La economía española entró en recesión en el cuarto trimestre del 2008, tras caer un 1,1% en tasa intertrimestral y después de registrar dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, según el último boletín económico del Banco de España.
En tasa interanual la economía cayó un 0,8% entre septiembre y diciembre, como consecuencia, sobre todo, de una reducción de la demanda nacional que no pudo ser compensada por la demanda exterior neta. Con este cierre de año, la economía creció en el conjunto de 2008 un 1,1%, cifra que, según la entidad emisora, representa una “sustancial desaceleración” en comparación con la cifra registrada en año anterior (3,7%).
La cifra dada para el conjunto del año es inferior a la que planteó el vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, este mismo mes cuando presentó el nuevo Programa de Estabilidad Presupuestaria y anunció un incrementó del PIB del 1,2% en el conjunto de 2008 y una contracción del 1,6% en 2009.
La entidad gobernada por Miguel Ángel Fernández Ordóñez asegura que la economía española ha experimentado a lo largo de 2008 “un ajuste muy severo”, agravado por la prolongada situación de inestabilidad en los mercados financieros internacionales, que está generando un “intenso debilitamiento” de la actividad económica mundial, una acusada pérdida de confianza y un endurecimiento de las condiciones de financiación del sector privado.
Además, señala que el deterioro de la actividad se está trasladando “con rapidez e intensidad” al empleo que, según el Banco de España, está actuando como uno de los principales canales de propagación del ajuste hacia el resto de la economía, amplificando sus efectos sobre los planes de gasto. No obstante, considera que cabe esperar que la traslación de las bajadas de tipos de interés, el abaratamiento del crudo, el descenso de la inflación, el efecto de las medidas expansivas adoptadas y la eventual superación de las tensiones financieras suministren “algunos elementos de alivio” de las tendencias contractivas.
Aún así, la entidad emisora cree “difícil” pensar que el sector exterior pueda compensar “significativamente” la intensidad del ajuste de la demanda interna, por lo que señala la “gran trascendencia” de avanzar en las reformas apropiadas para mejorar la situación del mercado de trabajo, fomentar el “necesario relevo” entre ramas productivas, aumentar la productividad a largo plazo y recuperar la trayectoria de expansión del producto potencial.
Según el Banco de España, el “pronunciado declive” del ritmo de crecimiento a lo largo de 2008 se produjo como consecuencia de la “intensa ralentización” de la demanda nacional, que registró una tasa de avance promedio del 0,4%, frente al 4,2% registrado en 2007, como consecuencia del debilitamiento de todos sus componentes, excepto del consumo público, que mantuvo registros similares a los del año previo.
Destacaron, sin duda, la “fuerte corrección” de la inversión residencial, con una caída cercana al 10% y el “rápido ajuste” del consumo, que en la segunda mitad del año experimentó crecimientos “prácticamente nulos o incluso negativos”. Por su parte, la demanda exterior neta tuvo una contribución positiva al crecimiento del PIB del 0,7%, algo que no se producía desde 1997, frente a la tasa negativa del 0,8% que registró en 2007.
EL CONSUMO, EL DATO MÁS NEGATIVO
En este contexto, el Banco de España señala que el gasto de los hogares experimentó una “contracción más intensa” en el cuarto trimestre que en el trimestre precedente y se redujo en una tasa interanual algo superior al 1,5%, por lo que, en el conjunto del año, resultó ser el componente de la demanda interna que más contribuyó a la desaceleración del PIB, por encima de la inversión residencial.
El consumo se vio afectado por el clima de desconfianza inducido por las convulsiones de los mercados financieros y por el empeoramiento de las perspectivas macroeconómicas generales, aunque la destrucción de empleo y el endurecimiento de las condiciones de financiación también contribuyeron a retraer las decisiones de gasto de los consumidores, amortiguando los efectos expansivos sobre la renta disponible. Así, se produjo una “rápida recuperación” de la tasa de ahorro de los hogares, que se elevó en el tercer trimestre al 11,9%, gracias también a la notable recuperación de la renta que permitió la deducción de 400 euros en la segunda mitad del año.
Por otro lado, el Banco de España asegura que la inversión residencial se vio “especialmente influida” por el efecto contractivo del endurecimiento de las condiciones de financiación y el clima de incertidumbre, así como la trayectoria descendente de los precios de la vivienda. Así, la oferta inmobiliaria se fue ajustando a lo largo de 2008 a la caída de la demanda residencial, dando lugar a una contracción adicional que podría haber alcanzado el 20% en el último trimestre del año.
Asimismo, se intensificó el retroceso de la inversión empresarial en el cuarto trimestre y la inversión en bienes de equipo mostró una contracción “notablemente más intensa” que en el trimestre anterior, superior al 7% en tasa interanual. La inversión en otras construcciones comenzó a mostrar registros igualmente negativos. La financiación ajena de las sociedades no financieras también continuó desacelerándose, hasta alcanzar en noviembre una tasa de crecimiento próxima al 8%, frente al 17% del año anterior.
FRENAZO DEL GASTO
Por el lado de la oferta, el supervisor financiero asegura que “el frenazo del gasto” repercutió en todas las ramas de actividad, aunque en mayor medida en las ramas industriales y en la construcción, así como en el ritmo de generación de empleo, que registró un “acusado deterioro”, hasta el punto de entrar en la fase de reducción neta de puestos de trabajo en el tercer trimestre, una fase que se intensificó en los últimos meses del año, hasta situar la tasa de paro en una media del 11,3% en 2008.
En este sentido, señala que el empleo “acentuó” su ajuste en el cuarto trimestre, con una contracción de la ocupación cercana al 3% “muy acusada” en el sector de la construcción, pero que también alcanzó “tasas muy negativas” en la industria y afectó, por primera vez en esta fase de ajuste, a las ramas de los servicios de mercado.
Sin embargo, la temporalidad cayó hasta el 27,9% en el cuarto trimestre, reflejando así el mayor impacto de los ajustes de plantilla sobre el empleo temporal, mientras que los costes laborales aumentaron significativamente a lo largo de 2008, como consecuencia de un incremento medio de las tarifas salariales y del impacto de las cláusulas de salvaguarda de la inflación. En concreto, la remuneración por asalariado creció a un ritmo del 4,7%, más de un punto y medio por encima de 2007.
LOS PRECIOS SEGUIRÁN MODERÁNDOSE
En cuanto a los precios, el Banco de España recuerda que la tasa media se situó en el conjunto del año en el 4,1%, por encima del valor medio del año anterior (2,8%), a pesar de que en la segunda parte del año mostró un perfil de “rápida desaceleración”, hasta alcanzar en diciembre el 1,4% en tasa interanual, la cifra más baja desde 1998 y de que el diferencial con la UE fue negativo.
De cara al futuro, asegura que la tendencia previsible de la inflación para los próximos meses augura crecimientos más moderados de los precios hasta los meses centrales del 2009 cuando se deshagan los efectos base de las alzas de los precios del petróleo de la primera mitad de 2008, aunque dentro de una trayectoria más general de contención de precios, apoyada por la propia atonía de la demanda.