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“La fotografía es un refugio de almas perdidas”

Gustavo Alemán, fotógrafo, galerista, comisario y docente

Javier Castro Flórez

Gustavo Alemán (Murcia 1977) es un entusiasta de la fotografía y uno de los agentes más activos en este campo en nuestra región. Fotógrafo, galerista, comisario, docente, Gustavo ha hecho casi de todo en el campo de la imagen.

Actualmente coordina el ciclo PANORAMA del Cendeac que busca dar visibilidad a los fotógrafos murcianos y además participa e impulsa muchos otros proyectos.

Por decirlo a bote pronto, en la fotografía lo has hecho todo. Si se suele decir de alguien que es cocinero antes de fraile, tú has sido todo: desde  el que cultiva la verdura en el campo hasta el comensal que la disfruta en un restaurante. Más que preguntar sobre lo que haces uno se sorprende pensando si hay algo que no hayas hecho. Además de fotógrafo, galerista, editor, comisario, visionador, promotor de mil ideas utópicas... ¿te queda algo por hacer? Ahora mismo estás colaborando con el CENDEAC en dos proyectos diferentes, impulsando HANGAR y coordinando el ciclo PANORAMA. Me gustaría comenzar, antes de hablar de esos proyectos, preguntándote de dónde viene esta pasión por la imagen.

Tengo la sensación de que mi trayectoria es de esas cosas que parece bastante más lustrosa de lejos de lo que en realidad es. Todos esos pequeños hitos que mencionas son ciertos, y es para mí un privilegio haber podido estar tanto tiempo desarrollando actividades en torno a la fotografía, pero creo que el que hayan sido tan variadas dice sobre todo algunas cosas de mi carácter (no todas ellas positivas) y de lo precario de este mundo de la cultura en el que nos movemos. 

Yo llego a la fotografía de una manera completamente accidental. Siempre he estado fascinado por el cine y llegó un momento en que quise estudiar alguna cosa en Murcia que tuviera alguna relación. Pero no con ningún verdadero interés profesional sino por el deseo de aprender más y de sentirme más cerca de las cosas que amaba. Resultó que los estudios que elegí (el grado de Imagen) no tenían casi nada que ver con la imagen en movimiento y sí mucho que ver con la fotografía. Yo no soy de los de cámara de fotos por la comunión y mi relación con la misma hasta ese momento era básicamente de fotos de viaje y de eventos familiares. Pero quedé inmediatamente fascinado y de alguna manera difusa intuí ya desde el principio que todo eso de la fotografía era una herramienta poderosa para transmitir todo tipo de cosas. Aunque yo tardé mucho en saber qué es lo que quería transmitir yo. Eso, hace algo más de quince años, fue el principio del camino para mí.

Siempre digo, aunque no creo que sea una idea enteramente original, que la fotografía es un refugio de almas perdidas. Es una actividad misteriosa, muy sencilla pero capaz de una enorme profundidad y con muchos elementos que enganchan. Yo soy una más de esas almas perdidas atraídas a ese lugar tan extraño y familiar a la vez.

Es interesante que la mayor parte de ese camino del que hablas lo hayas recorrido en un tiempo de vacas flacas... incluso ni de vacas, sino de cabras. Tras una época de una enorme actividad fotográfica con hitos como la enorme de exposición “Fotografía en la Región de Murcia” que comisarió Díaz Burgos, los diferentes Fotoencuentros, la actividad del tristemente cerrado Cehiform, el Centro histórico fotográfico de la región de Murcia o plataformas como Mestizo, todo se viene abajo con el meteorito de la crisis. Tus proyectos como la galería Gatos de Marte o actualmente la editorial Fuego Books surgen, sin embargo, como milagros al margen de ayudas públicas. En este sentido eres un rara avis porque siempre has apostado tus propios recursos en tus proyectos. Mirando hacia atrás qué balance haces de aquel momento boyante de las políticas culturales en el campo de la fotografía y qué piensas que ha quedado, qué bases desde las que construir.

Para bien o para mal yo empecé a involucrarme en el mundo de la fotografía cuando muchas de las cosas que mencionas ya habían sucedido o estaban llegando a su fin. Creo, desde una visión un tanto ingenua quizá, que las épocas de vacas gordas no son especialmente provechosas para la cultura. No es que quiera ensalzar la precariedad y el buscarse la vida, pero sí que tengo la sensación de que en esas épocas se apuesta mayoritariamente por un arte y una cultura que refuerza los valores de la clase dirigente del momento, que en cierto modo “compra” una legitimidad social y cultural con dinero público. A eso se le une que la fotografía es, en gran medida, una actividad muy conservadora, en la que muchas veces se apuesta por reforzar lo que ya sabemos o mostrarnos lo que conocemos de una forma estética, recurriendo con frecuencia a una mirada nostálgica al pasado. Al final todo depende, y hay muchos enfoques posibles, de cual crea cada uno que es la función del arte y la cultura. Yo estoy lejísimos de ser un experto en la materia, y tampoco estoy seguro cual es la mejor manera, pero creo que idealmente las instituciones públicas deberían también acoger manifestaciones artísticas de índole crítica y reflexiva y no solo las basadas en entretener al público o contarles de una nueva manera lo que ya conocen.

Esos tiempos de apoyo institucional dejaron, no obstante, un poso que aprovecharon personas individuales como Mónica Lozano y su asociación Cienojos, que durante años tuvieron una magnífica labor de difusión de la fotografía en la Región. La sensación que me queda, más allá de tesituras políticas o económicas, es que la iniciativa personal es fundamental para poner en marcha toda esta clase de estructuras pero no es suficiente. Todas las iniciativas en las que una persona tira del carro creo que deben tomar medidas para evitar su desaparición cuando el cansancio, el desgaste u otras circunstancias vitales hagan dar un paso al lado a dicha persona. Pienso con frecuencia en esto, y creo que compartir la carga y redistribuir la ilusión entre más personas es la única manera de seguir adelante.

Gatos de Marte, nuestra pequeña galería de Arte (2009-2012) y Fuego Books son iniciativas minúsculas y deficitarias, puestas en marcha con más entusiasmo que conocimientos y dependientes en gran medida de un apoyo familiar que, por supuesto, no puede ser ilimitado. Parten ambas de la idea de que ha de existir un público interesado en la cultura que esté dispuesto a consumir fotografía. Pero no es fácil llegar a él si de hecho existe, y la tarea de crearlo es una en la que se avanza muy lentamente. Creo que todo suma y que en cada charla que montamos en la que vienen veinticinco personas, el enfoque correcto es fijarse en esas personas que han acudido a, con suerte, aprender algo o llevarse algo nuevo en que pensar a casa, y no en las incontables que podrían haber acudido y han elegido otra cosa.

Ahora mismo estás involucrado en varios proyectos en colaboración con el CENDEAC pero me gustaría que me hablaras especialmente  de dos que creo que tienen esa filosofía de construir poco a poco: por una parte el proyecto HANGAR que acaba de nacer y la convocatoria PANORAMA que se realiza por segundo año.

HANGAR es una de las cosas ms inciertas pero estimulantes que he contribuido a poner en marcha. Creo que hace falta un poco de contexto: durante años, en Murcia, las diferentes iniciativas fotográficas han consistido principalmente en traer autores de fuera a que nos contasen sus proyectos exitosos. Estas charlas y conferencias siempre funcionan bien, pues suelen recurrir a nombres conocidos con una gran trayectoria. En el último par de años, el colectivo al que pertenezco, underphoto (formado por Agus Bres, Pepa González, Pascual Martínez, Vincent Sáez y yo mismo), ha intentado matizar un poco esa fórmula. Mediante el ciclo de charlas Full Frame hemos traído a Murcia a autores más jóvenes, con propuestas más contemporáneas y el énfasis no ha sido tanto celebrar sus éxitos sino aprender de su proceso creativo, proyectos fallidos incluidos. Nos parecía que este enfoque podría ser más útil a la hora de estimular a la gente que empieza o que intenta armar su lenguaje fotográfico. Pero finalmente nuestra visión es limitada, tenemos como todo el mundo nuestras filias y nuestras fobias y en el fondo es un poco reduccionista que la actividad fotográfica en un sitio como Murcia se limite a lo que unos señores (y una señora, la gran Pepa González) decidan programar con la complicidad de una institución pública. Creemos que es necesario que esa actividad conviva con otras y que, aunque sea más difícil de poner en marcha, mas que decidir nosotros sobre qué actividades fotográficas se podría trabajar, lo que es más sano y más pone cimientos para el futuro es preguntarle a las personas interesadas qué les apetecería construir y, aprovechando nuestra experiencia, ayudarles a llevarlo a cabo de la manera más horizontal posible. Este “pasar el micro” antes de que la fatiga, el desgaste o cualquier otra circunstancia nos haga apartarnos nos parece la mejor manera.

Mi compañero de underphoto Agus Bres y yo mismo contemplamos HANGAR como un grupo de trabajo que acoja en su seno otros pequeños grupo cuyos objetivos, modo de trabajar y funcionamiento decidirán sus propios miembros, y a los que nosotros como coordinadores apoyaremos en cuanto necesiten. Lo sencillo en todo esto sería decidir nosotros qué temas son los interesantes, sobre que asuntos trabajar, pero nos parece que lo razonable es dejar que los integrantes de HANGAR pasen de espectadores a protagonistas. Esto causa una lógica zozobra, porque no estamos acostumbrados a que nos pregunten nuestra opinión ni nos den carta blanca pero, con la lógica lentitud de un proceso así, esperamos construir muchas cosas.

Respecto a PANORAMA, parte de una filosofía similar. Aunque agrupar a los artistas y creadores mediante criterios geográficos o generacionales siempre tiene sus peligros, creemos que montar un pequeño ciclo de charlas en las que se dé la oportunidad a artistas visuales que usan la fotografía en nuestro entorno de compartir su trabajo con el público de Murcia es un empujón que puede ayudarles a ellos y a personas en su situación. Al final, la fotografía es una actividad en la que caben casi todos los tipos de acercamientos y temáticas. Un ciclo como PANORAMA pretende celebrar la vitalidad de esa actividad y propiciar su crecimiento y la publicación de pequeñas fichas resumen con los trabajos seleccionados el año pasado y la posibilidad de recopilar todos los proyectos este año en un libro creemos que es un muy buen reclamo. El año pasado recibimos más de 70 propuestas, con la alegría añadida de que más del 50% eran de mujeres. Esperamos que en esta edición, en la que Agus Bres y Aíta Salinas, dos de los seleccionados el año pasado, se incorporan al jurado de selección, superemos esas cifras.

Para terminar me gustaría que, como si pudieras pedir un deseo al genio de la lámpara, me contaras qué te gustaría que ocurriera en la fotografía en Murcia en un horizonte de unos cinco años.

Creo que imaginar un escenario muy concreto es una de las maneras más seguras de equivocarse pero allá vamos. En cinco años me gustaría que personas que hasta ahora se han mantenido en silencio como espectadores de nuestras charlas o directamente en su casa estuvieran capitaneando iniciativas que no se limitasen a ser una version low-cost de lo hecho en otros sitios sino actividades inspiradoras, novedosas y que contribuyeran no solo al crecimiento  de la fotografía a nuestro alrededor sino, puestos a soñar, a construir una sociedad más justa, más crítica y con ideas nuevas.

Me gustaría que hubiera una fotografía para todos los públicos y una escena alternativa e independiente, que se lanzaran más publicaciones, pequeñas y grandes, que se escribieran más blogs, o canales de Youtube o cualquier cosa que inventemos en el futuro. Que haya más exposiciones de fotografía, en salas públicas, privadas y en espacios novedosos. Que volviera a haber un festival en Murcia que tuviera repercusión en la ciudad y que combinase lo lúdico, lo crítico, la mirada a los logros del pasado pero también una especial atención a las nuevas visiones. Que no haya una visión monolítica ni única sino un debate con muchas voces distintas y diversas en el que todo pudiera caber. Que esa chica que ahora está en el instituto y quiere contar cosas encuentre en la fotografía una manera valiosa de relacionarse con el mundo.

La fotografía es una actividad muchas veces silenciosa y solitaria, y nos asalta la duda con frecuencia. Quiero que no nos sintamos tan solos en este camino a no sé bien todavía donde. Ojalá mucha gente se una a nosotros en esto.

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