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La comunidad de senegaleses de Lavapiés arremete contra la visita del cónsul al día siguiente de la muerte de un mantero

Un vecino lanza una silla contra los antidisturbios.

Sofía Pérez Mendoza

Lavapiés ha amanecido con el recuerdo de un mantero muerto tras una persecución policial y una noche de altercados: tristeza en la comunidad senegalesa y destrozos atribuidos a grupos violentos.

Desde primera hora de la mañana, la plaza de Nelson Mandela se ha ido llenando de compañeros de Mmame Mbaye para recordarle. El ambiente, tenso, emocionado, ha ido cambiando de cariz cuando, horas después, pasado el mediodía, ha hecho acto de presencia el cónsul de Senegal en Madrid, Mouctar Belal.

Se ha bajado de su coche oficial, 20 horas después de la muerte de su compatriota, y ha sido recibido con insultos por los asistentes: “Convocamos al cónsul y no vino, y ahora se presenta a las 13.00”.

Insultos, empujones, cordones policiales, carreras, piedras, sillas y balas de goma. “Estaban tranquilos en la plaza. He estado hace diez minutos y luego ha empezado la tensión”, ha explicado una vecina.

Al ser increpado a gritos de “sinvergüenza”, “justicia” y exigencias de que “dé la cara”, el diplomático ha entrado en un bar, el BaoBab, desde donde ha llamado a la policía, según varios testigos, para que le evacuaran.

Los migrantes critican que no les ha escuchado ni ha aparecido antes. “Se murió ayer. Convocamos al cónsul y no vino. Le hemos llamado para que venga y lo hizo hasta las 13.00. Y llegaron con dos coches oficiales: es una forma de provocar a la gente mientras lloramos la muerte de nuestro compañero”.“No queremos políticos”, dice otro.

Cinco furgonetas de la Unidad de Intervención Policial (UIP) o antidisturbios se han desplegado en la zona y han despejado la entrada al bar y buena parte de la plaza. Entonces, varios congregados han comenzado a lanzar sillas contra los agentes, así como adoquines, y estos han disparado pelotas de goma. Finalmente los UIP han ayudado al cónsul a salir del bar y meterse en su coche oficial, entre gritos de “asesino”, tras lo que han abandonado la plaza por la calle Mesón de Paredes.

“He llamado a la calma porque no tenía sentido pelearnos con los antidisturbios. Somos gente pacífica que estamos aquí para reclamar justicia”, razona uno de los senegaleses que intentó rebajar la tensión, con un megáfono con el que ha pedido calma a los compañeros. Y añade: “Nos hemos juntado con [Javier] Barbero [concejal de Seguridad] y nunca han hecho nada. Llevamos denunciando tres años lo que hace la policía. No es algo nuevo

Una vez que la policía se ha replegado ha quedado una calma tensa en la plaza Nelson Mandela. En la puerta del BaoBab, una empleada transmitía entre lágrimas “todo el dolor que hay”. Es una conversación que se repite entre vecinos, que se dicen con rabia por la “imagen” que se está dando “de un barrio ejemplo de convivencia. La gente ha permanecido reunida en el mismo lugar durante toda la mañana y previsiblemente estarán todo el día, hasta la concentración convocada en ese punto a las seis de la tarde.

Sobre las 2 de la tarde ha aparecido una ambulancia del Samur que ha atendido a un par de chicos, con una herida en la rodilla y una lesión en un dedo. Han llegado tras la llamada de un asistente a la concentración. Varios testigos han visto a dos personas heridas con una brecha y dolor en el pecho. Las dos han sido trasladadas por compañeros fuera de la plaza entre los disturbios.

A lo largo de la jornada se han producido dos momentos de tensión por la discusión entre dos vecinos que puede verse en este vídeo. “Por favor, ya está, tenemos la sangre del mismo color. Somos personas”, decía un amigo racializado a otro. Los mensajes de calma se solapan desde ayer con los de rabia, los gritos y el desborde. Muchos llevan folios con la foto del compañero muerto. De todos se desprende lo mismo: un dolor profundo.

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