La alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, ha expuesto los detalles del proyecto de smart city que se está impulsando en Logroño en el diario La Información y que cambia radicalmente la forma de compartir información con los ciudadanos.
La smart city, o ciudad inteligente, consiste en aplicar las tecnologías de la información y de la comunicación para aumentar la calidad de vida de los ciudadanos. En Logroño, va a suponer la centralización de servicios como el 010, los servicios de control de tráfico, el transporte público y el alumbrado.
Para Gamarra, los datos son “el petróleo del siglo XXI” y detrás de los datos “se encuentra el rápido desarrollo de todas las industrias digitales, así como las oportunidades de negocio y las profesiones que han nacido con ellos y las que nacerán. Pero eso sí, a diferencia del petróleo, estamos ante una materia prima inagotable que está brindando oportunidades para las personas y organizaciones públicas y privadas que estamos entendiendo el nuevo paradigma y que sabemos trabajar en él”.
Estos cambios suponen “nuevas reglas del juego de la gestión pública y de la política”, ya que se puede compartir todo tipo de datos con los ciudadanos para que pueda ser analizada y reutilizada.
Se consigue así, según Gamarra, más transparencia y la promoción de la innovación y la actividad empresarial en torno a los datos y a las ciudades como “laboratorios reales”.
Como ejemplo de Smart City, se refiere a la posibilidad de publicar datos como índices de contaminación, de reciclaje, de iluminación, horarios de transporte urbano, la meteorología, el aparcamiento etc... Eso sí, advierte de la importancia de saber qué hacer con esos datos. Además de ser públicos, deben ser útiles.
Asimismo, se pregunta si los ayuntamientos están abriendo los datos lo antes posible, en formatos adecuados y con licencias que puedan ser utilizadas libremente y también si son capaces de trabajar con datos externos, para lo que es necesario un modelo de colaboración. Por último, Gamarra también reflexiona sobre si somos conscientes de la utilidad real de los datos urbanos como activo económico.
“Está claro que las ciudades ya no somos solo un territorio, un espacio delimitado y definido por sus límites administrativos; las ciudades, además de código postal, tenemos código digital”