El español Rafael Nadal, único superviviente de la Armada en el torneo de Miami, segundo Master Series de la temporada, logró su pase a cuartos de final después de derrotar al francés Paul Henri Mathieu por un doble 6-4 en hora y medio de juego. Nadal se medirá ahora al estadounidense James Blake, al que ya ganó -por primera vez en su carrera- en la misma ronda de Indian Wells por 7-5, 3-6 y 6-3. El balear no exhibió el mismo tono que ante Kiefer, pero sí fue superior al galo, al que ha ganado en los ocho enfrentamientos entre ambos.
El número dos del mundo fue más agreviso con su derecha, especialmente en la segunda manga, y dominó los puntos desde el fondo. Lució concentración Nadal, quien ya en el primer juego -después de ocho minutos de intenso peloteo- rompió el servicio de Mathieu. Sin excesivo brillo, el español fue sumando juegos hasta disponer de tres pelotas de 'break' en el séptimo juego y aprovechar una de ellas. Con 5-2 a su favor, Nadal sirvió para apuntarse la manga, pero cedió su saque. Acusó los errores no forzados, pero en su siguiente servicio sí apuntaló el set por 6-5 en cincuenta minutos de juego.
El segundo set fue más cómodo para el español. Dominó el juego y lanzó buenas bolas con su 'drive' ante un Mathieu muy errático. Un 'break' en el séptimo juego le bastó para arreglar el choque y cerrarlo por un nuevo 6-4 que le deja en cuartos y ante un partido seguro que durísimo con James Blake.
FEDERER POR LA VÍA RÁPIDA.
Por su parte, el suizo Roger Federer, número uno mundial, logró su pase a los cuartos de final después de vencer con gran superioridad al argentino José Acasuso por 7-6 (5) y 6-2. Federer, que ahora espera rival del enfrentamiento entre el francés Julien Benneteau y el estadounidense Andy Roddick, mejoró sus prestaciones en relación a actuaciones precedentes y sobre todo se mostró excelso con su servicio.
De hecho su saque le ayudó enormemente a sumar juegos en la primera manga porque el juego de fondo estaba más equilibrado. Acasuso alternaba errores y aciertos con su derecha, pero se mantenía en el partido, defendiendo incluso con ardor las tres pelotas de 'break' de las que disfrutó el suizo en el octavo juego. Acasuso terminó forzando el juego de desempate, pero en el mismo estropeó el trabajo hecho anteriormente. Federer, convincente con su servicio, se anotó la muerte súbita por 7-5. Desde entonces el helvético se creció y el argentino bajó los brazos. Dos 'breaks' consecutivos de Federer le permitieron encarrilar el encuentro para cerrarlo con un 6-2.