Por fin. Han tenido que pasar cinco jornadas para que el Reina Yogur Clavijo sepa lo que es ganar. Ya puede respirar tranquilo, al menos por unos días. Puede estar satisfecho de ser mejor que otro equipo. Puede sonreír y comprobar que es posible. Confianza y autoestima. Pero sin relajaciones que la situación deportiva no lo permite. Enfrente estaba un Alcobendas que se mostró inferior en varios aspectos (algo habrá tenido que ver el cuadro local) y que claudicó por 79-61.
El Clavijo anotó más puntos (de perogrullo), pero es que tiró mucho más que su rival (66 tiros de campo por 55) y eso que hubo un desequilibrio total en lanzamientos desde la personal (30 para los madrileños, 8 para los logroñeses) y en las faltas cometidas (26 los locales, 16 los visitantes). Pero es que también existió en una de las cuentas pendientes, al menos en este arranque liguero, de los pupilos de Jenaro Díaz, el rebote. Este domingo en el Palacio fueron superiores, muy superiores (40 por 23). Un elemento que permitió esperanzas en todo momento.
Además, en esta ocasión no hubo lapsus, no hubo desapariciones de la pista ni grandes bloqueos ofensivos. El que los sufrió fue precisamente Alcobendas, que en el segundo cuarto dio un curso de cómo no se debe atacar (más allá de la buena actitud defensiva de los riojanos). 6 puntos en 10 minutos y 4 de ellos gracias a tiros libres. Hasta ese momento, igualdad en todo, en lo bueno y en lo malo. Las defensas se imponían ante ataques en los que se acusaba cierta falta de confianza ante los malos resultados cosechados (los madrileños llegaban a Logroño con un triunfo).
Ambos conjuntos se alternaban en el mando en el electrónico: 4-6, 7-6, 9-10. Hampl, con 4 puntos seguidos, daba una alegría a los locales para un 13-10 que permitía cierta tranquilidad. Claro que duró poco porque Tejera parecía dejar a los suyos por delante con 25 segundos para la conclusión del primer acto, 15-16. Pero Ott empezaba a mostrar que este partido iba a ser diferente. Conclusión, 17-16.
Martínez, desde la personal, volvía a poner por delante a los madrileños, 17-18, pero el Clavijo cerró su aro. Parcial de 9-0 para auparse 26-18 tras una canasta de Marín. Bacale anotaba la única canasta en juego de campo de los visitantes en el segundo cuarto, 26-20, pasados los 6 minutos. Cuestión que aprovechó el cuadro de Logroño para escaparse hasta el 33-22 al descanso, máxima hasta el momento con un triple de Lafuente.
Alcobendas lo intentaba, 39-29, pero un parcial letal de 8-0 dejaba las cosas en su sitio. Lafuente y Ott, con dos triples, más una acción de Lopes permitían un cómodo 47-29. Aun así, los madrileños apretaron y anotaron más puntos en 10 minutos (24) que en los 20 anteriores (22). Eso provocó que los logroñeses tuvieran que estirarse con varios parciales, ya que respondieron a un 0-6 (49-37) con un 7-0 gracias a tres canastas de Lobo, De Pablo y un triple de Gómez; 56-37. Pero Fortes, desde la personal, animaba a sus compañeros para estrechar la diferencia al encarar el último cuarto, 58-46.
Powell y Fortes querían creer, 60-50. Hasta lo empezaron a pensar cuando a 7 minutos se colocaron 62-54. Pero en 3 minutos, el Clavijo enganchó un parcial de 7-0 (69-54) que terminó por dilapidar las opciones de Alcobendas que se diluyó hasta el punto de que Lopes puso la máxima en los instantes finales, 79-59, aunque el duelo se cerró con el 79-61. Victoria, sí, pero con aspectos a mejorar, como esos 20 balones perdidos, uno cada dos minutos.
Foto: CB Clavijo