España se ha incorporado en la ultima década a la adopción internacional, apareciendo como un fenómeno social de incremento casi exponencial, de tal forma, que en el año 2004 se situó como la segunda nación del mundo en número absoluto de adopciones internacionales, por detrás de Estados Unidos (y primero en tasa de adopciones por numero de habitantes). Según datos actuales del Ministerio de Educación, Deporte y Política Social, desde 1997 hasta el año 2007 se han adoptado 37.582 menores de países extranjeros en España.
La pobreza va unida a mala higiene, infecciones, mala nutrición y retraso de desarrollo, carencia de vacunas que previenen importantes enfermedades, mal control de embarazo y parto, entre otros problemas. Pero, además, a esto se une el factor del abandono afectivo que podría causar problemas emocionales o de relación y falta de estímulo para su desarrollo psico-motor. Todos estos temas se debaten el Seminario sobre adopción internacional, bajo el marco del XXIII Congreso Nacional de la SEPEAP.
“Sin embargo, por otro lado, estos niños sufren un ”cribado“ antes de ser dados en adopción que limita en general la posibilidad de graves patologías, a diferencia de los niños biológicos”, comenta el Dr. Jesús García Pérez, miembro de SEPEAP, y uno de los participantes en el Seminario.
Entre las más frecuentes (25%), están el retraso leve en el desarrollo de peso y talla, la anemia, problemas dermatológicos banales, problemas de alimentación o en el sueño, debido a varias razones entre las que destacan: los lugares donde han vivido, la falta de estímulos afectivos, carencia de vacunas o infestaciones por parásitos.
Mucho menos habituales serían una malnutrición o un retraso de talla de mayor grado, aproximadamente entre un 5 y un 25%. También en este grupo se incluirían los trastornos leves de conducta como falta de atención, impulsividad o deficiente adaptación social, problemas buco-dentales, de oído o infecciones leves.
Muy raramente, en alrededor del 2%, aparecen problemas de mayor gravedad como la malnutrición o el déficit de talla severos, alteraciones endocrinas, Hepatitis A, B o C, hemoglobinopatías, raquitismo, y más infecciones crónicas o con posible repercusión futura (TBC, sífilis congénita, toxoplasmosis, paludismo, enfermedad de Chagas, parásitos tropicales y en algún caso puntual VIH o malformaciones congénitas).
También en este grupo aparecen otro tipo de alteraciones que causan más preocupación en los padres: los trastornos psicopatológicos graves, como el pseudo-autismo o alteraciones graves de conducta o síndrome alcohólico fetal, no detectable al nacer.