El movimiento ecologista y vecinal escribe su 'biblia' sobre la Operación Chamartín: “Es la negación del derecho a la ciudad”
La primera frase de un libro no siempre ofrece un resumen certero de su contenido. En el caso de una obra colectiva, donde una decena de voces se dan cita para volcar la lucha de otros cientos de personas, esa síntesis parecería aún más imposible. Y sin embargo, la línea que da inicio a Operación Chamartín: Una losa para Madrid capta a la perfección una historia de especulación y de avaricia que es también un relato de lucha y de rebelión ante la derrota. Dice así: “Este libro es un acto de resistencia frente a la resignación y también de reflexión frente a la alucinación”.
Una doble labor coordinada por la Comisión de Ordenación del Territorio de Ecologistas en Acción Madrid, con el apoyo de la editorial Traficantes de Sueños. Diez autoras y autores procedentes de disciplinas como el urbanismo, la historiografía, la lucha vecinal, el medioambientalismo, la sociología, la ingeniería o el periodismo unen esfuerzos para llevar a cabo “la autopsia forense de ese muerto viviente llamado Operación Chamartín”.
Así definían el proyecto urbanístico más longevo y ambicioso de la capital (ahora publicitado como Madrid Nuevo Norte) desde la web de Ecologistas en Acción al anunciar el acto de presentación del ensayo, que tuvo lugar el pasado jueves en el centro cultural Ateneo La Maliciosa. “Es la negación práctica del derecho a la ciudad, que ofrece un contraste escandaloso entre sus errores conceptuales, carencias técnicas y trampas legales y la apabullante dimensión de la maquinaria publicitaria, mediática y política a su servicio”, añadían.
En una sala abarrotada, pese a las inclemencias meteorológicas, la mesa redonda contó con la presencia de dos importantes figuras en la confección del libro: el arquitecto y miembro de Ecologistas en Acción Luis Suárez-Carreño y la inspectora de transportes e integrante de la Plataforma vecinal de la Zona Norte de Madrid Ana Iglesias. A ellos se unieron María Ángeles Nieto Mazarrón “Nines”, de Ecologistas, y el arquitecto Eduardo Mangada, exconsejero de Vivienda y Obras Públicas en los dos primeros Gobiernos de Joaquín Leguina al frente de la Comunidad de Madrid. Pero intervinieron muchas más personas del público, ligadas directa o indirectamente a un ensayo que analiza “las vergüenzas del culebrón urbanístico cuyo desenlace, de momento, es un monumental pelotazo”.
Un desenlace (ante el que cabe recurso en el Tribunal Supremo) avalado por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que en febrero dio luz verde a la construcción de 10.500 viviendas y 348 edificios de oficinas en 2,4 millones de metros cuadrados en el entorno de la estación de Chamartín. Todo se remonta a un contrato firmado en 1993 entre el Ministerio de Fomento y Unitaria, empresa inmobiliaria del banco público Argentaria y la constructora San José que ganó el concurso convocado por Renfe (propietaria de las parcelas).
Muchas cosas han cambiado desde entonces: Fomento es ahora Transportes, Renfe desgajó la gestión de sus infraestructuars en Adif, Argentaria se integró en lo que es hoy BBVA y el banco y la constructora pasaron a agruparse en la promotora Distrito Castellana Norte, en 2022 renombrada Crea Madrid Nuevo Norte. Pero si algo se transformó, fueron las condiciones del acuerdo: la inversión en dotaciones públicas fue mermando mientras el espacio cedido aumentaba prácticamente con cada renovación efectuada entre el Ministerio y Distrito Castellana Norte a lo largo de las décadas, mientras cada vez más voces reclamaban que el contrato debía volver a salir a concurso ante la falta de ejecución.
No fue así, y diversas cláusulas favorables al Estado siguieron modificándose hasta convertir esa explotación conjunta en una venta de más de un millón de metros cuadrados (como muestra el gráfico que sigue a este párrafo). La propia cúpula de DCN reconoció estas “incuestionables ventajas” en un documento al que tuvo acceso elDiario.es. Mientras, sigue sin colocarse un solo ladrillo, algo que según Eduardo Mangada tiene todo el sentido dado el carácter de la Operación Chamartín: “Estamos ante un robo del patrimonio común. Se trata de especulación financiera, más que inmobiliaria. El chollo no está en construir, sino en hacer negocio con el gran capital financiero gracias a la transformación del suelo público en una mercancía. No es un desarrollo urbano, es un atropello urbano”.
El proceso también requería de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana y variaciones en las normas urbanísticas de la ciudad. El Ayuntamiento de Manuela Carmena acabó aprobándolas, en un proceso que supuso un auténtico desgarro para la izquierda madrileña. “No se puede entender lo que ha pasado en este espacio político, al menos a nivel municipal, sin tener en cuenta el apoyo de Carmena a la Operación Chamartín después de prometernos que no se lo daría”, opina Luis Suárez-Carreño.
Porque el libro también se detiene en esta herida interna, en el impacto social que toda la batalla ha supuesto para la izquierda alternativa y el movimiento vecinal de la capital. Para Suárez-Carreño, uno de los objetivos es “construir memoria urbana y de las luchas ciudadanas para armarnos y protegernos frente a futuras agresiones, porque aunque hayamos perdido en los tribunales, con el ensayo intentamos que haya un registro material de nuestra victoria moral”.
Queremos construir memoria urbana y de las luchas ciudadanas para armarnos y protegernos frente a futuras agresiones, porque aunque hayamos perdido en los tribunales, con el ensayo intentamos que haya un registro material de nuestra victoria moral
No falta la perspectiva sobre la afectación a la rutina de los residentes en una de las zonas con más necesidades de Madrid. Ana Iglesias considera que, pese al millonario dispendio, las deficiencias van a continuar e incluso crecerán: “No se mejora el transporte, la accesibilidad de Chamartín, sus infraestructuras, ni sus conexiones. Estamos ante una operación a mínimo 20 años vista, dos décadas en las que no se van a arreglar la piscina ni el campo de fútbol de San Cristóbal. Las carencias de los barrios no se van a compensar, y ya nos tememos cómo afectará a la movilidad el previsible cambio de uso terciario a residencial en edificios que ahora se proyectan para oficinas. Mientras, seguimos sin saber qué dotaciones de centros de salud o educativos habrá”.
La doble losa
La ristra de reivindicaciones por las cuales colectivos vecinales y medioambientales entienden Madrid Nuevo Norte como una losa para la ciudad podría seguir. “No contempla vivienda pública en una situación de emergencia habitacional”, recuerda por ejemplo Suárez-Carreño. “Van a eliminar 5.000 árboles”, recalca María Ángeles Nieto. “Es una oportunidad perdida para crear una cuña verde o corredor ecológico que conecte ese territorio con los espacios verdes protegidos del norte de la Comunidad”, menciona la arquitecta Norma Pérez Huerta. Pero la losa no es solo metafórica, también hay una literal.
La Operación Chamartín se asienta en parte sobre una enorme losa de hormigón de 14 hectáreas, donde según Ecologistas en Acción “solo se podrán plantar especies de escaso porte por falta de profundidad del sustrato orgánico”. Sus promotores han hablado por contra de “un reto técnico nunca visto hasta la fecha” para “cubrir casi la totalidad de la playa de vías, actualmente al descubierto, y crear encima de esta cubierta un gran parque”. Con ello se conformaría “uno de los espacios verdes más importantes de Madrid”, con una superficie de 13 hectáreas.
El arquitecto Félix Arias desgranaba los pormenores de esta maniobra en un artículo de Nueva Tribuna: “El parque de El Capricho tiene 14 hectáreas, frente a las 118 de un parque de gran calado como el Retiro. Pero existiendo mas de 100 hectáreas de terreno natural en Fuencarral adecuadas para hacer un gran parque y reivindicado por los vecinos, la Operación Chamartín se plantea el reto de hacer una gran losa de hormigón para cubrirla de tierra y proponerla como parque. La losa daría mucha nueva edificabilidad y el control de la promoción del Centro de Negocios a sus promotores, aunque suponga un coste elevado y sea inadecuada como parque y para el sistema ferroviario”.
Paradójicamente, la resolución del TSJM se ampara en la losa para valorar los aspectos más positivos del proyecto de cara a la imagen y la habitabilidad de Madrid Nuevo Norte. Así lo detalla Ana Iglesias: “Los jueces dicen que la losa está muy bien, que de hecho es un factor para justificar la ejecución de la operación. Lo cierto es que sin ella el proyecto recordaría a Madrid Puerta Norte, una versión anterior que podría mejorarse y criticarse, pero al menos tenía algún sentido. Cuando dieron luz verde al plan con su losa, incluso destacándola, sentimos que habíamos perdido”.
De esa derrota, que no fracaso, surge esta biblia de la Operación Chamartín. Y para que alcance al mayor número de lectores, tiene una marcada voluntad divulgativa. Los textos son rigurosos sin caer en un lenguaje demasiado académico ni especializado. La congregación de autores, que podría provocar una obra errática con problemas de estructura, se revela en todo lo contrario: el crisol de perspectivas sirve para desgranar todas las dimensiones del problema desde una coherencia absoluta y favoreciendo el dinamismo del ensayo, incluso su fluidez. Como apunta Suárez-Carreño, son “textos integrados en una narrativa y un estilo, no son reflexiones independientes”. Los abundantes gráficos estadísticos, mapas y otros recursos visuales ilustran y complementan a la perfección los logros de la escritura.
El libro, que no cuenta con ningún tipo de financiación exterior más allá de las aportaciones de los autores y su círculo, pretende asimismo “contrarrestar la maquinaria política, económica y mediática” que para Suárez-Carreño ha amparado todo el proceso: “Una operación ficticia que según los dirigentes madrileños, esos que creen ciegamente en el modelo neoliberal, nos ha puesto en el mapa de las ciudades más avanzadas. Pero la realidad es que estamos ante una espiral en la que nos están arrebatando ya no solo el derecho social a la ciudad, sino la propia ciudad”.
- Operación Chamartín: Una losa para Madrid es un libro colectivo editado por Traficantes de Sueños en su colección Sueños de sabotaje. La lista de autoras y autores la conforman la ingeniera agrónoma Talma Alba, el ingeniero de caminos Ángel C. Aparicio Mourelos, el urbanista Daniel Azurza, la periodista Patricia Calvo, el historiador Pablo Carmona, la inspectora de transportes y miembro de la Plataforma de la Zona Norte de Madrid Ana Iglesias, la socióloga urbanista Aurora Justo, el sociólogo Miguel Rodríguez Morales y los arquitectos Norma Pérez Huerta, Luis Suárez-Carreño y Alberto Tellería. Además de en librerías seleccionadas, el ensayo puede adquirirse en este enlace.
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