El Ayuntamiento busca ideas contra el urbanismo defensivo de sus predecesores
Los primeros meses de gobierno de Ahora Madrid están siendo un vaivén de pasos hacia adelante y hacia atrás en el cambio de orientación urbanístico de la ciudad. Gestos que señalan hacia una urbe más humana –como los cortes de tráfico de Gran Vía o el Paseo del Prado- se alternan con el enorme peso de la gestión del anterior Ayuntamiento, que recientemente ha quedado patente en la vía libre a la Operación Canalejas, que ha escocido en grupos afines a Ahora Madrid.
En el capítulo de los pasos hacia un nuevo modelo de ciudad más participada y humana, llega ahora una medida que pretende enfrentar el llamado urbanismo defensivo. Según informa Eldiario.es, el Ayuntamiento va a presentar un concurso público y participativo cuyo objeto será contar con bancos de diseño más amable que los actuales con los que ir sustituyendo aquellos conocidos como antimendigos.
Los bancos antimendigos, diseñados para que nadie pueda yacer sobre ellos, son el ejemplo más común de urbanismo defensivo. En su versión más recortada encontramos bancos individuales, dispuestos en ocasiones a gran distancia o con distinta orientación, no sea que a los ciudadanos les dé por tertuliar en una plaza sin pagar el peaje en la terraza. Este tipo de bancos podemos encontrarlos en Malasaña, por ejemplo, en la Plaza de Juan Pujol. Existen en Madrid, además, algunos bancos de madera que incorporan un apoyamanos en el centro de la tabla principal, con idénticas intenciones disuasorias. Aún encontramos diseños sospechosos menos representados, como los bancos convexos de fría piedra de la calle Flor Alta, junto al Instituto Europeo de Diseño.
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Curiosamente, el concurso no contempla sustituir de momento los polémicos apoyamanos de los asientos del nuevo modelo de marquesinas de autobús, que han desencadenado encendidas críticas y hasta una campaña llamada Arregla tu marquesina, que llevó a que algunas personas desatornillaran los asientos por su cuenta.
El próximo 29 de octubre se conocerán las bases técnicas y administrativas del concurso, abriéndose un plazo de presentación de ideas que se prolongará hasta el 11 de enero de 2016. La gestión del concurso correrá a cargo de la Oficina de Concursos de Arquitectura de Madrid (Colegio Oficial de Arquitectos) y podrán presentar sus propuestas diseñadores e ingenieros industriales, de forma individual o por equipos.
Según informa Eldiario.es el Ayuntamiento va a mantener, en primera instancia, una reunión con grupos de creatividad urbanacreatividad urbana para llevar a cabo una lluvia de ideas. El equipo de Manuela Carmena ya está trabajando con estudios de arquitectos y grupos de urbanismo crítico en otras cuestiones relativas al ordenamiento. Por ejemplo, la Junta Municipal de Fuencarral-El Pardo ha contado con Paisaje Transversal –oficina de innovación urbana muy ligada al activismo durante los últimos años- para llevar a cabo mapeos ciudadanos que ayuden a detectar los problemas del distrito.
¿Qué es el urbanismo defensivo?
O preventivo, o del miedo, como también es conocido. Se trata un paradigma de diseño urbano que lleva a que el mobiliario o los elementos urbanos sean diseñados para que el espacio público no sea usado por personas sin hogar, grupos sociales estigmatizados por determinadas clases sociales o-sencillamente- no sea utilizado.
Además de los bancos pensados contra los mendigos o contra el mismo hábito de sentarse, son frecuentes todo tipo de pinchos (algunas veces más escondidos tras el diseño y a veces menos) colocados estratégicamente para evitar que nadie se siente o se tumbe en portales, puertas de comercios, jardineras…
La misma ideología urbanística es la que sostiene –amén de otras causas como la rentabilidad económica- el diseño de ciudad repleto de aristas y formas duras en nuestras calles y plazas, así como la exagerada proliferación de terrazas.
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Rascando un poco más podemos colocar estas tipologías urbanas en relación con ciertas ideologías que permean la planificación actual de las ciudades, las que fomentan fronteras interiores, segregación espacial, control social y expulsión de la anormalidad. Una plaza dura es, a ojos de teóricos de la geoprevención urbana, un espacio defendible, un área donde el sospechoso es siempre visto y en el cual los elementos del mobiliario ayudan a que todo el mundo se limite a circular.
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