Lo avisaba la Agencia Estatal de Meteorología por la mañana del martes: se esperaban fuertes lluvias toda la jornada. Y Madrid activaba la prealerta por inundaciones en toda la región. En la capital, las balsas de agua aparecían en numerosos puntos debido a la intensidad de las precipitaciones, algunos de ellos con la reforma prácticamente acabada.
Es el caso del tramo de la calle Alcalá entre Cibeles y su cruce con Gran Vía, donde los trabajos acabaron en verano. Coches y autobuses se sumergían en un enorme chaco de varios centímetros de profundidad, como muestra el siguiente vídeo (en el texto indica Gran Vía aunque su autora corrigió la ubicación en un tuit posterior):
Uno de los puntos negros por el agua era Atocha, donde el tráfico habitual atravesaba unas enormes balsas desde primera hora de la mañana.
Una visitante narraba a su madre en cuatro vídeos el estado general para cruzar una calle del centro.
La situación era aprovechada por la portavoz de la oposición en el Ayuntamiento, Rita Maestre, para denunciar que el lugar había sido asfaltado recientemente.
Fuera del centro, los efectos de la lluvia también se dejaban sentir a la entrada de infraestructuras de transporte como la estación de Cercanías de Orcasitas, donde una viajera denunciaba la acumulación de agua.
También los parques infantiles se convertían en piscinas:
Los servicios de emergencias confirmaban a la hora de comer que la mayoría de intervenciones estaban relacionadas con el achique de agua en las calzadas de la capital.