La Chimenea Escénica: del fantasma de la autogestión al circo de los sueños murciano
El próximo martes 27 de marzo se celebra el Día Mundial del Teatro. En el año 1988 el mensaje corrió a cargo de Peter Brook, uno de los más reconocidos directores escénicos del pasado siglo. Brook señaló que en cada pueblo, en cada rincón del mundo hay artistas con una aspiración clara y algo en común, “cada uno, a su manera, aspira a expresar una verdad”.
Uno de esos rincones se encuentra en una nave industrial a las afueras de Murcia donde un grupo de artistas decidieron en febrero de 2012 acondicionar y abrir las puertas de un espacio singular en la Región: La Chimenea Escénica. Como señala Flor Martínez, 43 años, artista circense especializada en acrobacia aérea: “Necesitábamos un espacio para desarrollar nuestras actividades, nuestros entrenamientos, nuestras ganas de dar clase”. Así transformaron una nave industrial, ubicada entre carpinterías metálicas y todo tipo de talleres, en un espacio para la práctica de actividades circenses, teatrales y relacionadas con la danza que en el transcurso de los años se especializó en una escuela y vivero de artistas de circo.
AUTOGESTIÓN
La Chimenea escénica cuenta en la actualidad con más de 700 socios, aunque sólo seis de ellos corren a cargo de la gestión, el mantenimiento del espacio y la asociación cultural. Una tarea ardua que cada final de mes supone la preocupación para cubrir todos los gastos ya que sólamente el alquiler de las naves son 1.500 euros mensuales. Guimelh Martín, 31 años, acróbata y miembro de la compañía circense UpArte apunta: “Los talleres y cuotas de socio no son suficiente. Un año te salvan los cabarets de una compañía, otro año actuaciones en barrios. Vivimos con el fantasma de la autogestión, eso es lo más duro”.
Durante la última década la ciudad de Murcia ha visto nacer y desaparecer numerosos proyectos culturales autogestionados sin ningún tipo de ayuda municipal o regional. Una falta de atención administrativa que, en el caso de La Chimenea Escénica, asegura Flor, obliga a resolver los problemas solos al tiempo que reconoce que no se les da bien pedir ayudas y la tarea más burocrática.
La escena murciana adolece de una estructura de producción o distribución muy sólida, con contadas excepciones como es el caso de Nacho Vilar Producciones. Apenas hay industria cultural en estos dos sectores clave y el apoyo institucional no es suficiente. Como señala Joaquín Lisón, 44 años, director escénico: “Es una carencia por ambas partes. Nosotros estamos acostumbrados a buscarnos la vida y los políticos a gestionar el dinero tal y como ellos lo entienden. No tenemos fe en que esto vaya a cambiar. Es una subcultura, un poco cubana, de buscarse la vida”.
Buena parte de España está sembrada de Escuelas de Circo. Algunos referentes son la Rogelio Rivel en Barcelona o Carampa en Madrid. También hay otras más modestas como la propia Chimena Escénica o el CAU de Granada. Desde hace unos años la Chimenea Escénica pertenece a FEECSE (Federación Española de Escuelas de Circo Socio Educativo). Cuando presentaron el proyecto en uno de los encuentros anuales que celebran los asistentes quedaron sorprendidos al conocer que es una escuela 100% autogestionada sin ningún tipo de ayuda institucional.
NIÑOS Y NIÑAS
Dentro del amplio abanico formativo que ofrecen en sus instalaciones destacan las actividades dedicadas a niños a partir de los tres años de edad, una actividad inclusiva donde niños y niñas hacen lo mismo. “Siempre alucino con ellos. Todos tenemos unos límites pero los niños están más abiertos a explorar y evolucionar a través del juego”, asegura Guimelh, que imparte clases de acrobacia.
Además, señala Flor, se trata de una actividad no competitiva que trabaja la motricidad en su totalidad. Algo que también destaca Ana Rivas, 39 años, profesora de educación física y alumna desde hace cuatro años de Portes acrobáticos. “En mi instituto he elaborado unidades didácticas como el acrosport, muy parecidas a los portes. Es una herramienta muy buena para trabajar la fuerza, la flexibilidad, la coordinación, así como el compañerismo y la cooperación. A los alumnos les gusta mucho cuando los hago”.
Su hijo Arón de seis años asiste a su segundo año de formación en un taller denominado Cirquico y confiesa que lo que más le gusta es el plato chino y pasar tiempo con su amigo Antonio. “Como madre a la edad de mi hijo, que todavía son muy pequeños, las actividades circenses tiene una base motriz tan amplia, de salto, de giro, de equilibrio con los malabares, que son la base de la educación física sigan después con el circo o no”, apunta Ana Rivas.
QUÉ ES EL CIRCO HOY DÍA
Hace tiempo que el circo contemporáneo se abrió a una creación escénica alejada del uso de animales en los espectáculos y se priorizó la creatividad y lo multidisciplinar. El circo ya no es tigres y narices rojas, al menos, no sólo eso. Es significativo que el último espectáculo de El Circo del Sol, Totem, esté dirigido por el canadiense Robert Lepage, uno de los grandes gurús vivos del teatro contemporáneo.
Poco a poco la riqueza y diversidad de estas propuestas llega a espacios teatrales comerciales como el Teatro Circo de Murcia (TCM), que en los últimos años ha apostado por este tipo de espectáculos.
Además, contamos con dos murcianos en élite del circo: Mar Reyes de la compañía Les 7 doigts y Andrés Somoza de la compañía también francesa XY, que en 2016 pasaron precisamente por TCM.
Con cierta resignación, Guimelh, que ha recorrido muchos países con la compañía UpArte, apunta que fuera de España hay un público muy acostumbrado y un respeto hacia la actividad que aquí no se nota. Aunque el hecho de que cada vez existan más escuelas, más profesionales y espectáculos circenses le hace ser optimista. Una actividad circense que en Francia, por ejemplo, forma parte de las actividades de muchos jóvenes y familias, asegura Joaquín Lisón de su país natal.
El circo contemporáneo engloba, a parte de las disciplinas específicas de la actividad, el teatro y la danza. “Existe lo conceptual, lo multidisciplinar. El circo ahora mismo está abriendo nuevos caminos en la creación escénica contemporánea, aunque también hay carencias como en dramaturgia”, apunta Joaquín Lisón.
VIVERO DE ARTISTAS Y COMPAÑÍAS
Bajo el techo de La Chimenea Escénica y de la mano de Vitaly Motuzka, veterano acróbata ruso afincado en Murcia que trabajó durante años en el teatro de Miliki, nació en 2012 la compañía profesional de circo UpArte. Desde entonces han pisado más de 50 escenarios nacionales e internacionales. Una compañía que dedica muchas horas a la formación, entrenamiento y a la propia gestión. Y de la que Guimeh afirma de forma rotunda “Sin un espacio como La Chimenea Escénica, UpArte, no habría nacido”, dice Vitaly.
La cruz del oficio escénico viene siempre de la mano de la supervivencia económica “Mucha gente no sabe el enorme trabajo que hay detrás de la presentación de un espectáculo circense. Llaman para contratarte y te ofrecen una cifra ridícula. Hay que echar muchas horas y trabajar duro para sobrevivir en esta realidad”. Por fortuna para la escena murciana, el próximo 13 de diciembre de 2018 podremos ver su nuevo espectáculo Tensegrity, un nuevo reto enfocado a la técnica de barra rusa y barras fijas.
La existencia de La Chimenea Escénica estos años ha supuesto también la creación y soporte a muchas compañías murcianas: UpArte, Los Menos, Los Equilibrados, Enraiza de danza contemporánea, Circunstacia Teatro o una compañía interna que trabaja fundamentalmente el cabaret y los pasacalles.
Igualmente muchos artistas a nivel individual entrenan y se forman en las instalaciones de La Chimenea. La joven artista circense, Sofía Acosta, que forma parte de Ayeklauwn y de Grupo Puja (compañía de teatro aéreo nominada en los últimos Premios Max a mejor espectáculo de calle) explica la importancia de contar con un espacio así para su desarrollo profesional en Murcia. “La Chimenea Escénica no es simplemente un gimnasio donde ir a entrenar. Es mi estudio de trabajo, mi sala de ensayo, un hogar y casi un templo para mí. Paso más horas en La Chimenea Escénica que en mi propia casa. De hecho, sino estuviera quizás tampoco yo estaría en la ciudad. Los artistas circenses necesitamos este espacio como un biólogo necesita su laboratorio o un carpintero su taller”, afirma Acosta.
En la Región de Murcia hay muchos artistas que trabajan a nivel individual actividades circenses pero como señala Guimelh “el otro día me decían que éramos la mejor compañía de Circo de la historia de Murcia. Y lo puedes decir porque no hay otra”.
REFERENTES
Había una vez un circo, varias generaciones de jóvenes en España crecieron tatareando estas y otras canciones del Teatro de Miliki. Los payasos de la tele.
Flor Martínez reconoce que se nutrió de artistas callejeros en su país natal, Argentina, antes de llegar a España en 2005. Éstos incorporaban números circenses en sus presentaciones en el espacio público. “Podías encontrar sitios en la calle donde se hacía circo. Aquí está más reglado lo que se puede hacer en un parque o espacio público. Europa es más de festivales”, explica Flor.
Joaquín Lisón por su parte reconoce en sus referentes a la propia Flor: “Estábamos en la Fragua y un día aterrizó Flor y colgó su tela. Pensaba que era algo que no podía ocurrir en Murcia. Después me enteré que hay generación más joven que empezaron en otros lugares como la Nave de Puente Tocinos”.
Guimeh se remonta al propio circo capitaneado por el mítico Miliki Aragón y a Vitaly. El veterano acróbata ruso tiene 57 años, y está vinculado al mundo del circo desde los 4 años, edad en la que empezó a formarse. Es el entrenador de la compañía UpArte y enseña disciplinas circenses a jóvenes generaciones de artistas. Su último trabajo antes de prejubilarse (en Rusia los acróbatas después de 20 años de trabajo tiene derecho a prejubilarse) fue, precisamente, en el Circo del Arte de Miliki Aragón. Acabó en Murcia por amor y en La Chimenea Escénica ha encontrado un lugar donde seguir vinculado al mundo del circo, entrenar a jóvenes acróbatas y plantear nuevos retos personales.
“El circo necesita gente fuerte y valiente porque es peligroso. Y además necesitamos más medios circenses para poder evolucionar, pero hoy por hoy no tenemos dinero”, dice Vitaly. Reconoce que en el futuro le gustaría montar un gran número de circo con una veintena de acróbatas.
EL FUTURO
Por La Chimenea Escénica ha pasado mucha gente a lo largo de estos seis años. Compañías que han actuado en el Teatro Circo y se han acercado a sus instalaciones para entrenar antes o actuar. Ha habido conciertos, muestras de teatro, monólogos, números de magia, talleres intensivos relacionados con la danza o el teatro, ha sido sede del Festival Decorrido e incluso espectáculos de alumnos de la ESAD.
Y además, muchos niños se han formado en la escuela de circo de La Chimenea Escénica. Niños, que se dediquen o no a las artes escénicas “crecerán y habrá más cultura de circo que hay ahora” tal y como afirma Guimeh.
En el futuro inmediato se plantean la posibilidad de dar un paso más y convertirse en una escuela preparatoria de circo. “El nuevo enfoque consiste en ofrecer una formación continua en circo estructurada en cuatro años. Una formación oficial de circo, al igual que otras comunidades”, afirma Guimeh.
A pesar del sacrificio, como reconoce Lisón, que supone mantener un proyecto de esta naturaleza vivo, “aquí hay que venir a limpiar y pagar todos los meses. No somos profesores de la ESAD con un sueldo fijo, me gusta la vibración de este tipo de proyectos en los que siempre me he visto vinculado”. La Chimenea Escénica tiene en su haber un grupo de artistas vocacionales y con una enorme fe en un oficio tan antiguo como el teatro. Para concluir, parafraseando a una famosa folklórica española, el fuego escénico está encendido y la leña arde en una Chimenea, ojalá, cargada de futuro.