El sábado y el domingo muestran sus dos creaciones `La sabiduría de los pájaros´y `Ayekantun, trasladando risas´en el Espacio Patente, un nuevo centro de artes escénicas con impronta más innovadora y alternativa. Ninguna de las obras cuenta con texto. Aye Klauwn muestra con ello su confianza en el cuerpo y su capacidad expresiva.
¿Cuál es el origen de la compañía Aye Klauwn?
Fran: Susan y yo fuimos a buscar trabajo de temporeros en hostelería en Menorca, que es lo que daba dinero en el verano. Fracasamos en el intento porque esto fue en el 2011 y con la crisis había menos trabajo y nos lanzamos a la calle a hacer el payaso que era un lenguaje que teníamos fresco.
Nos pusimos la nariz y nos fuimos a los mismos bares ofreciendo un espectáculo. Ahí surgió la necesidad artística de saber quiénes éramos y cómo nos llamábamos. Queríamos buscar alguna palabra relacionada con el pueblo tribal de Chile, los mapuches. Así que mezclamos palabras de su idioma: aye, que es alegría, con klauwn que significa hombre feliz.
Vuestras obras y vuestro modo de trabajar tienen un gran compromiso social. ¿De dónde surge?
Susan: Nosotros apostamos por dar sin pensar en lo que recibes a cambio, en colaborar. Siempre nos ha gustado la parte del arte escénico comprometido. Fran viene de la educación social y de las artes escénicas. Y yo al principio no lo entendía, ¿cómo vas a ayudar a una persona con el clown si esa persona tiene una necesidad básica que es el comer? Pero fuimos investigando y estaba ayudando a Fran con su tesis (El clown y la acción socioeducativa) y recuerdo una vez que Pepe Villuela nos comentó que estando de viaje con Payasos sin Fronteras una persona le agradeció haberle llevado la vida porque según él otras personas le habían llevado ropa, pero nadie les había llevado esperanza. Y entonces lo entendí.
Fran: Para qué quiere una persona comida y manta, si no quiere vivir.
El Espacio Patente muestra este fin de semana vuestras dos obras `La sabiduría de los pájaros´, con la que recientemente habéis ganado el CreaMurcia y `Ayekantun, trasladando risas´. En ninguna hay texto. Comentadme de la primera.
Susan: Mucha gente que ha visto la obra, luego nos hablan de otros temas que nosotros no estábamos pensando exactamente. Por ejemplo, una amiga me comentó que después de ver la obra había estado pensando una semana sobre la relación que tiene con su pareja.
Fran: Para mi la sabiduría que nos entregan los Pájaros es su ansia de libertad. De querer vivir libres. Esa libertad que te entrega el paso del tiempo y la vejez. Las personas mayores son capaces de recuperar la libertad de la infancia.
Decidimos potenciar el cuerpo y hacer un trabajo que no nos limitará en idioma o cultura. Buscamos un lenguaje universal. Con el gesto y la emoción se cuenta todo. Ponerle palabras nos llevaría a otro espectáculo.
¿Cómo os habéis sentido al ganar el CreaMurcia?
Fran: Hemos sentido reconocimiento y confianza en nuestro trabajo. Un premio siempre da fuerzas e impulso para seguir adelante. Con el premio nos planteamos pagar la construcción y diseño de la escenografía.
Y qué me podéis decir de `Ayekantun, trasladando risas´
Sofía: En Ayekantun también queríamos hablar de temas sociales ya que Susan es chilena y yo estuve cuatro años en Argentina. En mi escuela empecé a hacer circo social con gente pobre en riesgo de exclusión social. El circo es un arma muy positiva porque te genera mucha confianza en ti mismo, porque te superas, juegas con el límite y el desequilibrio para hacer un mortal o una doble altura con un compañero. El día que lo logras tienes la sensación de que puedes con todo y eso para un niño que tiene baja autoestima es genial. Además de la risa, la alegría, aprendes a cuidar al otro…
Susan: En `Ayekantun trasladando risas´ hablamos sobre las fronteras, el viaje. Yo emigré desde mi pueblo de Chile a Alicante. Mis tías se vinieron primero en los años 80, luego mi madre y al año me dijo que viniera. Tenía 17 años y ya tenía pensado estudiar teatro en Chile, pero allí es carísimo. A nivel burocrático es complicadísimo, pasé más de cinco años de ilegal.
Pude estudiar, aun así. En la ESAD puse mi pasaporte. El secretario me dijo que necesitaba los papeles antes de terminar la carrera, pero terminé la carrera y seguía sin papeles, a pesar de intentarlo por mil formas. Al final nos hicimos pareja de hecho Fran y yo. Y todo eso se plasma en la obra. A mí realmente nunca me ha impedido vivir en este país, he vivido tranquila. Aunque hubo un año que llegó el PP y cambiaron una ley y cuando viajaba a Alicante a visitar a mi madre, muchas veces me disfrazaba para que no me pararan porque en el tren se subían policías de civiles y dependiendo de tus rasgos te pedían el DNI. Salía de mi casa con tacones, unas gafotas que me cubrían la cara y el ordenador. Y mis amigos me venían a recoger porque te podían bajar en Orihuela y llevarte a un CIE. Si eres moreno, te paran por la calle. Todo esto lo contamos en clave de humor y poesía para los niños y sus familias.
Sofía: Estuvimos un par de semanas dándole muchas vueltas a la cabeza cómo hablar de algo tan duro y tan serio y cómo contarlo de una forma bella, poética, desde la comedia…
Fran: No pienso que el teatro vaya a cambiar la vida de nadie, pero al menos si puede ofrecer una mirada diferente que te haga reflexionar y preguntarte cosas sobre ti. Nos parece muy importante generar lazos entre la sociedad y la cultura, que no se quede en una mera relación de actor-espectador.
¿Consideráis que la administración pública hace un esfuerzo suficiente para apoyar a las compañías en Murcia?
Fran: Yo no me tendría que estar buscando la vida para favorecer que la cultura llegue a la comunidad o al territorio, eso es responsabilidad de la administración. Creo que falta ese compromiso a nivel global que vaya más allá de sacar unas ayudas. Nosotros no teníamos espacio y Rafa nos ofreció ensayar en el Cuartel de Artillería. Necesitas un apoyo a la producción, pero también es necesario apoyar la creación para que se pueda tener tiempo y no tener que trabajar en otro sitio para ganar dinero.
No se escuchan las necesidades de una persona que termina la ESAD, ni que se profesionalicen las compañías. No veo esas convocatorias públicas que ofrezcan espacios y medios para vivir. La administración también se podría comprometer más también con el Pabellón2 porque hay mucho espacio que se podría utilizar como salas para circo o teatro y ahora solo está accesible la primera planta.