El 5% de las hospitalizaciones que se producen en España son consecuencia de la insuficiencia cardíaca (IC), una enfermedad prevalente asociada a una elevada tasa de morbimortalidad y a la necesidad de recursos sanitarios, concretamente consume el 2% del gasto sanitario total del país.
Las unidades de IC han logrado mejorar la calidad de vida de los pacientes y han reducido los ingresos hospitalarios de estos pacientes. No obstante, el problema radica en que en España no se ha generalizado un modelo de atención transversal.
Para lograr la viabilidad de las unidades de IC hay que tener en cuenta tres factores: la coordinación entre los niveles asistenciales, un mensaje lineal y universal para todos los pacientes y el apoyo a través de intervenciones a distancia que hagan seguimiento del paciente.
La investigación clínica y básica sobre esta patología es compleja y requiere una estrategia científica basada en el trabajo en red, tal y como se recoge en un artículo publicado en Revista Española de Cardiología (www.revespcardiol.org). Con esta idea ha nacido una red de investigación clínica y básica en insuficiencia cardíaca (REDINSCOR) en la que participan dieciséis centros distribuidos en siete comunidades autónomas. Asimismo, pretende generar información epidemiológica útil para el Sistema Nacional de Salud (SNS) en lo relativo al uso eficiente y equitativo de los recursos terapéuticos.
“Esta plataforma de investigación, nacida a principios del año pasado y con una duración mínima de tres años, consta de un registro nacional de seguimiento de pacientes y siete subproyectos”, señala uno de los investigadores de la red, el Dr. Juan Cinca, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital de la Santa Creu i de Sant Pau de Barcelona.
Dada la alta prevalencia de la IC —en Europa afecta a 10 millones de personas— los recursos sanitarios deben ser racionalizados y distribuidos en función del riesgo del paciente. Para ello, “hay que seleccionar a las poblaciones de mayor riesgo y validar en ellas los factores de riesgo real de la población española, con el fin de establecer las terapias efectivas en cada caso”.
Establecer este subgrupo de población, uno de los principales objetivos de REDINSCOR, requiere dos acciones; por un lado establecer un registro nacional y por otro comprobar la efectividad de las medidas terapéuticas aplicadas, “teniendo en cuenta el envejecimiento de la población y la mayor presencia de pacientes pluripatológicos, en los que la interacción de fármacos resulta frecuente”, matiza el Dr. Cinca.
Actualmente el registro nacional de seguimiento de pacientes lleva reclutados 650 y se espera alcanzar los 2.000 pacientes, “lo que ofrece una imagen de la atención hospitalaria, a la que habría que sumar el registro de la atención primaria”, señala el especialista.
COORDINACIÓN
Los programas puestos en marcha en las unidades de IC ofrecen los resultados esperados. No obstante, “requieren la coordinación entre los distintos niveles asistenciales, de tal manera que tanto hospitales como atención primaria y el propio domicilio del paciente (a través de call-center especializados en hacer seguimiento de estos pacientes) estén interrelacionados entre sí, de manera que se eviten repeticiones de pruebas, ingresos…” apunta el Dr. Cinca.
Asimismo,en el ámbito hospitalario y para lograr esta coordinación es recomendable que los hospitales pongan en marcha programas integrales entre las diferentes especialidades (urgencias, medicina interna y cardiología) de tal manera que tras la llegada del paciente a urgencias, éste sea derivado a la unidad correspondiente y se aumente la eficacia global del proceso.