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Ayuso dice ahora que “el crimen no viene con la raza” tras vincular inmigración y delincuencia

La retórica pendular sobre política migratoria de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha regresado hoy a posiciones de centro liberal. “El crimen no viene con la raza ni la cultura, sino por situaciones sobrevenidas […] Mi discurso es el de la apertura y el mestizaje”, ha replicado en el pleno de la Asamblea de Madrid a la portavoz de Vox, Rocío Monasterio, que la emplazaba a cerrar el centro de menores extranjeros no acompañados de la Casa de Campo y llevar a los internos a Moncloa “en autobús”.

Las palabras de Ayuso llegan apenas dos semanas después de acudir a Alcalá de Henares, donde el gobierno habilitó en noviembre un cuartel para acoger a parte de los migrantes llegados a España a través de Canarias. Se estaban produciendo allí, según ella, “reyertas” que coincidían con “agresiones sexuales” en el municipio. También un “brote de sarna” y envíos “por las noches” de migrantes recién llegados a comunidades del PP, alertaba la líder popular, sin pruebas. El gobierno negó las acusaciones: ni brotes, ni agresiones ligadas a la inmigración.

Tras las críticas por racismo y xenofobia, Ayuso ha marcado hoy distancias con Vox, con quien dijo que no irá “a ningún lado” en materia de inmigración. Con esto dio por zanjado el asunto en su respuesta a Monasterio. La oposición de izquierda afeó a la presidenta sus vaivenes en intervenciones posteriores. “Están a ver quién es más facha”, criticó Diana Paredes de Más Madrid. “Hipócritas”, lanzó Lorena Morales, del PSOE.

La cuestión migratoria fue el primer tema de un pleno en el que la presidenta regional se mostró triunfal. Preguntada por su partido al respecto de los objetivos del Gobierno para 2024, respondió: “Seguir ampliando la libertad y seguir gestionando los mejores servicios públicos de Madrid”. Se permitió chascarrillos habituales, como ofrecer entradas para la Fórmula 1 a la oposición, y ensayó otro neologismo para redes sociales: el entorno y partidarios del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conformarían la “sanchosfera”.

La portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, quiso aguar la jactancia de Ayuso. Al hilo de un discurso previo sobre la juventud en un acto del PP, en el que la líder popular se había referido al “azar, la aventura y el riesgo” como actitudes y situaciones excitantes de los inicios de la edad adulta, Bergerot ironizó con que Ayuso quizás se refería al “azar” de conseguir plaza para un hijo en la guardería, o “la aventura” de alquilar un piso con el salario medio de un joven —equivalente, según los últimos datos Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud, a la renta mensual de un apartamento. También le afeó que hable de emprendimiento cuando la propia presidenta regional ha disfrutado casi siempre de un salario público. Recordó, asimismo, el caso de la comisión de cientos de miles de euros facturada por su hermano a cuenta de la venta de mascarillas en 2020, en plena descarga de la COVID. Ayuso evitó polemizar, más allá de achacar a la izquierda su discurso “apocalíptico y depresivo” y aludir una vez más a Venezuela como supuesto modelo político de la oposición.

“Madrid enamora al mundo”

El portavoz del PSOE, Juan Lobato, trató de razonar desde su asiento; no puede ser que todo lo que no funciona en Madrid sea producto de una “superconspiración”. La respuesta es que el Gobierno estatal controla “el ejecutivo, el legislativo y el judicial desde la Moncloa”. Ayuso entiende que “Madrid enamora el mundo” y si la oposición la critica es porque “no quieren a Madrid”.

La presidenta no volvió ya a intervenir, pero su estilo ha creado escuela y los meritorios populares intentan imitarlo. “Puigdemont hará lo que le pida Putin”, llegó a decir el portavoz parlamentario del PP, Carlos Díaz-Pache, que había empezado preguntando a la líder cuáles eran sus objetivos para este año. Por otro parte, las viviendas turísticas no son un problema y si hay problemas en la red de metro, peor está la de Cercanías, que no depende de la Comunidad de Madrid. O eso alega el consejero de Vivienda y Transportes, Jorge Rodrigo, que sigue molesto porque el ministro del ramo, Óscar Puente, lo tiene bloqueado en la red social X.

Sin UCI pediátrica en La Paz: una situación “compleja”

De mayor enjundia fue el debate sanitario. La consejera de Sanidad, Fátima Matute, señaló que el cierre de la UCI pediátrica en el Hospital de La Paz, de referencia para múltiples afecciones neonatales en España y en cuadro por un conflicto entre los médicos y el jefe de servicio, es una situación “compleja” que está “judicializada”, pero que la atención está asegurada. Una alternativa que planteó frente a la necesidad de intervenciones urgentes complejas es que los profesionales se desplacen a otros centros para realizarlas. “No vale quedarse cruzada de brazos”, reprochó Marta Carmona, de Más Madrid.

La discusión sobre sanidad también abordó la habitual saturación de las urgencias hospitalarias en invierno. Matute presumió de haber reducido la incidencia de virus respiratorios con medidas preventivas y la oposición le recriminó que los pasillos de las Urgencias hospitalarias se volviesen a llenar de camillas. Si no hay profesionales de atención primaria es culpa del Gobierno, que no acredita las plazas para las especialidades, apuntó la consejera. “Pero si renuncian los tutores”, opuso Carlos Moreno, del PSOE, que recordó que el centro de salud Vicente Soldevilla, uno de los más precarios de Vallecas, se ha quedado sin su último médico con plaza en el turno de tarde. El único que resistía a las pesarosas condiciones de trabajo ha renunciado esta semana.