El 40% de los árboles que el Gobierno de Almeida plantó en Conde Duque han muerto o han sido arrancados

El Ayuntamiento de Madrid planificó una revolución en las calles de Conde Duque durante la etapa de Manuela Carmena como alcaldesa. Los planes pasaban por eliminar los bordillos y reverdecer todo el entorno plantando árboles donde antes había coches aparcados. Lo hizo primero en las calles Palma y San Vicente Ferrer. También en Amaniel. Y después cedió el Gobierno a Almeida.
La llegada del nuevo alcalde supuso un parón inicial a la reforma, pero después fue retomada con aún más impulso, extendiendo a lo largo del año 2022 la actuacion en el barrio a calles aledañas como Noviciado, Quiñones, Montserrat o Acuerdo. Y también en el entorno del Mercado de Mostenses en el 2023. Los coches casi desaparecieron y, en su lugar, decenas de árboles fueron plantados a lo largo de las nuevas aceras, más anchas, por las que los peatones se podían mover con más facilidad.
Dos años después de las intervenciones, el balance es regular en cuanto al legado arbóreo recibido. Casi un 40% de los ejemplares que se plantaron en la segunda fase de las obras se han secado (los menos) o han sido arrancados. Se puede apreciar especialmente en la calle Norte, donde solo se mantienen en pie 5 de los 19 árboles que llegaron al entorno. Otro tanto sucede en Quiñones, con 7 de 12 árboles muertos o desaparecidos, según un recuento efectuado en el lugar por Somos Malasaña.

Los espacios donde más árboles han desaparecido son aquellos donde habitualmente se colocan más coches y furgonetas mal aparcados. Lo pueden hacer al no existir elementos del mobiliario urbano que les impidan colocarse sobre las aceras. Mobiliario que sí que fue colocado en la primera fase de la actuación, la de Ahora Madrid en 2018.
Esta práctica de los malos aparcamientos se puede observar además en la calle Montserrat, también arreglada en la misma tanda y donde, por fortuna, sobreviven los 15 ejemplares plantados en su momento. Aunque uno de ellos ya empieza a inclinarse, empujado por los camiones que habitualmente se colocan sobre la acera, en su esquina con San Dimas, otra de las calles donde hay dos huecos sin árboles.

La obra en las calles antes reseñadas correspondió a trabajos contratados por la Junta de Distrito Centro durante el primer mandato de Almeida, cuando estaba al frente de la entidad el concejal José Fernández. Los problemas de su ejecución son muy visibles dos años después de aquella reforma, especialmente si se compara con otra muy cercana de resultados mucho más duraderos, desarrollada por el área de Obras y Equipamientos unas calles más abajo.
La citada última reforma es de la peatonalización parcial del entorno del mercado de Mostenses, donde se plantaron por primera vez 10 árboles en la calle de la Manzana, ya sin coches y una docena en la cercana San Ignacio, que a día de hoy crecen de forma vigorosa.

También resisten la mayoría de los que rodean al mercado de abastos de Malasaña: el entorno de Mostenses cuenta desde hace un año con más de una veintena de ejemplares recién plantados y que han prosperado sin problemas. A diferencia de la parte más alta de Conde duque, en esta zona el Ayuntamiento apostó por unas guías para los árboles más robustas, que resisten mejor los envites de los vehículos mal aparcados. Se dejó asimismo menos huecos entre las plantaciones para impedir el aparcamiento y se colocaron elementos de mobiliario urbano -aparcabicis, asientos de piedra- de manera que no pudiera cruzarse ningún coche ni furgoneta en sus aceras.
Fuentes municipales explican a Somos Malasaña que el distrito es conocedor de la situación de falta de árboles y ha solicitado la reposición de los ejemplares secos. Llegarán “en la próxima campaña de plantación”, aseguran desde el Ayuntamiento de Madrid. Habrá que esperar para saber si, acompañándolos, desembarcan también otro tipo de protecciones que impidan los aparcamientos indebidos que han tumbado los ejemplares arrancados hasta ahora. Y que sean necesarias más plantaciones.
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