Seis partidos de sanción al masajista del Varea

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La Federación Riojana de Fútbol ha querido imponer una sanción ejemplar y dar un aviso para navegantes: las conductas violentas deben ser extirpadas de los campos riojanos. Por ello, el Comité de competición de Tercera ha decidio sancionar con seis partidos y a Isidro Lamata, masajista del Varea, “por agredir a otro sin causar lesión”.

El suceso ocurrió en el partido que disputaron el pasado domingo el Calasancio y el Varea. Mediada la segunda parte, Lamata saltó del banquillo para perseguir y, finalmente, agredir a uno de los jugadores del equipo local. El colegiado, Luis Manuel Pelegrín, expulsó al miembro del banquillo del Varea y, junto a sus asistentes y a la buena actuación del resto de componentes de los dos equipos, contribuyó a calmar el enrarecido ambiente.

Fue un hecho insólito, como pocas veces se ven en los campos y como nunca debería ocurrir. El club, de momento, no ha manifestado su intención de relevar a Lamata de sus funciones ni de apartarlo del banquillo más tiempo del que la sanción marca.

Y la sanción aún se queda corta. Según fuentes de la Federación Riojana de Fútbol, con el reglamento en la mano, el masajista del Varea aún podría haberse quedado más tiempo fuera del equipo.

Fue, sin duda, el acontecimiento más relevante y el más grave de un fin de semana en el que los árbitros se emplearon a fondo. Hasta ochenta veces se echaron la mano al bolsillo para mostrar tarjetas amarillas a los equipos riojanos de Tercera y dos más para expulsar a otro par de jugadores con roja directa. Un número inusualmente alto que algunos aficionados atribuyen exclusivamente a los árbitros, pero que los equipos deberían cuidar internamente. Y, por supuesto, hacer lo que esté en su mano para evitar actuaciones como la del Calasancio-Varea.