El PP juega con la fecha de la moción de censura contra Cifuentes para ganar tiempo
El PP tardó siete días en poner fecha a la moción de censura que intentó Podemos contra Cifuentes hace casi un año. La presidenta de la Asamblea, Paloma Adrados, ya acumula diez sin pronunciarse desde que el PSOE presentó la suya y todo apunta a que los populares están dispuestos a apurar los plazos para ir dejando morir el caso máster mientras vigilan la postura de Ciudadanos, que ya admiten como una “amenaza”. Adrados no va a mover ficha hasta que Génova dé la orden para hacerlo. La guerra que libran estos días Rivera y Rajoy es, sobre todo, una batalla de tiempos.
El número tres del partido Fernando Martínez-Maillo, asume que “todavía queda ver si Ciudadanos rectifica su posición hasta el 7 de mayo” y, como el resto del partido, advierte a los de Rivera del alto coste que pagarían en las urnas por apoyar una moción con Podemos. Esta es la base del argumentario: amenazar a Ciudadanos con todo lo que pueden perder si dan el Gobierno a Gabilondo, pese a que por el camino ellos perderían mucho más: un feudo intocable desde 1995.
“¿Ciudadanos va a apoyar un gobierno agarrado por Podemos? Ese es el debate que se está haciendo”, ha dicho, repitiendo esta premisa, el vicesecretario Javier Maroto. “¿Cuál es el programa de Gobierno que están pactando Ciudadanos con PSOE y Podemos? Cuando llegue, tendrán que dar explicaciones ellos”, ha rematado. La moción, quiere hacer ver el PP, conduciría a un gobierno de “izquierda radical”, según las palabras empleadas la semana pasada por el portavoz del Ejecutivo madrileño, Ángel Garrido.
Fuentes del PP aseguran que el partido se debate en estos días entre dos líneas de acción: estirar al máximo los plazos para que las aguas vayan volviendo a su cauce o fijar cuanto antes la moción y retar a Ciudadanos a que hagan realidad su amenaza. Esta última opción, asegura el entorno próximo a Cifuentes, arrebataría al PP la presidencia de la Comunidad de Madrid pero aportaría al partido munición electoral contra los de Rivera hasta 2019.
Para muchos en el partido, sin embargo, esta opción no entra en su ecuación pues supone dejar escapar la Comunidad de Madrid –y las 250 nóminas de altos cargos asociadas a ella– a pocos meses de las elecciones y poner una alfombra roja al PSOE. Con un programa de mínimos, Gabilondo podría dedicarse a reforzar su liderazgo, ganarse el favor de los votantes y poner los cajones de la Puerta del Sol patas arriba. Los socialistas han vuelto al centro del tablero político con la moción de censura y exigen al PP que deje de “atrincherarse” en las instituciones y fije ya el debate.
En Génova y en Sol saben que la fecha es clave y no darán ningún paso previsiblemente hasta que tengan a todos los actores y actrices controlados. De momento las conversaciones con Ciudadanos están paradas y los de Aguado no quieren hablar con Gabilondo. Ni siquiera han accedido a una primera reunión de contacto que sí mantuvieron PP y Podemos la semana pasada. Mantiene el pulso al PP y dan largas a los socialistas sin cerrarles la puerta a una reunión pero no concretan fecha. La encrucijada de la moción les aterra: “Esperemos no tener que llegar”.
El respaldo público de Rajoy a Cifuentes el pasado viernes, en línea con la tesis de Cospedal, ha dado un respiro al PP. Ahora que el presidente ha emitido su veredicto hacia afuera – dentro, la división es evidente–, la fidelidad es lo primero y los conservadores cierran filas en torno a la presidenta madrileña hasta que conozcan los resultados de la investigación judicial. Ahora los esfuerzos se concentran en dar marcha al ventilador para equiparar el caso de Cifuentes con otras exageraciones en currículums de políticos.
Javier Maroto ha exigido este lunes a Ciudadanos la dimisión de Toni Cantó antes de abordar la salida de Cifuentes. Según OK Diario, el diputado valenciano se presentaba como “pedagogo” sin tener la carrera de pedagogía. “No puede ser que los que tienen licenciaturas falsas actúen contra otro partido”, ha justificado Maroto.
Mientras, Cifuentes sigue en Sol. Ya ha dicho que solo se irá si Rajoy se lo pide. Está “fuerte”, dicen sus personas próximas. Su agenda vuelve a cobrar vida. Pero la decisión de Adrados puede cambiar el rumbo de los acontecimientos en cualquier momento. “Hay tiempo para todo”, sostienen en el PP. Según se acerca el desenlace, el caso Cifuentes se parece cada vez más al murciano. Una caída in extremis antes de la moción de censura. La cabeza de la presidenta en el último momento. Tal vez una victoria para Ciudadanos.