Ford Edge Vignale, un lujo de todocamino

Pedro Umbert

El lujo de un coche no se mide solo por el extenso equipamiento que ofrece y por su cuidada factura interior, a pesar de que estos sean elementos esenciales, sino también por factores que no se ven pero sí se dejan sentir, léase la comodidad de rodadura o el silencio en el habitáculo. De todo ello tiene, y en abundancia, el nuevo Edge, el SUV grande de Ford, máxime cuando se trata de su exclusiva versión Vignale.

Para empezar, el Edge Vignale dispone de mucha potencia, 210 caballos en la unidad que hemos tenido ocasión de probar, dotada de un motor diésel 2.0 TDCi con doble turbo (existe otra versión de 180 caballos). Cuenta también con tracción a las cuatro ruedas y un cambio automático de doble embrague PowerShift, de seis velocidades.

Este tope de gama de la gama Edge cuesta 53.725 euros, un precio en el que se incluyen diversos beneficios exclusivos como la posibilidad de contactar con un asesor personal a cualquier hora del día, un servicio para preparar viajes o actividades y una app que ofrece consejos de conducción, localizador de gasolineras y conexión a servicios de emergencias.

Con el motor de 210 caballos, las casi dos toneladas del Vignale se mueven con alegría en cualquier situación, y ello con un consumo razonable de algo más de 8 litros cada 100 kilómetros como promedio. Otra cosa es el comportamiento de un vehículo tan contundente, del que no conviene esperar la máxima agilidad en zonas de curvas o cuando se frena demasiado tarde. Con todo, el coche muestra un equilibrio bien conseguido entre dinamismo y confort.

Su tacto general es de enorme refinamiento, tanto por lo que afecta a la calidad de la rodadura como al confort acústico, en el que Ford ha echado el resto. En las plazas traseras se disfruta de una gran amplitud y comodidad para afrontar desplazamientos largos, y todo el equipaje necesario para un viaje de estas características cabe de sobra en su maletero de 602 litros.

La exclusividad no solo ha de sentirse, también debe proclamarse de puertas afuera. Por eso el nuevo modelo del óvalo luce detalles propios como los faros antiniebla cromados, las llantas de 19 pulgadas, colores de carrocería diferenciados y una parrilla distintiva de la familia Vignale.

De su extensa dotación tecnológica merecen mencionarse la frenada automática de emergencia, alerta por cambio involuntario de carril, lector de señales de tráfico, sistema de cambio automático de luces, detector de fatiga y cámara de visión trasera, entre otros numerosos dispositivos.

Otros equipamientos de seguridad disponibles son la ayuda de aparcamiento semiautomática en línea y en batería, el control de velocidad activo con aviso de posible colisión y detección de peatones y ciclistas, y un limitador de velocidad que se adecúa a las limitaciones que ve el detector de señales de tráfico.

Un dispositivo como el avisador de vehículos en el ángulo muerto, cada vez más común en vehículos de gama inferior a la del Edge Vignale, cuesta en este caso 350 euros adicionales.