Los SUV, en el punto de mira de los ecologistas… y de los políticos

La generalización de los vehículos con carrocería SUV está dando lugar a una serie de iniciativas sobre las que merece la pena pararse a reflexionar. Por un lado, en los últimos años se han multiplicado las acciones de grupos de inspiración ecologista que se han dedicado a deshinchar las ruedas de esta clase de coches y, más recientemente, a realizarles pintadas. Por otro, un número creciente de ayuntamientos -franceses sobre todo- ha dado el paso de imponer tarifas de estacionamiento más elevadas a estos modelos.

Por empezar por las medidas de orden legal, el Ayuntamiento de París ha sido el último en sumarse a un movimiento que ha encontrado eco ya en otros consistorios como los de Lyon y Grenoble. Hace pocas semanas ha aprobado -y de manera unánime- la imposición de precios de estacionamiento más caros a los propietarios de SUV dentro de su cruzada por reducir la contaminación de la capital francesa.

Aunque todavía no se conocen los detalles de la normativa que así lo imponga, se sabe que tendrá en cuenta el tamaño del vehículo, su peso y el motor que incorpora. Se espera que los modelos eléctricos y los utilizados por familias numerosas, que los necesitan de mayor tamaño, queden exentos del incremento de tarifas, que entrará en vigor el 1 de enero de 2024.

En declaraciones que recoge el diario The Guardian, el concejal del partido ecologista EELV Frédéric Badina-Serpette, artífice de la iniciativa, ha dicho: “Nos gustaría que la ciudad de París cambie el pago por el estacionamiento para que sea progresivo de acuerdo con el peso y el tamaño de los vehículos”. El objetivo es “ocuparse de un absurdo: la auto-besidad, es decir, el crecimiento inexorable del peso y el tamaño de los vehículos que circulan en nuestras ciudades, y particularmente en París”.

De acuerdo con las autoridades de la ciudad, la cantidad de SUV ha aumentado en ella un 60 % en los últimos cuatro años, y ahora mismo representan el 15% de los 1,15 millones de vehículos privados estacionados en París todas las noches. Aquellas confían que el aumento de las tarifas frene este incremento y fomente la propiedad de coches más livianos.

David Belliard, teniente de alcalde responsable del espacio público y la política de movilidad, ha indicado que los SUV son incongruentes en un entorno urbano. “No hay caminos de tierra ni carreteras de montaña… Los todoterrenos son absolutamente inútiles en París. Peor aún, son peligrosos, engorrosos y utilizan demasiados recursos para ser fabricados”, precisó.

Por su parte, Pierre Chasseray, portavoz de la asociación 40 Millions d'Automobilistes, sostiene que el número de SUV ha crecido porque las familias más grandes los están comprando para reemplazar sus monovolúmenes. “Son vehículos familiares que se utilizan para salir los fines de semana o de vacaciones. Estamos complaciendo a una pequeña minoría de la población urbana que ha decidido hacer del SUV el símbolo de la batalla contra la contaminación”, ha declarado a Le Parisien.

La decisión del Ayuntamiento de París sigue los pasos de otra similar aprobada en Lyon para gravar, también a partir del año próximo, el estacionamiento en función del peso del vehículo. El consistorio de Grenoble, gobernado por partidos ecologistas y de izquierda y conocido por sus iniciativas ambientales, está trabajando en una normativa semejante.

“Tu lujo, nuestro calentamiento”

En los dos últimos años se han multiplicado las acciones de grupos de activistas contra modelos SUV y 4x4. Las primeras de que se tuvo noticia consistían en deshinchar las ruedas de los coches para que no pudieran circular y, por tanto, contaminar. Los autodenominados The Tyre Extinguishers (aniquiladores de neumáticos), que han actuado por ejemplo en Barcelona, acostumbran a dejar un escrito reivindicativo en los parabrisas con el que buscan poner de manifiesto, básicamente, que el coche en cuestión “supone un problema para el planeta”.

En fechas más recientes hemos sabido que varios vehículos habían amanecido en el barrio de Salamanca de Madrid, entre otros, con pintadas que lucían el mensaje “1,5º C”, en alusión a la actual crisis climática y a la indicación de la ciencia de que no podemos aumentar la temperatura por encima de un grado y medio si queremos frenar las consecuencias más graves del cambio climático.

Concretamente, la mención remite al Informe Especial sobre Calentamiento Global de 1,5° C publicado por el IPCC (Grupo intergubernamental sobre cambio climático) en 2018. En él se alerta del riesgo de que la temperatura global siga creciendo y se llegue al límite de 1,5° C comparado con la época preindustrial, a comienzos del siglo XVIII.

Las pintadas se las atribuyó la supuesta asociación Mariposas en el Tubo de Escape, que en un comunicado declaraba jocosamente estar compuesta por vehículos de alta gama. Estos se confesaban reconociendo “su responsabilidad en la emergencia climática” y anunciando nuevas acciones toda vez que son ellos “quienes tienen más medios” para transformarse.