irene Fernández Perea y José Ángel de Jesús Encinas, así como por el asesinato de Máximo Casado Carrera y tratar de matar al diputado socialista Eduardo Madina, una acción criminal perpetrada por otro de los etarras beneficiados: Iker Olabarrieta Colorado.

Entre los terroristas acercados consta también Julen Atxurra Egurola, condenado a 32 años por su participación en el secuestro de José Antonio Ortega Lara o matar a un policía en 1986, así como Beñat Aguinagalde Ugartemendía, en su caso por los asesinatos de Isaías Carrasco en 2008 y de Ignacio Uría un año más tarde.

Lo mismo ocurre con Gurutz Aguirresarobe Pagola, autor del atentado que acabó la vida de Joseba Pagazaurtundua en 2003, o Beatriz Etxebarría Caballero, que cumple condena por los atentados contra el brigada Luis Conde de la Cruz y el policía nacional Eduardo Antonio Puelles García.

Entre los acercados a cárceles vascas están también dos terroristas entregadas por Francia. Se trata de Itziar Moreno Martínez e Iratxe Sorzabal, esta última exjefa etarra en prisión provisional condenada por el doble atentado en 1996 en Gijón en una farmacia y el Palacio de Justicia. Interior ha decidido su traslado a la espera de que la sentencia sea firme.