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Jesús Santos, el conductor del camión de la basura que pelea por ser alcalde de Alcorcón

Jesús Santos Jimeno, candidato de Ganar Alcorcón a la alcaldía y coordinador de Podemos en la Comunidad de Madrid.

Víctor Honorato

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Resulta imposible caminar por el centro de Alcorcón junto a Jesús Santos sin que los vecinos lo interpelen a cada momento. En una localidad de 170.000 personas al sur de Madrid, uno de los llamados ‘dormitorios’ en los que los habitantes viven, se dice, de espaldas los unos a los otros, cabría esperar un cierto grado de discreción, pero a Santos, concejal de Ganar Alcorcón, una de las formaciones supervivientes de la corriente municipalista de la pasada década, todo el mundo lo conoce y lo trata con familiaridad.

—¿Qué pasa, artista? —saluda uno.

—Santos, ¿qué haces, mi amor? —se acerca otra.

La escena se repite una docena de veces en apenas media hora el segundo viernes de campaña, con regularidad desconcertante. También sorprendió a Yolanda Díaz hace dos semanas. La ministra y líder de Sumar se acercó a Alcorcón para participar en un paseo de precampaña por la calle mayor de la ciudad. “[Ella] flipaba. Me decía: ‘¡Te saludan más a ti que a mí!”, recuerda el anfitrión, que aquel día consiguió además reunir a Díaz con los candidatos de Podemos a la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid −él es el coordinador general de los morados en la región− sin que nadie pusiese una mala cara.

El tirón político de Santos puede resultar llamativo en una ciudad de la que ni siquiera es alcalde. Ganar Alcorcón es el socio menor de una coalición con el PSOE −tiene cinco ediles, por nueve de los socialistas−, pero el drástico cambio en la gestión de residuos en los últimos cuatro años es un aval vistoso. De acumularse la basura y los colchones usados por toda la ciudad, con la empresa municipal de servicios Esmasa al borde del colapso, se ha pasado a un escenario con un superávit de 2,7 millones, recogida puntual de basuras, con control informático del estado de los residuos, y un acuerdo con una filial de Repsol para que invierta 8,5 millones de euros en una planta de reciclaje textil. Santos fue determinante en este vuelco: fue trabajador de la empresa y representante sindical y entró en el consistorio con una idea clara para remozarla. “Somos un referente, no lo escondemos”, presume.

Alergia a la sopa de siglas

La marca Ganar Alcorcón se presenta sin más siglas, y solo el morado del logo, con unas pinceladas de rojo y verde, indica que dentro están Podemos e IU. No así Más Madrid, que no consiguió representación en 2019. “Creo que aquí no tienen implantación, pero no quiero hablar de otras formaciones políticas”, despeja Santos, a quien el rostro exultante se le ensombrece un tanto cuando se le pregunta por su labor de partido. “En un momento complicado di un paso adelante, no puedes ponerte de perfil […] Se ha hecho un buen trabajo, se ha tranquilizado la organización, se han parado las guerras internas”, defiende, aunque admite: “Lo que me gusta, está claro, es esto”.

Santos prescinde de análisis sociológicos complejos para explicar su acción política. “Hemos puesto los intereses del municipio por encima de todo”, insiste. Es un hombre pegado a la calle, alcorconero desde que nació en 1981, que sigue llevando una pequeña coletilla de sus tiempos de militancia antisistema. Considera que “las organizaciones tenían clara” su apuesta municipalista, que ha conseguido también devolver a la gestión pública el alumbrado municipal. “Había zonas donde no se veía, ahora casi el 50% está con luces led”, indica.

Vivienda y paz con el PSOE

La vivienda es ahora la gran apuesta. “Vamos a construir 3.000 de alquiler a menos de 550 euros en 12 parcelas municipales, sin recalificar terrenos”, asegura. Ha dicho públicamente que si no lo consigue dejará la política y volverá al camión de la basura, su trabajo de siempre, que reivindica con orgullo. También propone rehabilitar los pisos del casco histórico, “para que deje de ser un gueto y convertirse en un centro de referencia”. No le entusiasman los centros comerciales. “No más grandes superficies, ya hay demasiadas”, zanja.

Con un perfil tan marcado, cabría esperar suspicacias en el PSOE. No han trascendido. La alcaldesa, Natalia de Andrés, fue inhabilitada recientemente para dirigir empresas por la quiebra en 2012 de la empresa municipal de gestión inmobiliaria, cuando la actual regidora era edil.

Aunque la sentencia tenía carácter mercantil y no la inhabilitaba para concurrir a las elecciones, De Andrés decidió no presentarse y cedió el testigo a la edil Candelaria Testa. Santos no quiso sacar partido. “Cerramos filas porque el gobierno estaba funcionando bien”. Asegura que, aunque ganase por mayoría absoluta −no tiene ninguna posibilidad según los sondeos y los propios cálculos del partido− contaría con los socialistas en su gobierno.

Acuerdos con el gobierno regional

El candidato es capaz de entenderse con la Comunidad de Madrid y agradecer públicamente a la consejera de Vivienda, Paloma Martín, que apoyase la consecución de los fondos europeos para construir una planta de compostaje de residuos orgánicos, prevista para final de año. “En los municipios se viven las cosas más tranquilamente. La crispación la hay más entre los políticos que entre la gente”, asegura el todavía líder regional de Podemos.

La estampa de familiaridad y afecto vecinal, digna de un spot electoral, roza lo inverosímil cuando el candidato se cruza con un grupito de voluntarios del Partido Popular, ataviados con los petos de campaña. El PP presenta en Alcorcón a Antonio González Terol, hombre de partido, exalcalde de Boadilla del Monte, aterrizado el año pasado y todavía no muy conocido en la ciudad. Todo lo contrario que Santos, con quien bromea una de las militantes. “¡Vente con nosotros!”, exclama la mujer, que luego explica: “Es que es tan ‘salao’…”.

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