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¿Qué gran misterio esconde la calle Tudescos?

El crimen sin resolver de Vicenta Verdier, ocurrido el jueves 13 de abril de 1907. La noticia apareció en todos los periodicos de la época y

después de muchos vericuetos e investigaciones acabó como un caso abierto. Nunca se supo quién cometió su asesinato.

“Aquel mediodía, poco antes de la hora de comer, el chillido histérico de una mujer interrumpió el silencio del barrio. Un zapatero que trabajaba en la acera de enfrente y Matilde Merello, una vecina de buen oído que se dirigía a casa, fueron los primeros en darse cuenta de que el grito, sin duda, debía proceder del tercero izquierda de Tudescos 15, donde residía desde hacía ya algunos años una bella y ostentosa mujer llamada Vicenta Verdier. A pesar de la premura con la que vecinos y autoridades tardaron en echar la puerta abajo, poco hubo que hacer. El piso, sellado a cal y canto (aunque Vicenta, decían, dejaba a veces el cerrojo abierto, confiada como era, aquel día no había sido así), encerraba una tranquilidad pasmosa tan sólo interrumpida por el macabro hallazgo: un reguero de sangre a lo largo de todo el pasillo, desde la cocina a la habitación. Y, en la habitación, la fiel Nena, la perrita de aguas de Vicenta, que arrancó a ladrar como nunca antes cuando la policía intentó acercarse a la cama. En ella reposaba, en medio de un charco de sangre, el cuerpo degollado de la mujer, vestido apenas con una falda bajera, un corsé mínimo y un delantal. En la mano, dijeron los periódicos, quién sabe si por poetizar el asunto o por ser verdad, una figurita de plata de la virgen del Pilar. Y nada más. El silencio. Tan sólo una ventana abierta, la de la alcoba, que daba a la calle Silva, y una teja rota más allá, parecía dar una pista acerca de por dónde había huido el asesino. No hubo más. O no quisieron que lo hubiera.” (http://babilom.wordpress.com/2010/08/29/el-misterioso-crimen-de-la-fulana-verdier/)