Con la llegada del mes de septiembre la ciudad recupera, poco a poco, su pulso normal después de varias semanas a medio gas, fruto de las vacaciones. La actualidad también se va acelerando poco a poco, aunque el verano ha dejado numerosas informaciones de relevancia que, tal vez, pasaron desapercibidas para los lectores de este periódico que disfrutaban de un descanso lejos de estas tierras. Para ellos hacemos este minucioso repaso informativo a los sucedido en Madrid durante los meses de julio y agosto.
Lo más relevante pasó hace unos pocos días. Somos Madrid desveló que el equipo de Almeida prepara la privatización a 40 años de todas las calles y plazas de la zona de AZCA, una operación inmobiliaria que incluye una importante reforma, explotación intensa del espacio público y que al Ayuntamiento le saldrá a pagar: además de no tener previsto reclamar ningún canon, la concesionaria cobrará casi dos millones de euros al consistorio por sustituirle en el mantenimiento de aceras y jardines.
Más avanzada que el proyecto de AZCA está la privatización gratuita de cinco parcelas municipales en distintos distritos durante los próximos 75 años, nada menos. Tres serán para la Iglesia Católica, que ha sido la única en acudir a un concurso público hecho a su medida, ya que había pedido los terrenos para la construcción de varios templos. Otras dos parcelas irán a parar a sendas fundaciones. Y los terrenos alrededor del Estadio Metropolitano se van a ceder al Atlético de Madrid, durante 75 años, para que monte su ciudad deportiva y también un negocio alrededor del deporte y del ocio. Todo lo pagará una promotora inmobiliaria.
Las concesiones privadas también han llegado hasta los aparcamientos municipales. Para una de las últimas, la que servirá para gestionar el aparcamiento de Santo Domingo, el Ayuntamiento de Madrid ha escogido la oferta de una de las empresas que resultará más cara para los residentes. Al igual que hizo en el parking del Carmen.
En cuanto al patrimonio de la capital, dos cosas especialmente relevantes ocurrieron (aunque hay otras, como el estudio previo a la restauración de la Puerta de Alcalá y la posibilidad de su peatonalización de las que también hablamos). Por un lado la justicia dio la razón a las asociaciones que denunciaron la demolición de las históricas Cocheras de Cuatro Caminos y que el Ayuntamiento de Madrid permitió echar abajo para construir una urbanización con cientos de pisos. No obstante, Almeida ultima un plan para legalizar los pisos anulados por el Supremo.
Por otro lado, en las obras con más visibilidad de las que se están ejecutando en Madrid, las de la Puerta del Sol, aparecieron unos restos del siglo XIX. Eran básicamente cimientos que ayudaban a entender la historia de la plaza. La Comunidad decidió permitir que el consistorio volviera a enterrarlos, para que los trabajos en el corazón de la capital no se retrasaran. Y el área de Obras no tardó ni un día en cubrir los restos de arena. Un hito más en el mapa de los horrores urbanísticos contra el patrimonio de Madrid, muchos de ellos dirigidos al que permanece enterrado en la ciudad.
Tampoco han parado los movimientos urbanísticos e inmobiliarios en Tetuán, donde se ha producido un ascenso de nuevos modos de vivienda como el coliving, con algunos tintes especulativos. Mientras, van desapareciendo enclaves históricos que conformaban el Tetuán de las casas bajas, como el inmueble bajo la confluencia de las calles Bravo Murillo y Capitán Blanco Argibay, donde estaba Casa Aurelio. Por cierto que en este distrito madrileño se ubica el Mercado de las Maravillas, el más grande de Europa, y hablamos con su nuevo gerente. José Miguel García Viejo nos contó algunos entresijos del lugar y habló de los retos para el futuro, que no son pocos.
Tuvimos el día más caluroso de la historia, durante una semana en la que falleció un barrendero limpiando bajo un calor abrasador. Luego Almeida intentó echar balones fuera pero acabó dando su visto bueno a un protocolo para los trabajadores de limpieza bajo altas temperaturas. También vivimos una jornada en la que olía a quemado y el cielo estaba neblinoso. Luego nos enteramos de que no se quemaba nada en Madrid, sino que el aroma a chamusquina llegaba desde Portugal.
La movilidad en la capital fue tranquila y la ausencia de coches, como cada verano, hizo desaparecer los atascos de las vías madrileñas. También están desapareciendo cada vez más ciclistas, especialmente los abonados a Bicimad, cuyo número está cayendo en picado debido a lo que sus trabajadores consideran un empeoramiento del servicio. Con la vuelta acuérdate de que los Cercanías son gratis desde el pasado 1 de septiembre y el abono de transportes sale más barato. Además, durante dos jornadas de esta semana (días 7 y 8) los autobuses de la EMT tampoco tienen coste para el viajero.
Menos calmados han estado los taxistas, que se revelaron contra el principal grupo hostelero de Ponzano, Lalala, por la deuda que tiene contraída con ellos. Los asociados a la Gremial del Taxi reclaman cientos de miles de euros por la compra de parte de su sede y convocaron protestas a las puertas de los locales del grupo. Y en esto de la movilidad también ha suscitado debate qué hacer con el soterramiento de la A-5.
Otra alteración en el transporte ha sido el corte de la línea 6 de Metro entre Nuevos Ministerios y Sainz de Baranda hasta la primera quincena de septiembre por obras de mejora y desamiantado. Por suerte siempre hay alternativas.
Madrid de terrazas y cañas, también en verano
Aunque el tren político se frena en el periodo estival, hay narrativas que no paran. El cartel promocional de una conocida película tiró de una famosa frase de Ayuso, lo cual nos llevó a reflexionar sobre las campañas inspiradas en sus discursos de cañas, terrazas y libertad. Precisamente sobre estas terrazas hablamos desde una perspectiva histórica y muy visual a través de dos fotografías que compartió la Biblioteca Digital Memoria de Madrid.
También hemos visto muestras de rebelión y lucha vecinal o social contra la uberización de la capital o la poca altura de miras de algunos dirigentes madrileños. Ha ocurrido con las protestas de los vecinos de Arganzuela por el alquiler a Uber de 308 plazas de un parking municipal por la mitad que a los residentes. O con la movilización de varios actores de la sociedad civil para que un colegio de Madrid, con estancias que sirvieron de taller al fotógrafo Jean Laurent (gran retratista de la ciudad en el siglo XIX), lleve su nombre. Una iniciativa que no está siendo fácil ante la inexplicable cerrazón de algunos políticos.
El Madrid más festivo tuvo sus luces y sus sombras. Algunas celebraciones regresaron al pleno rendimiento después de dos años de pandemia. Es el caso de San Lorenzo, San Cayetano y La Paloma, sobre las cuales buscamos una perspectiva renovada para saber cómo ven estas fiestas populares la gente joven. En lo cultural, lo más dramático fue un festival que olía a chamusquina y acabó saltando por los aires.
Por suerte siempre aparecen proyectos para ver la ciudad con mejores ojos, como este en el que una veinteañera publica y recopila muebles abandonados en contenedores y asfaltos de la capital, o algunas terrazas solidarias que desafían el modelo del egoísmo y el individualismo. Madrid, en definitiva, ha seguido en verano tan contradictoria como siempre.