No habrá bandera LGTBI tampoco en Gran Vía. El despliegue que preparaba la organización de MADO 2021, con la financiación del Ayuntamiento de Madrid, para que la comunidad LGTBI madrileña mostrara su repulsa a las políticas homófobas del Gobierno húngaro de Viktor Orban no se celebrará.
Se trataba de una enseña de 700 metros de largo, desde Callao hasta el edificio Metrópolis. La idea partió de los colectivos pero iba a ser apoyada económicamente por el área de Vicealcaldía, liderada por Begoña Villacís, con 15.000 euros ante la negativa del PP a colocarla en la fachada del Palacio de Cibeles.
La Asociación de Empresas y Profesionales para Gays y Lesbianas de Madrid (AEGAL) lamenta que la subvención se confirmara tarde. Por ese motivo, aseguran, no pudieron pedir los permisos a Delegación del Gobierno a tiempo. La normativa marca que debe comunicarse con diez días de antelación y no podían acogerse al permiso de urgencia.
“Hasta el último momento no hemos sabido si teníamos subvención. El alcalde no se ha dirigido a nosotros y el PP tampoco parece tener interés. Lamentamos que no hay habido más implicación de la institución en conjunto”, explica Alfonso Llopart, presidente de AEGAL, en conversación con elDiario.es.
La Delegación del Gobierno, sin embargo, señala que no tiene constancia de ninguna comunicación en su registro sobre el acto de despliegue de la bandera, que se había gestado en secreto para evitar precisamente aglomeraciones, según Llopart. “Pero se filtró y se complicaron las cosas”, añade. Por su parte, la Junta de Centro, gestionada por el PP, defiende que ha sido la organización la que ha “desistido” del permiso para ocupar la vía pública.
La organización del Orgullo LGTBI ha sido especialmente complicada este año. Primero, por la situación epidemiológica que aún impide hacer grandes eventos. Segundo, según AEGAL, por el equipo de Gobierno. “No estamos con el Ayuntamiento ideal para estas cosas”, apuntan desde la asociación.
La exposición de la enseña en la sede del Ayuntamiento ha generado una pelea entre los socios de Gobierno y finalmente no ondeará en la fachada. El PP nunca contó con ponerla apelando a una sentencia que impide colocar banderas no oficiales en las instituciones mientras Ciudadanos era proclive a buscar alternativas. Otros muchos ayuntamientos de España la han sacado a sus balcones.