La relativa calma que está viviendo Egipto en los últimos días, al igual que las numerosas protestas, no ha hecho que el presidente del país, Hosni Mubarak , escuche la petición de la mayoría de su pueblo, su inmediata dimisión. En cambio, el mandatario egipcio ha optado por manifestar su respaldo a la investigación abierta por los tribunales ante las masivas denuncias por el supuesto fraude electoral en los comicios del pasado mes de noviembre, que se saldaron con una victoria abrumadora de su partido, el Partido Nacional Democrático.
Durante una reunión con el presidente del Parlamento, Fathi Sorur, y con el presidente del Tribunal de Casación, la segunda máxima instancia judicial del país, Serry Siam, Mubarak se ha comprometido a respaldar la futura sentencia del tribunal, que, como máximo, anularía los resultados de las elecciones en algunas circunscripciones. Los manifestantes exigen, en cambio, la anulación total de los comicios y la disolución del Parlamento.
En los encuentros, celebrados en el palacio presidencial de Heliópolis, también ha participado el vicepresidente egipcio, Omar Suleiman, según ha informado la agencia de noticias oficial, MENA.
Los tribunales de lo contencioso-administrativo han emitido dictámenes contra 120 cargos electos antes y después de los comicios y el Tribunal de Casación ha recibido 1.576 denuncias contra 486 miembros de la Asamblea Popular (cámara baja) y contra 50 miembros del Consejo de la Shura o Consultivo (cámara alta).
El funcionamiento de ambas cámaras se encuentra suspendido desde la semana pasada a raíz de las investigaciones abiertas contra varios parlamentarios propiciadas por el régimen en respuesta a las protestas.
Por otro lado, el gobierno egipcio ha anunciado un incremento del 15 % en los salarios de los trabajadores del sector público y en las pensiones militares y civiles que paga el Estado. La subida será efectiva a partir de abril, ha explicado el ministro de Economía egipcio, Samir Radwan, en rueda de prensa recogida por la agencia de noticias oficial, MENA. Además, matizó que, por primera vez, la subida será calculada en base al total de la pensión, no como en subidas anteriores.
Este incremento de las pensiones costará al erario público unos 6.500 millones de libras egipcias, es decir, unos 806 millones de euros.
El Consejo de Ministros también ha aprobado la creación de un fondo de 5.000 millones de libras egipcias (620 millones de euros) para compensaciones a los afectados por los saqueos y actos vandálicos registrados aprovechando las protestas, explicó Radwan.
Sin embargo, estas medidas que apuntarían a la supuesta apuesta del régimen de Mubarak por la transparencia y el reparto de la riqueza, no parece convencer a los principales movimientos opositores. Así, los Hermanos Musulmanes siguen pidiendo la dimisión del mandatario, a pesar de su implicación en las conversaciones de este fin de semana con el vicepresidente Omar Suleiman, en las que se habría acordado que Mubarak conserve el poder hasta septiembre, cuando concluye su mandato.
“Durante el diálogo nacional del domingo en el Consejo de Ministros bajo la presidencia de Suleiman, los Hermanos Musulmanes explicaron que su participación en estas reuniones está sujeta a la satisfacción de las demandas defendidas por los manifestantes del 25 de enero”, explica la página Web del grupo, según recoge el diario opositor egipcio Al Masry al Youm.
Además de la salida de Mubarak, los manifestantes exigen la derogación de la Ley de Emergencia, en vigor desde hace décadas, y la disolución del Parlamento, así como la formación de un Frente de Salvación Nacional y el nombramiento de una comisión judicial que investigue los incidentes de las últimas semanas.
El texto publicado en la Web está suscrito por Essam al Erian, miembro de Comité de Dirección de los Hermanos Musulmanes, máximo órgano de la organización.
Otro miembro del Comité, Mohamed Morsi, quien participó en la reunión con Suleiman, ha asegurado que continúan ciñéndose a las demandas de los manifestantes. “La legitimidad de las demandas del pueblo egipcio está por encima de la Constitución, del régimen y de sus deseos de escapar de esta situación”, ha afirmado Morsi.
Israel, temeroso
Mientras esta situación persiste en Egipto, en otro país de la región se observan los hechos temerosos de las posibles consecuencias que podría tener el cambio del actual régimen egipcio. Así lo ha manifestado el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, quien ha asegurado que teme que Egipto caiga en manos de islamistas radicales como consecuencia de las revueltas populares de las últimas semanas. “Los egipcios pueden optar por un Estado con reformas laicas. Sin embargo, existe además la posibilidad de que los islamistas aprovechen la situación para controlar el gobierno y hacerle retroceder”, ha apuntado en un encuentro con diplomáticos europeos.
Según Netanyahu, la “tercera posibilidad” es que Egipto siga el camino de Irán y sus gobernantes “opriman al país y amenacen a aquellos que lo rodean”“, en clara referencia a Israel.
En declaraciones recogidas por el periódico Haaretz, Netanyahu estima que si bien las manifestaciones de Egipto no están siendo convocadas por movimientos islamistas, como los Hermanos Musulmanes, “en una situación de caos un organismo islamista puede tomar el control de un país”.