El presidente de la Asociación de Empresarios de la Construcción, Promoción y Afines de La Rioja (CPAR), Carlos del Rey, ha mostrado su convencimiento en que no habrá recuperación económica y del empleo en España y en la comunidad riojana si no se produce un crecimiento en el sector de la construcción.
Coincide, de este modo, con un informe del Consejo Económico y Social (CES), sobre el papel de la construcción en el crecimiento económico nacional, que, como ha apuntado Del Rey, señala que el sector “presenta recorrido para su reactivación”.
A ello ha sumado que, como conclusión principal, el estudio sostiene que “dado sus efectos de empuje sobre el total de la economía, será difícil recuperar los niveles de empleo anteriores a la crisis si la construcción no se reactiva”.
“Es un informe importante”, ha reseñado Carlos del Rey, entre otras cosas, porque ha sido aprobado por unanimidad del CES “y porque huye del enfoque detestable, demagógico e incierto de que de todo tiene la culpa el ladrillo, y, por el contrario, se analiza el papel de la construcción desde una triple perspectiva: de la competitividad, de la cohesión social y de la calidad de vida”.
Ha aportado, en este sentido, algunos datos del propio informe, como que, en el largo plazo, la actividad normal de este sector se debe situar “en torno al 7 a 9 por ciento del VAB y en el 7,5 al 10,5 por ciento del empleo”. Por ello, destaca “su elevado efecto de empuje o multiplicador, que consiste, básicamente, en la generación de inversión adicional en el resto de la economía”.
“Tiene efecto de arrastre”, ha asegurado Del Rey, quien ha añadido igualmente que “los efectos de un incremento en la actividad constructora de un 1 por ciento del PIB en la demanda de infraestructuras se traduciría en un incremento adicional de 1,03 puntos porcentuales en la producción y de 0,8 puntos en el empleo generado en toda la economía”.
DEBILIDADES Y FORTALEZAS
Ha hecho también referencia a las debilidades y fortalezas del sector apuntadas en el informe del CES, y que apuntan, en primer lugar, a la crisis, “que destruyó una parte importante del tejido empresarial” del sector, y que, en el caso de La Rioja por ejemplo, ha cifrado en paso de las 1.600 empresas que había en 2008 a las 680 de finales de 2015, con una reducción en trabajadores, que pasaron de 12.100 a 3.000 en esas mismas fechas.
Por contra, entre las fortalezas, se cita que las empresas que han sobrevivido son más solventes, el elevado grado de innovación, la alta competitividad o la mano de obra altamente especializada entre otros aspectos. Y sobre esta base, “hay varios ámbitos con oportunidad para reactivar el sector”, comenzando por las infraestructuras de todo tipo.
Especialmente, ha apostado por la rehabilitación, con la “mejora de la habitabilidad y accesibilidad de las viviendas y edificios ya construidos para adaptar nuestro parque de viviendas a las exigencias mínimas de la ITE”, algo ligado igualmente, a la eficiencia energética, una obligatoriedad a partir de 2020 “conforme prevé la normativa europea”.
La regeneración del medio ambiente urbano, con actuaciones en zonas industriales abandonadas o el fomento de la movilidad urbana sostenible; y los equipamientos sociales, con modernización de infraestructuras municipales o la puesta en valor de espacios públicos degradados para mejorar la calidad de vida completan las posibilidades de recuperación del sector.
Se apuesta también “por el potencial amplio” en internacionalización e innovación, y, como retos de futuro, se señala a la eliminación de limitaciones financieras y regulatorias y a la recuperación de la inversión pública, que ha acusado la necesidad de reducir el déficit público “una estrategia que se ha mostrado ineficiente”, con una recuperación del esfuerzo inversor “necesaria y con perspectiva a largo plazo independientemente de los ciclos políticos y económicos”.