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El Gobierno de Almeida acaba con un órgano innovador de participación ciudadana creado por Carmena

Uno de los plenarios del Observatorio de la Ciudad. / Madrid.org

Sofía Pérez Mendoza

Los mecanismos de democracia directa y participación ciudadana de Madrid están en el punto de mira del nuevo gobierno de PP y Ciudadanos. Apenas una semana después de llegar al Palacio de Cibeles, el Ayuntamiento suspendió sine die los Foros Locales, donde los vecinos podían elevar propuestas que eran vinculantes para los presidentes de cada distrito. Ahora, es el Observatorio de la Ciudad, un órgano innovador formado por 49 ciudadanos con potestad para “intervenir en el diseño de las políticas públicas”, el que tiene los días contados.

El área de Coordinación, Transparencia y Participación Ciudadana iniciará los trámites para vaciarlo de las actuales funciones la próxima semana, según fuentes municipales. El plan es que el Observatorio vuelva a su “función originaria”, es decir, deshacer el órgano creado por el equipo de Manuela Carmena y aprobado por el Pleno a principios de 2019.

Eso implica que desaparecerán los 49 vocales, aunque no serán sustituidos por los concejales de la Junta de Gobierno como se ideó en 2006. El plan de Ciudadanos es que no haya miembros en el órgano sino que el Gobierno haga un plan de actuaciones que sea evaluado cada tres meses por técnicos de las diferentes áreas. Los resultados, aseguran fuentes municipales, serán luego publicados en el Portal de Transparencia.

El Observatorio está regulado y blindado por un Reglamento aprobado en el Pleno, de manera que el Ayuntamiento debe respetar su funcionamiento hasta que se dé luz verde a una nueva normativa. Hasta que esto se materialice, el Ayuntamiento está obligado a respetar el calendario de las sesiones previstas hasta marzo de 2020. Pero no lo está haciendo.

El Plenario de septiembre se suspendió a mediados de agosto con el argumento de que había “ajustes organizativos y de personal que impedían la convocatoria” con el compromiso de que esa sesión se recuperaría en abril. La siguiente se celebrará el 26 de octubre aunque es más que probable que el Ayuntamiento mueva la convocatoria a las instalaciones de Ifema. Los dos plenarios anteriores se han celebrado en la sala del Pleno del Ayuntamiento de Madrid.

“Con todo esto están desmotivando a los vocales, a las personas elegidas para esto”, se queja la presidenta del Observatorio, María González Navarro, en conversación con eldiario.es. González Navarro, filósofa, fue elegida entre otros muchos candidatos a través de una votación de los 49 representantes y denuncia que el Gobierno municipal está dificultando que se ponga en contacto con el resto de vocales y “arrinconando” el funcionamiento. “No me facilitan sus contactos por protección de datos, me dicen, así que no nos podemos comunicar”, denuncia.

La reforma impulsada por Carmena daba potestad a este órgano, además, para intervenir en el diseño de las políticas y sus resultados con interpelaciones directas al Gobierno a las que el Ejecutivo está obligado a contestar. Además, el Observatorio puede solicitar al Ayuntamiento que haga consultas públicas para que la ciudadanía se pronuncie sobre “asuntos de especial trascendencia”.

“A ustedes les encantaba aquello de dialogar y reflexionar, ¿para qué? ¿Para frustrar las expectativas de la gente que está, como usted dice, acudiendo de forma altruista? No, para eso ya tienen los Foros Locales”, espetó la vicealcaldesa a un concejal del PSOE, Pedro Barrero, cuando fue preguntada por el Observatorio en la Comisión de Vicealcaldía el pasado mes de septiembre. Villacís también quiere remodelar la red de participación de estos Foros Locales y de momento están suspendidos hasta nueva orden. La vicealcaldesa también argumentó, en relación al Observatorio, que 49 personas “no era en absoluto representativo” de 3 millones de madrileños.

La alternativa: un consejo abandonado 10 años

La concejala de Transparencia, Silvia Saavedra, justifica que la “participación” ciudadana se va a garantizar a través del “Consejo Director de la Ciudad”. Este órgano fue creado por el Gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón en 2004 y está formado por un nutrido número de personas, entre las que se encuentran todos los expresidentes de España y de la Comunidad de Madrid, además de asociaciones vecinales, sindicatos, los grupos municipales y la administración. El consejo no se ha reunido desde hace más de una década. El anterior Ejecutivo municipal no convocó ninguna sesión, justificando que tenía tantos miembros que era imposible juntarlos a todos; tampoco el de Ana Botella.

“Hay que reunirlo porque hay que cumplir la ley, está recogido en la Ley de Bases del Régimen Local. Y nosotros, además, lo dotaremos de una pata de participación nueva”, asegura la concejala de Transparencia, Silvia Saavedra, sin dar más detalles de cómo se diseñará. Saavedra defiende que buscan una “participación ordenada” en foros donde “conviva la sociedad civil y la administración, el sector privado, los colegios profesionales, los sindicatos...” con una “perspectiva más amplia”.

Pablo Soto, concejal de Más Madrid e impulsor del Observatorio de la Ciudad en la anterior corporación, defiende que el proyecto “puso al Ayuntamiento de Madrid en la vanguardia” y lamenta que “el actual equipo esté obcecado en hacer desaparecer todo lo que se hizo”. Para Soto, las funciones actuales del Observatorio “no son incompatibles” con el Consejo Director. “Esto ha sido algo pionero. La semana pasada vino la CEO de la ciudad de Sydney a reunirse con nosotros para explicarle cómo lo habíamos construido y el Foro Global de la Democracia de Roma (2018) fue un tema muy comentado”, cuenta.

“El reglamento que regula el Observatorio respetó los sistemas internos de evaluación que había. La diferencia es que tengan conocimiento de esos resultados y datos no solo el Gobierno, sino ciudadanos que dedican su tiempo y sus neuronas en ver qué se puede mejorar y cómo”, defiende.

El órgano es paritario y está formado por 49 personas elegidas por sorteo entre 30.000 domicilios de diversas edades y distritos que cobran dietas de 60 euros por asistir una vez al mes a las sesiones. “La idea era que fuera gente diversa que no viene con el sectarismo de los partidos y ahora muere”, concluye.

En las próximas semanas el Ayuntamiento irá dando forma a las alternativas prometidas para este órgano. Hasta entonces, el Observatorio tendrá que seguir reuniéndose y empezará a controlar al Gobierno que lo califica como “una dudosa herramienta de participación”.

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