El Renault Clio se acerca a los 30 años de trayectoria con un bagaje difícil de superar de 15 millones de unidades comercializadas en todo el mundo, casi 1,1 de ellas en España. Tanta es su aceptación desde la lejana campaña publicitaria de los JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados) y aun antes, que puede presumir de ser uno de los pocos coches que se vende más según se acerca el fin de su ciclo comercial, algo que ocurre en muy raras ocasiones.
La mayor parte de los compradores del Clio aduce la estética como su mayor atractivo, seguido a mucha distancia por el precio. Ahora que alcanza su quinta generación, también la tecnología empezará seguramente a contar mucho en su favor, en conjunción con un diseño interior que cabe considerar revolucionario en relación al modelo a la venta desde 2012. En cuanto al exterior, que tan bien funciona, Renault se ha limitado con acertado criterio a someterlo a una evolución discreta que siga contentando a sus muchos adeptos.
Los argumentos del utilitario francés se refuerzan además con la incorporación de una versión híbrida de 135 caballos a partir del primer trimestre de 2020 que completará una gama compuesta de momento por mecánicas de gasolina y diésel. La tecnología E-Tech que él estrena, junto con la nueva plataforma CMF-B de la alianza Renault-Nissan que la alberga, cuenta con una modalidad para híbridos normales como el Clio y otra híbrida enchufable que se embarcará, entre otros, en el futuro Captur, y ambas toman como base un motor de gasolina 1.6.
El Clio híbrido suma a éste dos motores eléctricos de apoyo que se encargan básicamente de poner en movimiento el vehículo y de aportarle un empuje suplementario en carretera, por ejemplo cuando se trata de adelantar. Gracias a un sistema de frenada regenerativa heredado del Zoe, modelo de Renault 100% eléctrico, y a la alta capacidad de recarga de la batería de 1,2 kWh, consigue reducciones de consumo del 40% en ciclo urbano –respecto a un motor de gasolina equivalente– y que alrededor del 80% de los trayectos realizados en ciudad se completen en modo eléctrico, según las estimaciones de la marca.
A la espera de esta versión híbrida, el coche está disponible desde estos días con motores de gasóleo Blue dCi de 85 y 115 caballos, equipados ahora con tecnología SCR para reducir los óxidos de nitrógeno, y con propulsores de gasolina de 100 y 130 caballos. Antes de que termine al año llegará al catálogo un nuevo motor de gasolina de cuatro cilindros (sustituye al tricilíndrico actual) que rinde 75 caballos, y el de 100 caballos podrá combinarse con un cambio automático X Tronic. El Clio se ofrecerá también próximamente en una variante de 100 CV alimentada por GLP (gas licuado del petróleo).
Más habitabilidad interior y maletero
Los diseñadores del modelo han logrado reducir, siquiera mínimamente, el tamaño exterior (supera por poco los cuatro metros de longitud) incrementando al mismo tiempo la habitabilidad, a la que contribuyen también los nuevos asientos, de estructura más fina. El maletero alcanza los 391 litros de capacidad, propios casi de un vehículo del segmento superior, y el conjunto pesa 20 kilos menos que el Clio IV. Otras mejoras de importancia corresponden a la dirección, un 5% más reactiva, el recorrido del freno, acortado un 8%, la resistencia al balanceo de la carrocería, aumentada un 20%, y el aislamiento acústico.
En el interior se ha trabajado para hacer que los materiales y la presentación presenten la mejor calidad no solo percibida, sino también real. En el salpicadero en forma de onda destacan un cuadro de instrumentos enteramente digital de 7 o 10 pulgadas y, sobre todo, la pantalla central tipo tablet de 9,3 pulgadas que agrupa las funciones de información, entretenimiento, multimedia y navegación. La palanca de cambios se ha elevado 13 centímetros para que esté más a mano de quien se pone al volante.
El usuario puede configurar la experiencia de conducción a través del sistema Multisense y sus cuatro programas (Normal, Eco, Sport y MySense, un modo personalizable) que modifican la respuesta del motor y la dirección, el ambiente luminoso, la presentación de la pantalla digital y otros parámetros. La iluminación interior cuenta con una paleta de ocho colores, y el habitáculo se puede personalizar, entre otras maneras, escogiendo el color de la línea del aireador que recorre el salpicadero.
De serie, todas las versiones del Clio disponen de luces full led y las siguientes ayudas a la conducción: reconocimiento de señales de tráfico, indicación de distancia de seguridad, sistema de mantenimiento en el carril y frenado de emergencia asistido con detección de peatones y ciclistas. Dentro del equipamiento opcional encontramos el asistente para atascos y circulación por autopista que la firma denomina Highway & Traffic Jam Companion (disponible en los próximos meses), en el que actúan de forma coordinada el control de velocidad adaptativo con función stop & go y el centrado del vehículo en la vía para ofrecer un nivel 2 de conducción autónoma.
Mientras aterriza en la gama la versión de gasolina de 75 CV, que podrá asociarse a los dos acabados inferiores (Life e Intens), el coche está a la venta entre los 15.600 euros del equipado con motor de gasolina de 100 CV en terminación Intens y los 21.400 euros del R.S. Line con propulsor de 130 CV. Los modelos diésel se sitúan entre los 17.300 euros del Blue dCi de 85 CV Intens y los 19.600 euros del Blue dCi de 115 CV en el acabado intermedio Zen.