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Fernando García, epidemiólogo y coautor del manifiesto que urge a Ayuso a actuar: “O contratan rastreadores o la sanidad volverá a colapsarse”

Fernando García López, epidemiólogo y portavoz de la asociación de Salud Pública de Madrid (AMASAP)

Fátima Caballero

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Fernando García, médico epidemiólogo y portavoz de la asociación de Salud Pública de Madrid (AMASAP), es uno de los más de 600 sanitarios que ha firmado el manifiesto que reclama al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso que actúe para impedir “un nuevo colapso en el sistema sanitario” madrileño. Los profesionales sanitarios, entre médicos, enfermeros y celadores, solicitan, a través de un decálogo publicado en redes sociales este domingo, medidas dirigidas tanto al Ejecutivo autonómico como al Parlamento regional que buscan fortalecer el sistema ante la pandemia y atajar el avance del virus, después de que en Madrid no hayan dejado de crecer los contagios, los hospitalizados y los pacientes en UCI en el último mes. La solución es “sencilla”, dice García: pasa por contratar a más rastreadores y profesionales de Atención Primaria. Los sanitarios lo cuantifican en 400 millones de euros, lejos de los más de 3.000 millones que va a recibir Ayuso del Gobierno central para hacer frente a la pandemia.

García, improvisado portavoz de los firmantes del manifiesto, atiende a eldiario.es por teléfono mientras el Ministerio de Sanidad está ofreciendo los últimos datos de contagiados en España. “La peor cifra de los últimas dos semanas”, concluye García. El epidemiólogo se detiene –y se alarma– con los datos asistenciales de su región: “Lo más preocupante es que ya hay 211 pacientes solo de Covid-19 en las UCIs. Es una cifra tremenda en una comunidad en donde hay unas quinientas camas en cuidados intensivos. Supone que estamos ya sobrepasando el 40% de la capacidad de la UCIs solo con pacientes de coronavirus. También hay ya 1.832 pacientes hospitalizados, otra cifra muy preocupante”.

¿Cómo surge el manifiesto? Reclaman más capacidad de detección a la Consejería de Sanidad.

El manifiesto parte de la preocupación de muchos sanitarios que vemos que no se están haciendo prácticamente grandes cosas ante la situación preocupante de Madrid, a pesar de que la solución es fácil. Le estuvimos dando vueltas sobre qué hacer ante el avance de la pandemia y decidimos elaborar un escrito que se tradujo en un decálogo, con la idea de recabar apoyos de distintas entidades. Ya tenemos once entidades que se han sumado y se siguen sumando más. Anoche teníamos más de 600 firmas de profesionales y siguen llegando, andamos un poco desbordados. Después de esto, lo que hemos hecho hoy es enviar una carta a la presidenta de la Comunidad de Madrid, al vicepresidente Ignacio Aguado, al consejero de Sanidad y al consejero de Políticas Sociales y a los portavoces de los seis grupos parlamentarios y a los portavoces de Sanidad de la Asamblea de Madrid para manifestarles nuestra preocupación y para instarles a que se tomen medidas con celeridad para revertir esta situación.

Dice que la solución es “fácil”. ¿En qué consiste?

Lo primero que hay que hacer es garantizar que se detectan con mucha rapidez todos los casos para poderlos aislar y que los contactos guarden cuarentena. Para eso tiene que haber una atención primaria fortalecida, que durante los últimos meses ha perdido plantillas, se han cerrado centros y hoy por hoy están completamente desbordados. La mayor parte de los firmantes de este escrito son médicos y enfermeros de Atención Primaria que están muy desanimados porque ven que no pueden abordar lo que hay y que encima se pueden ver con una situación parecida a la que había en primavera. Por tanto, básicamente, lo importante es el refuerzo de la Atención primaria y que haya suficiente rastreadores.

Ustedes piden entre 1.700 y 2.000 rastreadores. Es más del triple de los que hay actualmente, 560. Según su cálculo, estamos lejos por tanto de cumplir con sus expectativas teniendo en cuenta además de la polémica gestión en la contratación de rastreadores que ha hecho el Gobierno de Ayuso.

Explico nuestros cálculos. Tener 1.700 rastreadores supondría tener un rastreador por cada 4.000 habitantes. Es lo que tienen en Alemania y en otras comunidades autónomas. Y Alemania es el país europeo que probablemente ha podido contener más la pandemia y uno de los motivos ha sido que tiene un sistema de salud pública potente y que desde el principio se prepararon para tener kits de PCR y formaron a muchos rastreadores. Esa es una cuestión fundamental, que haya muchos rastreadores. Pero además de Alemania, hay otros organismos como Harvard, que ha elaborado un informe que se llama 'Métricas clave frente a la Covid-19' en el que se recomienda que haya 30 rastreadores por cada 100.000 habitantes de núcleos de población que no estén muy dispersos. Y la cuenta por cada 100.000 personas significa que en Madrid tendría que haber algo más de 2.000 rastreadores. 

Por último, el Banco de España acaba de sacar un informe diciendo que para preservar la economía española lo que hay que hacer es apostar por la detección rápida de los casos y que haya suficientes rastreados. El Banco de España no es un organismo sanitario, es un organismo que supervisa la economía del país y sitúa la importancia de los rastreadores como una cuestión económica estratégica. Y esto es muy relevante, es decir, que ellos mismos se dan cuenta de la importancia que tiene.  

Las cifras no son buenas para Madrid según los datos que ha ofrecido este lunes el Ministerio de Sanidad. La autonomía vuelve a estar a la cabeza con 7.457 casos nuevos.

Lo más preocupante es que ya hay 211 pacientes solo de Covid en las UCIs. Es una cifra tremenda en una comunidad en donde hay unas quinientas camas en cuidados intensivos. Es decir, estamos ya sobrepasando el 40% de la capacidad de la UCIs. También hay 1.832 pacientes hospitalizados, que es una cifra muy preocupante. Teniendo en cuenta que normalmente los hospitales siempre están a un funcionamiento bastante intenso, si añades una buena proporción de los pacientes ingresados con Covid, obliga a que lo que no es Covid deja de tener la suficiente atención.

En primavera nos pilló a todos de improviso y nadie se lo esperaba y el sistema no estaba preparado. Casi han pasado seis meses y si vuelve a suceder significa que tenemos un problema, porque no hemos sido capaces de prepararnos. Sería grave. Esta pandemia no iba a desaparecer cuando desapareció el estado de alarma y se trataba de que el sistema tenía que estar preparado para afrontar todos los casos y todos los contactos y no lo ha hecho.

Al problema de la falta de rastreadores se ha sumado la incapacidad para hacer pruebas diagnósticas a tiempo por falta de material y personal.

Es un desastre. Resulta que una persona tiene síntomas y tarda en hacerse la PCR o se hace una PCR y puede tardar cinco o siete días en conocer el resultado. Si esa persona tiene que aislarse desde el momento en que se sabe que tiene la PCR positiva, se está perdiendo un tiempo muy importante. Si no hay reactivos, como ha pasado en un hospital importante, la cadena se frena y no se puede detectar con suficiente rapidez a los casos ni aislarlos. 

A eso se suman los contactos de esta persona, que aunque tengan la PCR negativa, deben guardar cuarentena y alguien se lo tiene que decir. Por eso tiene que haber esta red, esta infraestructura para detectar los contactos estrechos. Si esperamos a que el caso vaya al hospital como sucedió en marzo estamos perdidos. Al final se produce el colapso y eso no tiene solución. Quien lo tiene que frenar es la atención primaria.

Las zonas más afectadas de Madrid son las más deprimidas económicamente. En estos casos a veces es difícil guardar esa cuarentena e incluso dejar de ir a trabajar porque están dentro de la economía sumergida. ¿Qué creen que debe hacer el Gobierno regional para estos casos?

Ese es un aspecto muy importante porque hay que garantizar que cada persona pueda aislarse y guardar la cuarentena. Si alguien vive en condiciones de hacinamiento, en una vivienda donde hay mucha gente y no puede guardar cuarentena, los servicios sociales le tienen que proporcionar un alojamiento que sea seguro durante el periodo de cuarentena. Los servicios sociales se lo tienen que facilitar sin que les suponga un coste. Y si una persona se aísla o tiene que guardar cuarentena, tiene que tener una baja laboral, tenga el trabajo que tenga. Incluso si está en una situación de precariedad o en un trabajo de economía sumergida. Si esa compensación no existe, la gente no va a guardar la cuarentena, si aislarse significa no llevar ingresos a casa.

Ustedes han cuantificado cuánto costaría toda esa red: 400 millones de euros.

Formar y contratar rastreadores, aumentar las plantillas de atención primaria con médicos, enfermeros, administrativos del servicio telefónico hemos calculado que tendría ese coste de algo más de 400 millones de euros. Teniendo en cuenta que Madrid va a recibir 3.000 millones del Gobierno central se puede hacer, así como hacer frente a los gastos sociales.

400 millones de más de 3.000 millones no es un gasto tan grande. Si no es un problema de dinero, ¿por qué no se ha hecho ya?

No puedo contestar a esa pregunta porque yo estoy perplejo. Hay otras comunidades que se están preocupando por dotarse y están conteniendo el repunte como pasa en Aragón. Sin embargo, la inacción de Madrid cuando tienen dinero no la puedo explicar. Por eso es por lo que estamos intentando hacer un llamamiento a la ciudadanía para que los dirigentes se den cuenta de que se les está reclamando unas medias básicas. Lo que no entiendo es por qué no han tomado estas medidas antes. Contrasta con el dinero que se están gastando en el hospital de Valdebebas, más de 50 millones de euros.

¿Qué opina de esta infraestructura pensaba para las pandemias que no estará hasta mediados de otoño?

No responde a las necesidades que hay. Ya hay mucha capacidad hospitalaria en Madrid, que se podría reforzar y que es mucho más eficiente que construir un hospital que no tiene mucho sentido. Se construye esperando a que haya un repunte sin que previamente se hayan reforzado los pasos básicos que frenan esa expansión para que los casos no lleguen a los hospitales.

Decía antes que no podemos volver al colapso de la sanidad que se produjo en primavera. ¿Temen los sanitarios que pueda producirse la misma situación con los datos actuales?  

Es cierto que la situación actual no es igual que la de marzo porque hay muchos casos que son asintomáticos. En marzo solamente se detectaba la punta del iceberg y prácticamente se detectaban los casos graves. Los casos asintomáticos y con síntomas leves el sistema no estaba preparado para atenderlos. Ahora, después de la bajada que tuvimos con el confinamiento, está un poco desbordado, pero estamos todavía muy lejos de la situación de marzo y a tiempo de tomar las medidas para que no vuelva esa suceder lo de marzo. Confío en que se tomen porque todavía estamos a tiempo. Si no se tomara ninguna medida podríamos acabar como en primavera.  

¿Cómo sería para los profesionales volver al colapso sanitario de marzo?  

A lo mejor las autoridades no han querido reconocerlo, pero hubo colapso en el sentido de que el sistema fue incapaz de atender a todos los casos y se tuvo que recurrir a los triajes que es la situación de priorización cuando hay una situación de catástrofe. Decidir a quién se ingresa en la UCI y a quién no porque no pueden ingresar todos. Se dejó sin atender a personas que en condiciones normales habrían podido ingresar en una unidad de cuidados intensivos, pero que en esa balanza se descartaron y al no recibir los cuidados que debían recibir, estuvieron condenadas a fallecer.

Esa situación ha sido muy dolorosa para muchos profesionales porque han tenido que enfrentarse con situaciones que nunca habían vivido. Y eso deja una marca. El solamente pensar que pueden enfrentarse a una situación parecida les genera pánico. Va en contra de la moral de un profesional sanitario que tiene que hacer lo posible por su paciente. Eso sumado a que el 20% de los sanitarios acabó contagiándose por estar en la primera línea, que algunos murieron y otros se han quedado con secuelas... Eso es un panorama muy sombrío. Por eso cunde la preocupación y el desánimo, más si ven que las cifras cada día son peores y sienten que no hay medidas eficaces para contener la expansión del virus.

¿Temen la vuelta a las aulas?

Claro. En los colegios hay que adoptar las medidas adecuadas para reducir los contagios, pero aún así los colegios no se pueden aislar de la sociedad. Los profesores y los niños entran y salen. Si el virus está circulando tarde o temprano acaba entrando por muchas medidas que se tomen, no son planes seguros al 100%. La mejor garantía para que no entre el virus o lo haga lo menos posible son las medidas de contención. Es el mismo caso que en las residencias.

En el manifiesto hacen referencia a que no puede repetirse lo de marzo cuando se produjeron muertes que califican de “imperdonables” tanto por el Covid como por problemas de salud no atendidos al margen de la pandemia. ¿Cuánta gente se quedó sin atender que no eran enfermos de coronavirus?

Tenemos un estudio pendiente para cuantificar cuál ha sido el efecto sobre la salud en lo que no tiene que ver con la Covid-19. Por poner un ejemplo, en muchos hospitales se suspendieron las cirugías oncológicas, un tipo de cirugía que tiene que hacerse cuanto antes porque cuanto antes se opere un cáncer mejor pronóstico se va a tener. Si el sistema sanitario está colapsado y no puede operar y tienen que demorarse una operación de un cáncer, significa una supervivencia peor. Otro ejemplo es que del exceso de muertes que evalúa el estudio Momo, ha habido más de 45.000 muertes más que otros años y no todas habrán sido directamente por la Covid. Pero bueno, aunque una de esas personas haya podido morir sin haber tenido Covid, en el fondo hay que atribuir su muerte a la pandemia, ya sea porque ha tenido la infección o porque indirectamente no ha recibido las atenciones sanitarias que en otras circunstancias habría tenido.

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