Multado con 600 euros por conducción temeraria

0

Un magistrado del Juzgado de lo Penal número 4 de Oviedo ha resuelto absolver de un delito de conducción temeraria al chofer de un autobús de transporte escolar que sufrió un accidente en junio de 2006 en el municipio de Morcín, en el que pereció un menor de trece años y resultaron heridas otras nueve personas.

Según informó a Europa Press el abogado de la defensa, Millán Alonso, la sentencia le condena a una falta de homicidio por imprudencia leve y a dos faltas de lesiones por imprudencia leve por las que deberá pagar una multa de 600 euros, a razón de diez euros diarios durante dos meses, así como a un año de privación del permiso de conducir vehículos a motor. El fallo podrá ser recurrido ante la Audiencia en el plazo de diez días hábiles.

El juicio se celebró el pasado 9 de marzo con las declaraciones del acusado, el conductor de la furgoneta contra la que impactó, un copiloto de la misma, un guardia civil, una de las escolares ocupantes del autobús y el padre del menor fallecido.

La Fiscalía le considera responsable de un delito de imprudencia temeraria al considerar que circulaba a una velocidad “excesiva, dadas las circunstancias del trazado”; a uno de homicidio por imprudencia grave y a otros dos de lesiones, por los que solicitó cuatro años de cárcel e indemnizaciones por importe de 126.465 euros.

LOS HECHOS

El accidente se produjo el 15 de junio de 2006 sobre las 7.45 horas, cuando el imputado circulaba por la MO-2 en dirección a Santa Eulalia, conduciendo un autobús propiedad de Autocares Jandrín S.L. En un tramo recto, en rampa, y con pavimento mojado, cuando circulaba a una velocidad “excesiva”, impactó con una furgoneta que circulaba en sentido contrario y a la que trató de esquivar. Tras el choque, el autobús siguió desplazándose por el desnivel exigente en el margen izquierdo de la calzada hasta que fue detenido por la vegetación.

Como consecuencia del siniestro, un menor de 13 años falleció y nueve personas sufrieron lesiones, seis escolares que viajaban en el autobús y los tres ocupantes de la furgoneta. El conductor de la misma padece como secuela un trastorno por estrés postraumático moderado.