Sin duda, el fenómeno del pop, rock y otras formas musicales, internacionales o locales (como pueden ser las tonadilleras) tienen una gran fuerza social. Mueven masas y grandes cantidades de dinero. Así pues, esta es la Música de nuestro tiempo, mientras que a la denominada música clásica cabría calificarla de la “otra música”.
Ambas músicas nos conmueven y emocionan. Pero por caminos muy diferentes: la “otra música”, la clásica, exige un esfuerzo personal previo para comprenderla, y a partir de ahí nos abrimos a las emociones y a su disfrute.
La música de masas nos llega de forma más directa, se apoya en la escenografía, en el marketing.
El proceso de creación de ambas, también es diferente: La música de masas se crea a partir de una letra y una melodía (el autor silba la canción) que es transformada (los arreglos) por equipos técnico–musicales, más o menos potentes.
La “otra música”, la clásica, suele ser la creación de una persona que se apoya en su capacidad, en su talento y en su larga formación académica.
El hecho musical tiene manifestaciones muy diferenciadas: La “otra música”, la clásica, permanece en las partituras y toma forma a través de los intérpretes.
El creador, con su presencia en escena y sus montajes, da vida a la música de masas. Después de él, sólo queda la discografía.
Un consejo para quien considere que la “otra música”, la clásica, es aburrida: acudan a un concierto de “clásica” (en la actualidad, en muchos lugares de España se ofrecen conciertos de “clásica” y programan de orquestas y conjuntos de calidad). Su experiencia será inolvidable. Y si repiten, disfrutarán de los matices que cada interpretación aporta a la música. A partir de ahí, lograrán una gran profundidad e intensidad emocional con la música, de cualquier tipo que sea.
Los grandes de la música de masas, también han pasado por la formación académica rigurosa, y esto aflora en su música. Descubrirlo es un asunto personal, enriquecedor.
Jackson, ABBA, U2, Beethoven, Bach, Mozart, Haydn, Ravel. Todos son importantes y todos nos llegan y emocionan..., si tenemos el espíritu abierto.