La mayoría de la Enfermería riojana está a favor de que se regule la eutanasia y el suicidio médicamente asistido. Se trata de dos temas de actualidad y de vital importancia que afectan a la profesión de Enfermería tanto como personas, como profesionales, ha indicado el Colegio, en una nota de prensa.
Una encuesta online a todos los colegiados
Pero es en esta segunda faceta en la que el Colegio de Enfermería riojano ha creído conveniente realizar “una encuesta para recabar la opinión de todas las enfermeras y enfermeros riojanos a fin de trasladar a la sociedad nuestra posición, teniendo en cuenta que si bien no nos corresponderá, a buen seguro, decidir su aplicación, con toda seguridad participaremos en la ejecución de estas decisiones. Será entonces cuando cobren especial relevancia aspectos como nuestra participación en mayor o menor grado y sobre todo el derecho a ejercer la objeción de conciencia”, ha indicado Pedro Vidal, presidente de los colegiados riojanos.
Por todo ello el Colegio de Enfermería ha realizado entre sus colegiados, en los meses de marzo y abril, una encuesta online, en la que se ha planteado un estudio riguroso. Por ello, para alcanzar todas las garantías metodológicas y legales, se ha encargado de su realización a la empresa Análisis e Investigación, que por su trayectoria asegura plenamente la fiabilidad del estudio y la confidencialidad y protección de los datos de los participantes.
Partiendo de estas definiciones del documento Atención Médica al final de la vida: conceptos y definiciones de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) y la Organización Médica Colegial (OMC), respectivamente, se entiende por eutanasia, “la provocación intencionada de la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada o terminal, a petición expresa de ésta, y en un contexto médico”. Mientras que por suicidio médicamente asistido es “la ayuda médica para la realización de un suicidio, ante la solicitud de un enfermo, proporcionándole los fármacos necesarios para que él mismo se los administre”.
Recogidas y tabuladas todas las respuestas que ofrecieron las enfermeras riojanas se ha podido concluir que la práctica totalidad de los profesionales está de acuerdo en que todas las personas deberían tener acceso a la asistencia sanitaria para una muerte sin dolor.
Además, el 88 por ciento piensa que cada persona puede escoger cómo y cuándo debe morir, y el 84 por ciento piensa que es mejor el fallecimiento que no tener una buena calidad de vida.
El grado de acuerdo con todas las cuestiones es bastante similar independientemente de los colectivos de colegiados analizados.
Las mayores diferencias de opinión se dan en la libertad de decidir cómo y cuándo se quiere morir, donde los más jóvenes (menores de 40 años) están más de acuerdo, así como los enfermeros que trabajan en atención hospitalaria.
El 81 por ciento de los enfermeros de La Rioja cree que toda la sociedad debe participar en el debate sobre la eutanasia, frente al 19 por ciento, que piensa que sólo el personal sanitario debería tener voz en este debate. No hay diferencia por grupos de sexo, edad, ámbito de ejercicio o experiencia con pacientes terminales.
La razón principal que se considera que lleva a una persona a pedir terminar con si vida es el miedo a perder la autonomía física y depender de otros, sentir un gran dolor y miedo a perder las capacidades cognitivas. Al analizar la totalidad de razones cuando se escogen varias, las que toman peso son: sentirse una carga económica, miedo al dolor futuro y sentirse deprimido/a.
Por grupos, los hombres consideran en mayor medida que el perder la autonomía física es una razón para la eutanasia. Las mayores diferencias se dan por edad, donde los menores de 40 años creen más que la mediana edad (41-60) que el dolor físico y ser una carga económica están entre las razones, mientras que los más mayores dan más importancia a la agonía y sufrimiento y a todas las razones listadas, frente al resto de grupos de edad.
El grado de acuerdo con que la eutanasia debería existir de forma regulada por ley es mayor que con el suicidio médicamente asistido, posiblemente porque es más seguro para el paciente que sea un profesional sanitario quien aplique la muerte asistida.
Más de 8 de cada 10 enfermeros riojanos declara que la ley debería permitir y regular la aplicación de la eutanasia, mientras que algo menos del 10 por ciento cree que no. No hay diferencias significativas en la opinión por grupos, si bien hay algo más de desacuerdo con la regulación por parte de los hombres, y la mediana edad (41-60) respecto a los más jóvenes y más mayores.
Casi 7 de cada 10 enfermeros riojanos apoyan, en mayor o menor medida, el suicidio médicamente asistido, mientras que 2 de cada 10 se muestra contrario a él. Encontramos un nivel significativamente mayor de oposición al suicidio asistido entre los hombres, y también niveles mayores entre los enfermeros de mayor edad (más de 61), y los profesionales de atención hospitalaria.
Casi un tercio de los enfermeros de La Rioja piensan que cualquier profesional del ámbito sanitario podría aplicar la eutanasia al paciente. Y cerca de otro tercio cree que cualquiera (médico, profesional sanitario, persona cercana al paciente) podría aplicarla, mientras que el 25 por ciento cree que sólo un médico debería realizar tal acción.
La gran mayoría de los enfermeros riojanos está a favor de la objeción de conciencia respecto a la aplicación en su práctica profesional de la eutanasia o el suicidio médicamente asistido, aunque solamente una cuarta parte la solicitaría.
La amplia mayoría de los enfermeros cree que deberían tener derecho por ley a negarse a aplicar la eutanasia. Los que no tratan con pacientes terminales habitualmente muestran algo más de acuerdo con esta afirmación. Hay un nivel algo mayor de rechazo a que negarse a aplicar la eutanasia sea un derecho entre los hombres, los enfermeros más jóvenes, y los que trabajan en atención hospitalaria.
6 de cada 10 enfermeros creen que no solicitarían la objeción de conciencia, mientras un cuarto de los encuestados cree que sí lo haría. Los menores de 40 y los enfermeros de atención hospitalaria creen que lo solicitarían menos que otras edades o lugares de trabajo. Además, los enfermeros que tienen trato frecuente con pacientes terminales también lo solicitarían menos.
La encuesta se realizó entre los días 17 de marzo y 8 de abril de 2019, a enfermeros y enfermeras colegiados en La Rioja, a través de entrevistas online.
La encuesta se remitió a todos los colegiados de los que se disponía de correo electrónico (1.971), siendo respondida por 540 profesionales, lo que representa una tasa de respuesta muy alta, del 27,4 por ciento, explicada por la relevancia y actualidad del tema y por tener al Colegio Oficial de Enfermería como promotor.