Tras prácticamente 50 días confinados por la pandemia de coronavirus, los riojanos esperaban salir a la calle, aunque fuera un rato, como agua de mayo. Y nunca mejor dicho, aunque el tiempo que ha acompañado la nueva medida de alivio del estado de alarma no puede ser más espléndido.
El sol ha hecho su aparición y miles de personas han aprovechado las primeras horas en las que el Gobierno permite salir a pasear o hacer deporte dentro del plan de desescalada.
Las autoridades han establecido franjas horarias para que los diferentes grupos de población, según su edad, puedan salir a ejercitarse una vez al día. Así, para los adultos entre 14 y 70 años, se han fijado dos posibilidades: de 6 a 10 de la mañana o de 20 a 23 por la tarde. Los paseos pueden darlos dos personas juntas si conviven en el mismo domicilio. El deporte, sin embargo, debe ser en solitario.
Los mayores de 70 y personas dependientes acompañadas por sus cuidadores tienen reservadas las franjas de 10 a 12 y de 19 a 20 horas y queda así libre la franja de 12 a 19 horas para las salidas de los niños en las condiciones ya fijadas el pasado fin de semana.
Teniendo en cuenta que estas franjas horarias solo se aplican a los municipios de más de 5.000 habitantes, era de esperar que los más impacientes por salir fueran los habitantes de las ciudades. Y Logroño no ha sido una excepción.
Desde primera hora se han echado a la calle, a los parques y caminos de la capital para pasear, correr o ir en bicicleta, principalmente. Espacios como los parques del Ebro y la Ribera, el Camino Viejo de Alberite, o barrios como La Cava y Cascajos han estado especialmente concurridos en estas primeras horas. Esa ha sido la tónica de la jornada, con nueva explosión de salidas a partir de las 20 horas y con los primeros paseos, entre las 10 y las 12 en los grandes municipios, para muchos mayores.
La gente, no obstante, ha mostrado en general su civismo, respetando la distancia recomendada con otros viandantes y concentrándose en lo principal: disfrutar de unas horas de sol, de ejercicio y de libertad en este confinamiento obligado por la amenaza del COVID-19. Alguna queja puntual ha habido por conductas que no deben repetirse, como la formación de algún corrillo de paseantes o el ejercicio en paralelo de algunos otros. Pero la normalidad y la alegría de retomar la actividad física han sido la nota dominante de este sábado de libertad, por unas horas.