La celebración en aguas mallorquinas de la quinta prueba puntuable de las 52 Super Series de vela, que entre otros patrocina Land Rover, nos ha brindado la oportunidad de ponernos al volante de uno de los modelos más soberbios de la firma inglesa. A bordo del Range Rover Sport, en su versión híbrida enchufable P510e, hemos recorrido buena parte de la isla de Mallorca y llegado a parajes tan bellos y de difícil acceso como el puerto de Valldemosa.
Precisamente en esta última parte de la ruta, unos cinco kilómetros que discurren por una carretera escarpada y angosta donde hay que detenerse cada poco para ceder el paso a otros vehículos, hemos podido calibrar la mucha tecnología de chasis embarcada en el Range Rover Sport. La que se hace más evidente en un trazado tan ratonero es la dirección en el eje trasero, que permite a este tanque de casi cinco metros de largo, dos de ancho y más de 2.800 kilos entrar en las curvas con la agilidad de un utilitario.
Para los amigos de la precisión, diremos que las ruedas traseras giran 7,3 grados en sentido contrario al de las delanteras cuando se circula a baja velocidad y que en carretera o autovía el giro se invierte para garantizar una estabilidad óptima.
El coche dispone de un sistema electrónico de control activo del balanceo de 48 V, capaz de aplicar un par de hasta 1.400 Nm en cada eje para proporcionar un alto nivel de control de la carrocería -y una grata sensación de confianza- en zonas viradas (la de Valldemosa es más bien revirada).
Por su parte, el dispositivo Adaptive Dynamics 2 mejora la capacidad dinámica y controla de manera continua los amortiguadores activos de válvula doble para reducir los movimientos no deseados de la carrocería. Controla los factores externos hasta 500 veces por segundo a fin de ofrecer una respuesta óptima y funciona coordinadamente con otras tecnologías del chasis para dar lugar a lo que la marca considera, no sin razón, la dinámica de conducción más precisa y sólida de un Range Rover Sport hasta la fecha.
Todo este arsenal viene a agruparse en el denominado el Stormer Handling Pack, de serie en las versiones V8 y P510e, del que forman parte el sistema de tracción Dynamic Response Pro, la dirección a las cuatro ruedas, el diferencial activo electrónico con reparto de par en curva mediante el frenado y varios programas configurables. Con estos últimos se pueden personalizar los modos de conducción y adaptarlos a la experiencia de manejo en carretera y fuera de ella, en caso de que algún usuario audaz decida hacer excursiones campestres como un modelo como este que se antoja más bien carne de asfalto.
Si aun así el conductor insiste, tiene a su disposición un control de crucero todoterreno adaptativo que le ayudará a recorrer tramos incluso exigentes al adaptarse de manera continua a las condiciones de la superficie por la que circula. Quien está al volante puede seleccionar uno de los cuatro ajustes de confort y concentrarse únicamente en el guiado, pues el sistema se encarga por sí solo de establecer la velocidad del vehículo.
Versiones electrificadas
A punto de ser sustituido por una versión aún más potente (P550e), hemos conducido el híbrido enchufable de 510 caballos, que no son precisamente pocos, fruto del empuje de un motor de gasolina Ingenium de seis cilindros y 3,0 litros de Land Rover y de otro eléctrico de 105 kW alimentado por una batería de 38,2 kWh.
Semejante aparato pasa de 0 a 100 km/h en solo 5,4 segundos y cuenta con una autonomía en modo eléctrico de 112 kilómetros en condiciones de homologación y de unos 85 km en conducción real, suficiente en principio para que la mayoría de los conductores haga casi todos sus trayectos diarios sin emisiones. Para los desplazamientos más largos, el sistema híbrido enchufable ofrece una autonomía combinada de alrededor de 740 km.
Land Rover comercializa otra variante enchufable del coche, la P460e (que remplaza a su vez a la P440e), con 460 CV de potencia y 121 km de autonomía eléctrica. El precio de este modelo parte de 104.150 euros en versión S, por los 145.300 que cuesta el P550e, disponible exclusivamente en la mucho más lujosa y equipada terminación Autobiography. Ambos híbridos enchufables se sitúan en la antesala de la electrificación completa del Range Rover Sport, prevista para el año 2024.
Por terminar con algunas de las delicatessen que se disfrutan en el habitáculo, mencionaremos un dispositivo de purificación del aire de nueva generación, provisto de filtro para partículas PM2.5, actualizaciones remotas por software inalámbrico para un total de 63 módulos y equipo de sonido con tecnología de cancelación de ruido que transforma por completo la experiencia a bordo. Especialmente el silencio interior, junto con la exquisita suavidad de la rodadura, hace que dentro del Range Rover Sport uno comprenda que existe una conjugación del verbo viajar del todo diferente a la acostumbrada.