“Un diseñador de coches no puede decir no cuando te llama una marca como Alfa Romeo”. Así de tajante se muestra Alejandro Mesonero-Romanos cuando se le pregunta por su inesperado cambio de trayectoria profesional del verano pasado, cuando cambió el Grupo Renault, en el que acababa de recalar, por la histórica firma milanesa. Nos encontramos con el diseñador madrileño, de larga carrera previa en el Grupo Volkswagen (y antes en la misma Renault), en el Museo Storico de Alfa en Arese, al norte de Milán.
Paseando entre las joyas más preciadas de la centenaria marca, Mesonero desgrana los planes que se le han encomendado para los próximos años, que no van a mantenerle precisamente ocioso. Sin posibilidad de influir nada en el Tonale, un SUV que llegará al mercado en junio del año próximo, el Head of Alfa Romeo Design trabaja ya en el dibujo de “cuatro modelos de calle” -habrá, pues, alguna sorpresa en otros campos- que se comercializarán a razón de uno por año hasta 2026. “Y no todo serán carrocerías SUV”, puntualiza entre risas.
Como ya explicó recientemente el CEO de Alfa, Jean-Philippe Imparato, 2024 verá la llegada del primer modelo 100% eléctrico de la marca, y para 2027 la gama completa será eléctrica. Mesonero-Romanos está volcado de hecho en una estrategia a 10 años vista, centrada como es inevitable en la electrificación y sustentada en un equipo de diseño que acaba de incrementar personalmente en 12 personas.
Su reto no es otro que hacer compatible esa electrificación, que pasa por anodina, con el carácter pasional, “visceral” -adjetiva él, que tanto se inspira en el cuerpo humano para crear sus bocetos-, de un fabricante conocido mundialmente por sus automóviles deportivos. “Me propongo cambiar la cara, la mirada, las proporciones de los coches -explica- para que sean más visuales y potentes”, en un ejercicio que exige mirar al pasado glorioso de Alfa y tirar de legado, por así decirlo, pero sin incurrir de ningún modo en diseños retro.
Mesonero pretende que de sus lápices salgan siluetas originales, con mucho carácter, casi osadas. “El ideal es alguien exclame ¡guau! cuando las vea, sin que ello implique caer en la estridencia; más bien busco líneas sencillas. Cuando diseñas para una marca nueva hace falta cargar un poco las tintas, pero una como Alfa Romeo no lo necesita en absoluto”.
Con el curso de la conversación, el diseñador español desciende a los detalles de lo que se propone hacer en Alfa desde un punto de vista más técnico. Para empezar, ha adoptado el principio elettrico leggero, en una batalla contra uno de los principales enemigos del coche eléctrico: el exceso de peso. La ligereza hará posibles modelos para disfrutar al volante, de excepcional aceleración y manejo y dotados de un sonido que no imitará el de los vehículos de combustión -“eso me parece un fake”- pero “sí cambiará en función de si el coche acelera, frena o se está recargando”.
Mesonero-Romanos piensa en diseños visualmente ligeros, en concordancia con lo recién expuesto, y no específicos para modelos eléctricos. “En mi opinión, un eléctrico no tiene por qué parecer un eléctrico, y además dentro de unos años esto será absurdo porque todos los coches lo serán y carecerá de sentido intentar distinguirse en ese aspecto”, argumenta.
La importancia de la aerodinámica
El otro aspecto al que el español presta especial atención es la aerodinámica, entre otras razones porque “la prioridad actual ha pasado de la reducción del consumo al aumento de la autonomía, y aquí cada detalle cuenta”. En este aspecto, fantasea con retomar soluciones como la coda tronca utilizada por Zagato, uno de los carroceros que más trabajos ha servido históricamente a Alfa Romeo, o todas aquellas que pueda proporcionarle la larga trayectoria de la marca en el mundo de la competición.
El hecho de compartir plataformas con otros vehículos del grupo Stellantis -el eléctrico de 2024 ya empleará una de ellas- no supone un problema para Mesonero. Al contrario, le parece “una oportunidad para invertir el dinero en otras cosas, como los materiales o el propio diseño”. Del mismo modo, la electrificación cambia la arquitectura entera del coche, afirma, pero de ello se deriva también una oportunidad. “Lo que realmente limita el diseño hoy es la legislación”, sentencia jocosamente.
Por lo que hace a los interiores, sobrecargados en exceso según el diseñador madrileño, aspira a “depolucionarlos” de forma que uno pueda llegar a sentirse tan cómodo como en el sofá de su salón. “El habitáculo de un coche es la prolongación de nuestra casa”, asegura, y de ahí que haya que ofrecer a los usuarios “líneas robustas y ligeras al mismo tiempo, centradas en el conductor y con tecnología intuitiva”. Mesonero dirigirá sus esfuerzos al diseño del volante y la reinterpretación de los cannocchiale, los característicos relojes cónicos de Alfa.
De puertas para fuera, le obsesionan en especial los faros, es decir, los ojos del coche, terreno en el que la herencia de la marca es también legendaria, y el estilo de las llantas, además del propio scudetto de Alfa. En resumen, el legado que él pretende dejar en Milán se compone de diseños emocionales para (re)conquistar a los alfistas, deportivos eléctricos premium que se codeen con los de Jaguar o BMW y que sepan conjugar modernidad con elegancia, simplicidad de rasgos y, sobre todo, mucho carácter. No es poco desafío para un creador de siluetas que, eso sí, después de 26 años de oficio, dice estar trabajando con mayor libertad y confianza de la que ha disfrutado nunca.