Francisco Largo Caballero, representante de la clase trabajadora del Chamberí de principios del XX
Durante la tarde del martes, 29 de septiembre, el Pleno del Ayuntamieto de Madrid ha refrendado, a petición de VOX y con los votos del PP y Ciudadanos, retirar los nombres de la avenida Francisco Largo Caballero (San Blas) y del bulevar de Indalecio Prieto (Vicálvaro) del callejero de Madrid. En el caso de Largo Caballero, la retirada incluye también suprimir la placa de la que fue su casa en la plaza de Chamberí y la petición al Estado Central de la eliminación del monumento en su memoria situado en Nuevos Ministerios. La vida personal y política de Francisco Largo Caballero transcurrió, como explicaremos en las líneas siguientes, de forma inseparable al crecimiento del distrito de Chamberí en las primeras décadas del siglo XX.
Largo Caballero nació en una buhardilla de la Plaza Vieja de Chamberí el 15 de octubre de 1869, en una casa situada donde más tarde se construiría la Tenencia de Alcaldía del distrito. Creció, por lo tanto, a la vez que el barrio en su Ensanche por el norte. Hijo de un carpintero toledano emigrado a Madrid y una empleada del servicio doméstico oriunda de Guadalajara, también su familia representa bien el retrato robot del trabajador que hizo crecer la ciudad, precisamente en el último tercio del siglo XIX. En opinión del historiador Julio Aróstegui, autor de la mejor biografía publicada sobre Caballero, el elemento constante en su vida, el que hilvana sus diferentes vaivenes vitales y políticos, es la convicción de su pertenencia a la clase trabajadora y el establecer estrategias, certeras o erradas, en pos de su progreso.
Su madre aprovechó la aprobación del divorcio durante la Primera República para separarse de su marido, al parecer maltratador, lo que contribuyó a que su infancia fuera bastante dura. Francisco estudió en las Escuelas Pías de San Antón, en la calle de Hortaleza, hasta los siete años, edad en la que comenzó a trabajar como cajero (dijo él con gracia: la fábrica era de cajas de cartón) en la actual calle de Martínez Campos, en lo que sería solo el primer empleo de muchos otros hasta que, por casualidad, entró como aprendiz de estuquista en un taller de la calle Jesús del Valle. Este era un oficio bien valorado dentro del ramo de la construcción en aquella época y estaría asociado a su figura (Paco, el estuquista) para siempre. A los diecisiete años, Caballero era ya oficial con dos ayudantes a su cargo y continuó trabajando en el oficio hasta que fue elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid en 1905.
En 1890, trabajando en las obras de aplanado de la actual calle Bravo Murillo a la altura de Tetuán (pues, como todos los trabajadores manuales, tenía que aceptar otros trabajos ajenos a su oficio), y coincidiendo con la celebración del primer Primero de Mayo en Madrid, decidió asociarse a la Federación de Albañiles El Trabajo, afecta a la UGT (puesto que no había entonces una de estuquistas, que él mismo impulsó posteriormente). Poco después, ingresaría en la Agrupación Socialista Madrileña, donde participó del Pablismo, corriente que se reclamaba discípula del fundador del partido. En aquella época, Caballero vivía en la calle Eloy Gonzalo con su primera mujer y sus cuatro hijos, antes de mudarse con su segunda mujer al entorno de la Dehesa de la Villa, hacia 1914.
La relación de Chamberí con la vida política de Largo Caballero es tan intensa como la de su propia biografía con el barrio donde nació. En 1905 el PSOE decidió echar el resto en el Ensanche norte, presentando a las elecciones municipales por este distrito a Pablo Iglesias, Francisco Largo Caballero y Rafael Ormaechea, y publicando en El Socialista para la ocasión un programa-llamamiento titulado A los obreros de Chamberí. Como hace notar el historiador Rubén Pallol, ese mismo año se había hecho la reorganización distrital de la ciudad, tomando carta de naturaleza Chamberí en el listado, desgajado de Hospicio. Aunque el candidato más votado del distrito fue el torero Mazzantini, la convocatoria fue un éxito rotundo que acabó con la elección de la terna, con lo que el debut electoral de Chamberí quedaba ligado al comienzo de la carrera política municipal de los socialistas. Caballero será elegido concejal en cinco elecciones en total (entre 1905 y 1909 y, luego, de 1915 a 1919).
El nombre de Largo Caballero está asociado en los siguientes años al gran ascenso de la UGT, organización de la que fue secretario general a partir de 1918. Su nombramiento se produjo tras haber participado del Comité de la huelga revolucionaria de agosto de 1917 en nombre del sindicato, lo que le llevó a la cárcel hasta que su elección como diputado propició su amnistía, junto con la de sus compañeros. A partir de este momento comienza a figurar también en los órganos directivos del PSOE.
No es objeto de esta semblanza, pegada al terreno chamberilano, tratar su cantralidad en el sindicalismo español; su controvertida inclusión en el Consejo de Estado durante la dictadura de Primo de Rivera; su participación en el Pacto de San Sebastián, impulsor de la Segunda República; su papel como ministro de trabajo durante su primer bienio republicano; sus ímpetus revolucionarios a partir del 33 (fue encarcelado e imputado por rebelión en grado de dirigente máximo tras los hechos de Asturias, en 1934, y finalmente absuelto); su actuación como jefe del gobierno en 1936; su paso por el campo de concentración nazi de Sachsenhausen, o su muerte en el exilio, en 1946.
Una vida política, como se aprecia solo en los epígrafes, con una densidad e importancia difícilmente dirimibles en los términos provenientes de la historiografía franquista en los que se ha presentado la proposición de Ortega Smith (VOX) que ha acabado con la retirada de su nombre de la memoria en la ciudad (se hace referencia al oro de Moscú o a la Revolución del 34 como inicio de la guerra, entre otros tópicos). Sin duda, la memoria de un Presidente del Gobierno precisa de una crítica con un escenario de más enjundia que un pleno ordinario del Ayuntamiento, a no ser que los promotores de la resolución no consideren que el gobierno republicano no fuera durante aquellos años el legítimo gobierno de España.
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